martes, 5 de diciembre de 2023

Las malditas apuestas online (Parte 2)

Por Mario Mazzitelli

Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En 1982 y en 20 - 23.

En 1982 instale y puse en marcha una ferretería (herramientas, sanitarios, electricidad, pintura, etc.) en una buena esquina de un barrio del GBA. No doy nombres para no irritar a la autoridad. A 40 metros, cruzando la calle, estaba (está todavía) la Comisaría. Enfrente, en la esquina en diagonal a la ferretería, había un bar. Construcción muy vieja (que aún sigue en pie) con un mobiliario que dejaba traslucir la antigüedad de su inauguración. Mucha gente entraba y salía. Muy pocos se quedaban a tomar algo. “Muchos dados, poca consumición”. Las malas lenguas decían que se jugaba a la quiniela ilegal (ignoro si era la única que existía en aquel tiempo) Agregaban (seguramente de solo mal pensados) que las autoridades policiales eran parte de la tramoya. Parece que ya (en aquel tiempo) una parte de la recaudación del juego iba a la policía y en coche viajaba a la política. Lo paradójico es que no gobernaban los políticos, sino la militares (estábamos en la agonía de la dictadura, pero todavía era dictadura) El asunto es que (me lo señalaron quienes saben mucho más que yo) en aquella época para apostar en esa timba se necesitaba ir físicamente al lugar. Entrar al boliche y apostar, correr algún riesgo (aunque estuviera enfrente la protección policial) además había algún límite (dado que el quinielero le ponía un máximo a la apuesta para no asumir el riesgo de pérdidas exageradas) Como veremos todo siguió y todo cambió en pocas décadas.

En el mismo lodo todos manoseaos”

La selección nacional y algunos de los clubs más populares de Argentina ya tienen sponsors que son empresas de apuestas online. Modernas empresas tecnológicas que facilitan la comodidad del "cliente" hasta el extremo de poder apostar en todo tiempo y lugar. ¿Con la complicidad de la dirigencia del equipo de tu preferencia? ¿Mi club no podría actuar en contra mío? ¿No es así mamá

La selección argentina tiene a BetWarrior, Boca y Racing (Betsson), River (Codere), Vélez (Bplay), Estudiantes de La Plata (Bplay), Newell's Old Boys (City Center) y Rosario Central (City Center)

BetWarrior “es una plataforma de apuestas deportivas y casino online con el diferencial de ser un producto ―mobile first―. Desarrollado por expertos para dispositivos móviles mediante el uso de tecnologías de aprendizaje automático e inteligencia artificial”.

Betsson tiene sus raíces en Suecia, pero opera con licencia del pequeño país de Malta. (Para que vayamos tomando nota, la República de Malta es un archipiélago en el Mar Mediterráneo, cuya superficie es menor a la del municipio de “La Matanza” en Buenos Aires. O, dicho en otros términos, es 70 veces más pequeña que la provincia de Tucumán)

Dice su presentación: “Betsson te ofrece la posibilidad de probar la modalidad de apuestas en vivo para apostar en tiempo real…”, “Aposta en partidos de fútbol, básquet, tenis y más ―todo completamente en directo”, sigue “Conoce bplay Argentina, el mejor sitio para realizar apuestas online, jugar al casino, póker, ruleta y más desde cualquier lugar. Diversión garantizada…” Habla de apuestas.

Codere tiene 13 salas de juego en la Provincia de Buenos Aires. Garitos le decían en otros tiempos. Más de 6.800 máquinas en bingos, casinos, hipódromos. Tiene su origen en España. Pero parece que sus principales accionistas son grandes fondos de inversión. Por ejemplo: Davidson Kempner y PGIM son estadounidenses, mientras Júpiter es inglesa, etc. ¿Cómo se promociona? “Somos el mayor operador en el sector del juego en la provincia de Buenos Aires, el mayor operador de salas de juego en México y operador líder de juego en otros mercados en crecimiento como: Italia, Panamá, Colombia y Uruguay” Habla de juego.

A esta altura ya corresponde una pregunta ¿Nadie pensó que a través de esta actividad legalizada se pueden lavar dineros provenientes de actividades ilegales como el narcotráfico, la trata de personas o la venta de armas? ¿Están distraídos?

¿Y el poder político?

¿Por qué el poder político se involucra en este tema? Tomemos el ejemplo de la provincia de Buenos Aires y CABA. La respuesta nos la brinda el periodista de investigación Hugo Alconada Mon: “…los gobiernos de Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta…necesitan sumar ingresos a las arcas públicas tras el parate económico de la pandemia, con la merma consiguiente en la recaudación pública”. ¿Pero debería el Estado involucrarse en una actividad fuertemente cuestionada desde hace más de 100 años en Argentina?

Observemos la respuesta de un funcionario público al periodista de La Nación: “El juego online existe hace años, pero clandestino. Le doy un ejemplo: había 6500 lugares donde se estaba vendiendo una tarjeta prepaga que servía para apostar online”, “Lo único que se hizo es tratar de regularizar la situación y que la provincia recaude por una actividad ya en marcha, como lo hace con el resto del juego”. Sigue Mon: “Desde la Lotería porteña…ofrecieron un ejemplo similar. Denunciaron ante la Justicia la existencia de más de 950 websites ilegales que permitían las apuestas online clandestinos…” Sorprendente. Si eran clandestinas es que se trataba de un delito castigado por la ley. Como el Estado (a través de sus funcionarios públicos) aparece impotente, se une a la actividad y recauda para el fisco.

Lo que no dicen los funcionarios es que muchas campañas electorales y vicios de la política también se financian con los frutos del juego. Pero ese dinero es en negro. Lógicamente. No aparece en ninguna contabilidad. Pero aparece, como ya veremos.

¿Y los servicios de inteligencia?

Seguimos con Hugo Alconada Mon: “Del espionaje al juego. Mientras estuvieron al frente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas (el amigo de Mauricio Macri que “inexplicablemente” paso de intermediario para la compra y venta de jugadores, a la jefatura de los servicios de inteligencia de Argentina) y Silvia Majdalani jugaron un rol preponderante para que algunos de los grandes empresarios del juego en la Argentina tejieran alianzas con firmas internacionales interesadas en poner un pie en el negocio de las apuestas online…” Es que una legislación de épocas de María Eugenia Vidal que se prolongó durante el período de Axel Kiciloff, exigía la participación de empresas nacionales asociadas a extranjeras con más experiencia en el rubro. ¿Qué mejor que utilizar las relaciones del submundo de los servicios de inteligencia para aceitar “desinteresadamente” esas asociaciones?

Así Axel Kiciloff otorgo 7 licencias por 15 años a:

William Hill (integrada por “ArgentBingo”, a cargo del Bingo Moreno, y William Hill), Bet365 (Bingo Berezategui y Bet365), Playtech (Casino de Tandil y Dynamo Tyche), Bplay (Boldt y 888), BetWarrior (de Binbaires e Intralot), Betsson (Casino Victoria y Grupo Bettson), y Pokerstars (Atlántica de Juegos, a cargo del Bingo de Chivilcoy y Stars Interactive Ltd).

Mientras que Horacio Rodríguez Larreta lo hizo por 5 años con estos 7:

Boldt, Betsson, Ibiza, Upline, Betway, Ondiss y Codere.

Algunos ganadores.

De esta manera según relata el periodista Rodolfo Lara: “Daniel Angelici (ex operador judicial todo terreno de Mauricio Macri y ahora cercano a Alberto Fernández), su socio Daniel Mautone (propietario de 32 bingos) y el múltiple empresario K Cristobal López, sacaron bolillas premiadas. La situación de López marca su regreso "formal" al negocio del juego.” Son parte de los grandes ganadores.

Los rasguñados.

Aunque todos fueron golpeados por las fotos que mostraban a Martín Insaurralde con Sofía Clerici, navegando en un yate lujoso por el Mar Mediterráneo, partiendo de Marbella, España; escupiendo en la cara al 60% de pibes pobres, a 5 millones de hambrientos y a una población desencantada con la democracia; nada cambio en las altas cumbres. Todo sigue igual. O peor.

Los perdedores.

La ludopatía es una enfermedad. Es el impulso irrefrenable por apostar dinero. Siempre en la expectativa de ganar. Y siempre perdiendo. Mucha gente perdió fortunas en la desesperación por recuperar, en una próxima jugada ganadora que nunca llega, todo lo perdido hasta ese momento. Llevando a la ruina a su familia y a sus seres queridos. No todos los apostadores la desarrollan. Pero al estimularla desde los ámbitos más apreciados por las personas: la selección, los clubs, el Estado…se ensanchan las posibilidades de que más gente termine arrastrada al desastre. O simplemente perdiendo dinero, como resulta en casi todos los casos. No se trata de reprimir. Sí de imponer límites (en la Escuela NO, etc.) de habilitar las empresas de apuestas solo para asociaciones con fines benéficos (cooperadoras de hospitales, escuelas, Caritas, etc.) y desestimular a tal punto las apuestas clandestinas que nadie tenga ganas de superar ese umbral.

El tabaquismo es una enfermedad que ocasiona infinidad de males. Nunca se prohibió (salvo lugares cerrados, trenes, bares, colectivos, etc) Sería un error. Pero la propaganda en carreras de fórmula 1, en la TV, en gigantografìas, etc. dejó de verse. Hoy hay gente que fuma. Pero es mucha menos que la que había hace 30 años. Un tratamiento similar debería seguirse con las apuestas online. Y las apuestas en general.

Otro asunto a tener en cuenta son las alternativas para el ocio recreativo de los jóvenes. Buena parte de la energía del Estado debería estar puesta en esta franja etaria. Los ni ni ni. Ni estudian, ni trabajan, ni practican deportes…La escuela, los talleres de oficios, las bibliotecas populares, los clubes de barrio (futbol, básquet, natación, ajedrez, ping pong, atletismo…) tienen una importancia tan crucial que debería valorarse por sus altos objetivos sociales. No por sus balances financieros, como exigen los inescrupulosos funcionarios del FMI.

Una telaraña difícil de romper.

Esta alianza entre grupos financieros, nativos y extranjeros, explotadores del juego; el poder político, judicial, etc. Conforman una trampa en la que se ensartan millones de personas, especialmente jóvenes, que por diversas razones se vuelcan a las apuestas y terminan perdiendo dinero, tiempo y energía; que podrían emplear mucho mejor en otros objetivos: capacitación, trabajo, deporte, etc. Los pequeños vicios individuales enredados en esta red internacional del crimen organizado.

También el futbol se corrompe.

El diputado Ricardo Vago fue uno de los que advirtió sobre la desnaturalización del juego, en la medida que estaba sometido al influjo de las apuestas.

El fútbol inglés puede ser un buen ejemplo. Un jugador del Manchester City, el futbolista croata Mateo Kovacic, festejó un gol del equipo contrario, el Chelsea. Y levantó una polvareda. ¿Estarán las apuestas en el medio?

Lo cierto es que esto se da en el marco de las sanciones al club Everton por “incumplir el Fair Play Financiero. Por ello fueron penados con la quita de diez puntos, lo que los dejó entre los tres equipos que hoy caerían al Championship. Todo un tembladeral.

Pero este principio de saneamiento del futbol inglés, no se queda ahí. Ahora amenaza con enviar al Manchester City y al Chelsea al descenso. “El diario inglés The Guardian adelantó que tras conocerse esta noticia en el Everton, los síntomas de preocupación se instalaron en Manchester City y Chelsea, para quienes es “posible que se avecine un terremoto de magnitud mucho mayor”. Los Ciudadanos (Manchester City) están bajo investigación desde febrero de este año tras ser acusados de cometer más de 100 infracciones, mientras que los Blues (Chelsea) quedaron bajo la lupa en los últimos días porque analizan presuntas irregularidades financieras entre 2012 y 2019, bajo el mandato de su antiguo propietario, el mafioso magnate ruso, Roman Abramovich”

No hace falta más información para entender que las apuestas online, como la privatización de los clubs de futbol; son ámbitos muy propicios para el lavado de dinero del crimen organizado. En nombre de la eficiencia se cometen todo tipo de delito. Es hora que la sociedad se haga cargo de este tema y obligue a sus representates a asumir una actitud transparente y constructiva. En medio de tanto saqueo, robo y corrupción, las apuestas online no dejan de ser una de las venas abiertas por las que se desangra la Argentina.


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