El día de Año Nuevo 2024 sufrió un nuevo terremoto cuyo epicentro estuvo frente a la prefectura de Niigata donde se encuentra la inactiva central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, que la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) pretende volver a poner en funcionamiento. La desconfianza local lo venía dificultando y ahora el terremoto se supone, terminará por cancelar el intento.
Por Juan Vernieri
Este nuevo fuerte terremoto ha puesto de relieve la exposición del país a las catástrofes naturales, creando dudas sobre la puesta en marcha de centrales inactivas desde 2011. El terremoto de magnitud 7,6 del lunes, que ha matado a más de 200 personas en la región de Hokuriku, ha destruido infraestructuras y ha dejado hogares sin electricidad, se produjo días después de que los reguladores levantaran la prohibición de funcionamiento de la mencionada central nuclear que se encuentra a unos 120 kilómetros del epicentro del sismo.
Tras el terremoto del 1 de enero, Tepco reconoció que se había derramado agua de las piscinas de combustible nuclear de la central, pero dijo que los niveles de radiación eran normales. En otras centrales sucedió lo mismo y además hubo fugas de aceite.
A raíz del siniestro de Fukushima, en 2011 se emitió una cantidad de cesio-137 radioactivo equivalente a 168 bombas de Hiroshima. Tras la revocación de las órdenes de evacuación en 2022, la población residente pudo regresar finalmente a los municipios de la zona afectada, pero solo lo hizo el 18 %. El pueblo desconfía.
Un reactor nuclear ubicado en la prefectura central de Fukui, con más de 40 años de antigüedad, fue reactivado tras contar con el visto bueno del regulador nipón. Permaneció inactivo una década.
Un grupo de residentes de zonas cercanas a las instalaciones nucleares han presentado una demanda en un tribunal local dirigida a detener las operaciones del reactor por los riesgos que consideran que acarrea, en línea con otras acciones judiciales contra otras plantas que han logrado revertir los planes de las operadoras. El pueblo desconfía.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, y la mafia nuclear patrocinada por el gobierno, tratan que los peligrosos y antiguos reactores nucleares, sigan funcionando durante las próximas décadas y proyectan construir nuevas plantas atómicas. Fumio Kishida promueve la expansión militar. ¿Inconciencia o locura?
Es hora de volver a recordar Fukushima en bien del futuro de Japón y de la humanidad.
La ciudad de Futaba es el último municipio en el que se ha revocado la orden de evacuación que se decretó a raíz de la catástrofe en la zona afectada. En 2022 se levantó la prohibición de permanecer en esta ciudad que alberga la planta nuclear n.º 1 de Fukushima. Sin embargo, ni siquiera el 1 % de las personas residentes han vuelto a sus hogares. El pueblo desconfía.
Todavía no se ha especificado el destino final de los suelos contaminados de Fukushima, que se han transportado a espacios de almacenamiento temporal. Además, no se han tomado muestras de los restos de combustible nuclear fundido, que ni siquiera ha sido evacuado.
En esta situación, el gobierno japonés prevé reciclar los suelos contaminados para utilizarlos en obras públicas. ¿Inconciencia o locura?
Ya se empezaron a verter en el océano más de un millón de toneladas de agua tratada procedente de la maltrecha planta nuclear. Se teme que ello causará más perjuicios económicos a la pesca y la agricultura. Los pescadores reclaman y se oponen. El pueblo desconfía.
La catástrofe nuclear de Fukushima, así como otros accidentes, demostró de nuevo que no se pueden controlar los reactores nucleares. Zonas costeras de Fukushima se encontraron en una situación horrorosa, como si hubieran sido arrasadas por un bombardeo aéreo.
El pueblo lo tiene muy claro: Una vez ocurre una catástrofe nuclear, se precisan alrededor de medio siglo o más para que la población afectada reconstruya sus vidas, llena de temor por la exposición a la radiación.
Muchos trabajadores afectados a las tareas de desmantelamiento de reactores nucleares, estarán condenados a sufrir un grave deterioro de su salud durante muchos años.
A pesar de esta situación, Fumio Kishida y la mafia nuclear invocan de nuevo el mito de la seguridad. No solo el gobierno japonés, sino también los gobiernos del este de Asia se resisten a renunciar a la energía nuclear. Esto se debe al enorme poder del lobby y al fuerte vínculo existente entre la energía nuclear y el armamento nuclear. ¿Inconciencia o locura?
Pareciera que no advierten que las centrales nucleares son “talones de Aquiles” en caso de guerra.
Actualmente en toda Europa están con un ay en la boca, en cualquier momento puede caer una bomba sobre alguno de los 15 reactores de las 4 centrales ucranianas.
Solo quienes viven de la energía nuclear, creen en ella.
El pueblo desconfía. ¿inconciencia o locura?
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