Lograr el desarme nuclear a nivel mundial es una de las grandes prioridades de la humanidad, así lo entienden las Naciones Unidas en materia de desarme. Setenta y ocho años después del único uso efectivo y treinta dos de finalizada la Guerra Fría, estamos en medio de una segunda carrera armamentista nuclear.
Por Juan Vernieri
“La creciente desconfianza y tensión entre los Estados que poseen armas nucleares ha aumentado los riesgos nucleares. Los programas de modernización de los arsenales amenazan con una carrera de armamentos nucleares cualitativa, basada no en números, sino en armas más rápidas, sigilosas y precisas”, observó el secretario general de la ONU.
¿Para qué se amplían o mejoran los arsenales nucleares? Parece que los argumentos morales no son suficientes para eliminarlas.
La mayoría de la gente, incluidos líderes, dudan en eliminar las armas nucleares no porque carezcan del sentido de moralidad, sino porque creen que las armas nucleares son necesarias.
Los humanos solemos dejar de lado sentimientos morales por conveniencia, con más razón, cuando creemos que nuestra supervivencia está en juego.
La creencia generalizada es que las armas nucleares son tan poderosas que pueden garantizar la seguridad de un país por su poder disuasivo. Dudoso argumento que justifica el deseo de conservarlas.
Una campaña de eliminación, antes de poder conmover a la gente con un discurso moral, tendría que empezar por eliminar el obstáculo en sus cabezas que les dice que su país debe tener armas nucleares para mantenerlos a salvo.
La clave entonces es comenzar por convencer de que las armas nucleares son inútiles, así se neutralizaría la idea de la necesidad y podrían eliminarse de manera razonable y realista. Pero vivir bajo la idea de “Destrucción Mutua Asegurada” es peligrosa: en algún momento alguien apretará el botón.
Alguien realmente inestable será elegido presidente de un país nuclear, algunos terroristas obtendrán armas nucleares o surgirá un error de comunicación/técnico y no habrá quien lo detenga. A largo plazo, ocurrirá.
Ya Putin dijo que si se atacara su país u otra nación entrara en la guerra de Ucrania, usará armas nucleares. Reconoció que el aumento de la “histeria militar” podría llevar a una catástrofe global.
Cuando Vladímir Putin amenazó con usar armas nucleares tácticas en Ucrania, varias fuentes de poder argumentaron que las armas nucleares son inútiles en el campo de batalla. Así están de acuerdo la mayoría de los expertos.
El líder supremo, el ayatollah Alí Jamenei, que tiene la decisión final en todos los asuntos de Estado en Irán, sostuvo en 2012 que su país no produce armas nucleares porque son “inútiles, perjudiciales y peligrosas”.
Si en guerras anteriores no se amenazó con usarlas, no fue por argumentos morales, sino porque hay claras dudas prácticas sobre el valor militar de las armas nucleares. Hay gran cantidad de altos oficiales militares que opinan que son inútiles.
En el campo de batalla no tienen sentido, son inviables. La radiación resultante no es gobernable. Además, recientes pruebas de bombas en Nevada han demostrado que los hombres pueden estar muy cerca de la explosión y no resultar heridos si están bien atrincherados.
Pueden utilizarse, no en el campo de batalla, sino contra el país enemigo y, si el enemigo también dispone armas nucleares, esa decisión es suicida. Cuando el adversario contraataque, ambos países quedarán devastados. Y si el enemigo no tiene armas nucleares, no es guerra, es genocidio.
Mucha gente sostiene que las armas nucleares son importantes debido a la disuasión nuclear. Pero como los seres humanos somos propensos a cometer locuras, la disuasión nuclear es inherentemente defectuosa. Fracasará. Con el tiempo, el fracaso humano conducirá a una guerra nuclear catastrófica. Cuando los líderes se vean perdidos, recurrirán al uso atómico.
Las armas nucleares son obsoletas e ineficaces ante los desafíos de hoy en día (terrorismo, ciberataques, emergencia ambiental…). Por el contrario, lejos de mantener la paz, alimentan los temores y la desconfianza entre países, contribuyendo a la inestabilidad mundial.
Un camino a la eliminación
Los argumentos morales son poderosos en la lucha contra las armas nucleares, pero si uno está dispuesto a argumentar en contra será inteligente hacerlo primero demostrando que el argumento de la necesidad de las armas nucleares es falso y solo después argumentar que son horribles e inmorales. Sería el probable camino hacia la eliminación.
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