Un equipo de investigadoras firmó un convenio con Amsafé para desarrollar el proyecto que busca establecer los daños a la salud entre los trabajadores docentes de contextos rurales.
Por Carina Bazzoni
La ruta provincial 18 cruza el corazón del sur agropecuario de la provincia. Son unos 70 kilómetros de asfalto que se extienden desde Rosario hasta la localidad bonaerense de Pergamino. Es también el lugar donde un grupo de investigadoras del Conicet junto a la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé, el gremio que agrupa a la docencia de escuelas públicas) desarrollarán una investigación inédita para determinar las consecuencias de la contaminación ambiental en la salud de quienes trabajan en las escuelas.
El proyecto se denomina "Docentes rurales y salud", y abarca a los educadores que trabajan en escuelas del ámbito de la ruralidad, en Rosario, Villa del Plata, El Caramelo, Alvear, Piñero, Álvarez, Coronel Domínguez, Uranga, Acebal, Pavón Arriba, Santa Teresa y Peyrano, las localidades que se extienden a la vera de la ruta 18.
Desde hace tiempo, Amsafé está denunciando las complicaciones a la salud que existen entre los maestros de estos establecimientos, principalmente relacionadas con la fumigación de campos con agroquímicos. "Ahora decidimos hacer un estudio más profundo para acceder a información científica sobre las consecuencias que tiene la contaminación ambiental para la salud de los docentes que trabajan en contextos rurales", explicó Gabriela Meglio, secretaria adjunta de Amsafé Rosario.
Para eso, desde el sindicato están convocando a maestros y profesores que se desempeñan en escuelas rurales para sumarse a la investigación. Pueden participar del estudio personas de entre 25 y 60 años, que no tengan enfermedades crónicas. En forma anónima se les realizará una entrevista y se les tomará una muestra de saliva para analizar.
Meglio destacó que es la primera vez que en la provincia se llevará adelante una investigación de esa magnitud. "La Asamblea de la Ruta 18 realizó análisis del agua que arrojaron presencia de contaminantes en las napas, pero es la primera vez que el tema se enfoca en la salud de los trabajadores de la educación", señaló.
En total, en la provincia hay unas 800 escuelas rurales. En cada establecimiento trabajan entre uno y diez docentes, en función de la cantidad de alumnos y de grados. Más de una vez, desde el gremio denunciaron que las fumigaciones de agrotóxicos llegaban hasta la puerta de las escuelas, incluso cuando alumnos y docentes estaban dando clases. "Ahora queremos contar con información científica sobre las consecuencias que tiene esta actividad", consideró.
La investigación
El trabajo quedará en manos de un equipo interdisciplinario de científicas del Conicet, especializadas en estos temas tanto desde la biología como desde las ciencias sociales, que se presentaron y obtuvieron un subsidio para financiar la investigación.
"Nuestra tarea consiste, por un lado, en analizar muestras genéticas de docentes rurales de la provincia de Santa Fe. Pero también indagar sobre cómo las y los masetros perciben su ambiente de trabajo", detalló Lucía Caisso, especialista en Antropología de la Educación, que lleva tiempo relevando temas relacionados con el ambiente y experiencias educativas en escuelas rurales de nivel primario de la región pampeana.
Concretamente, indicó, se entrevistará a los docentes sobre si se sienten expuestos a contaminantes en su trabajo, su estado de salud y si asocian las enfermedades con su actividad laboral. Después, las biólogas observarán si en las muestras de laboratorio existen aberraciones cromosómicas vinculadas a la contaminación ambiental.
Caisso advirtió que "hay muchos docentes rurales que perciben que desarrollan su tarea en un ambiente contaminado" y apuntó que si bien el problema más estudiado es la contaminación por fumigaciones no es el único. También hay escuelas que están en cercanía de basurales, que suelen incendiarse, o que se abastecen de agua con altos niveles de arsénico.
La investigadora señaló que a nivel mundial existen varios estudios realizados sobre poblaciones expuestas a contaminantes ambientales, sobre todo en relación al impacto entre los trabajadores agrícolas. Pero hasta ahora no se había tomado como objeto de estudio la docencia rural desde una perspectiva de la salud ocupacional.
En Córdoba y Buenos Aires hay antecedentes de investigaciones sobre genotoxicidad, pero en Santa Fe la labor científica se enfocó sobre la contaminación en napas de agua, animales anfibios o se abordaron los riesgos en poblaciones humanas desde una perspectiva epidemiológica.
La resistencia a un modelo
En la década del 90, el país cambio su modelo de producción agropecuaria. El viejo sistema de producción tradicional se transformó completamente a partir de los sistemas de siembra con semillas genéticamente modificadas que necesitan ser tratadas con agroquímicos para el control de plagas, enfermedades de las plantas y malezas, con el objetivo de generar altos rendimientos. El producto más utilizado en los cultivos extensivos de los campos santafesinos es el cuestionado glifosato.
"Es un modelo irresponsable que no repara en los daños que puede ocasionar", apuntó Gustavo Ludueña, vecino de la localidad de Álvarez y referente de la Asamblea de Pueblos Fumigados de la Ruta 18, o “La 18”, como se la llama habitualmente
El grupo comenzó a reunirse hace cinco años para denunciar las consecuencias de la aplicación de "distintos venenos" en los campos de las localidades que se extienden a lo largo del corredor vial. Otras organizaciones llevan más tiempo peleando por el mismo tema, algunas más de una década.
"En la legislatura provincial ya presentamos varios proyectos para alejar las fumigaciones de los pueblos. Pero no hubo avances. Todos los intentos por modificar la ley de productos fitosanitarios (Nº 11.273) se cayeron. En 2019 logramos que una iniciativa tuviera el aval de Diputados, pero como el Senado no abordó el tema, perdió estado parlamentario", señaló.
La ley provincial actual prohíbe la fumigación a 500 metros de los cascos urbanos, pero deja a libertad de municipios y comunas regular sobre los productos considerados de banda verde y azul, en estas categorías se encuentra el glifosato.
Vega reconoce que a nivel municipal hubo intentos para reglamentar su aplicación, "algunos obligados por algún fallo judicial y otros, a partir de la lucha de vecinas y vecinos, avanzaron en modificaciones y de un límite de 0 metro para la aplicación de agroquímicos pasaron a una distancia de 100 a 150 metros, que no son nada pero que de alguna manera sientan precedentes sobre el daño que esos productos imprimen en el ambiente y en la salud de las personas".
Hace tres años, la comunidad educativa de la escuela del paraje El Caramelo, en la localidad de Villa Amelia denunciaron la actividad de un avión mosquito que fumigaba los campos justo cuando los alumnos estaban por terminar el día de clases y sus padres y madres los esperaban en la puerta.
"Allí antes se fumigaba contra el alambrado y actualmente la comuna tiene una ordenanza que prohíbe aplicar agrotóxicos a una distancia menor de 200 metros de establecimientos educativos", recordó Ludueña. En otras comunas, hay aún mucho camino por andar.
Los docentes de escuelas rurales que quieran sumarse a la investigación que indaga sobre las consecuencias de la contaminación ambiental en su lugar de trabajo pueden comunicarse a los teléfonos 341-6-482718 (Gabriela) y 341-3-477485 (Valeria).
Fuente:
Carina Bazzoni, Escuelas fumigadas: el Conicet hará un estudio inédito sobre contaminación ambiental, 14 abril 2024, La Capital.
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