En nota anterior decíamos que los principales motivos para rechazar la Energía Nuclear eran cuatro: Impactos en la salud, residuos, seguridad, y vinculación con la actividad militar. Hoy veremos Impactos en la salud.
Por Juan Vernieri
En un reactor nuclear en operación, dentro de un recinto blindado, se producen todas las formas de radiación atómica. Algunos de los rayos emitidos, los gama y los neutrones, tienen un poder grande de penetración, y por esto no se debe permanecer en las proximidades del reactor sin tener protección adecuada para evitar el riesgo a las radiaciones.
Si la radiación se descontrola y sale al exterior, afecta a la flora, la fauna y, evidentemente, al ser humano. La radiación, a diferencia de otras contaminaciones, no duele, no se ve, ni se huele, no tenemos sentido que la detecte, sin embargo, daña la salud y se mantiene durante décadas.
En el núcleo de los reactores nucleares podemos encontrar más de 60 sustancias radiactivas. Estas tienen mucho parecido con elementos biológicos de nuestro cuerpo, razón por la cual si penetran se van acumulando y causan efectos devastadores. Algunos de estos elementos tienen ciclos de vida muy cortos, sin embargo, hay otros que pueden permanecer durante mucho tiempo.
De los contaminantes los que afectan más a los humanos son 3: el estroncio 90, el cesio y el yodo. Dependiendo de qué tejido afecten, sus consecuencias serán unas u otras, no obstante, lo que es claro es que la radiación ionizante tiene suficiente energía para afectar los átomos de las células vivas y, por consiguiente, dañar su material genético (ADN). Afortunadamente, las células de nuestro cuerpo son extremadamente eficientes para reparar dicho daño. No obstante, si el daño no se repara correctamente, una célula puede morir o volverse cancerosa.
La radiación nuclear de alto nivel puede causar efectos agudos sobre la salud, de varias maneras: quemaduras de piel; defectos genéticos; provocando cáncer, sobre todo de tiroides, ya que esta glándula absorbe el yodo, aunque también provoca tumores cerebrales y cáncer óseo; problemas en la médula ósea, que a su vez causa leucemia o anemia; malformaciones fetales; infertilidad; debilita el sistema inmune, lo que provoca más riesgo de sufrir infecciones; problemas gastrointestinales; síndrome de radiación aguda; problemas mentales, sobre todo ansiedad ante la radiación; en concentraciones altas o prolongada causa la muerte; etc.
También puede provocar efectos a largo plazo, como cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Síndrome de radiación aguda por altas exposiciones (radiotoxemia)
Un nivel muy alto de exposición a la radiación en un período breve puede causar síntomas como náuseas y vómitos en el término de horas y, ocasionalmente, incluso la muerte en los días o semanas posteriores. Esto se denomina síndrome de radiación aguda (comúnmente conocido como “radiotoxemia” o “enfermedad por radiación”).
Se requiere una exposición muy alta para causar síndrome de radiación aguda en un lapso breve (minutos u horas). Dicha exposición equivaldría a recibir una radiación de 18,000 radiografías de tórax distribuidas en todo el cuerpo durante breve período. El síndrome de radiación aguda es poco frecuente, y se produce por acontecimientos extremos como una explosión nuclear o bien por contacto o ruptura accidentales de una fuente altamente radiactiva.
Exposición a la radiación y riesgo de cáncer
La exposición a bajos niveles de radiación no causa efectos inmediatos en la salud, pero puede aumentar el riesgo de cáncer a lo largo de la vida. Los estudios que llevaron un registro de grandes cantidades de personas expuestas a la radiación (trabajadores) demuestran que la exposición a la radiación aumenta la posibilidad de contraer cáncer, y el riesgo aumenta directamente con la dosis: a mayor dosis, mayor riesgo. Al bajar la dosis a la mitad, se reduce el riesgo a la mitad.
Vías de exposición
Para calcular los efectos de la radiación sobre la salud, es importante comprender tanto el tipo de radiación recibida, como la forma de exposición de la persona, externa o interna y el tiempo de exposición.
La exposición externa es cuando la fuente radiactiva está fuera del cuerpo. Por ejemplo, los rayos X y gamma pueden atravesar el cuerpo y depositar energía al hacerlo.
La exposición interna es cuando el material radiactivo ingresa al cuerpo por medio de la ingestión de un alimento o bebida, la respiración o la inyección de ciertos procedimientos médicos. Los radionúclidos pueden representar una grave amenaza para la salud si se inhalan o ingieren grandes cantidades.
Poblaciones sensibles
Los niños y los fetos son especialmente sensibles a la exposición a la radiación. Las células de los niños y los fetos se dividen rápidamente, por lo que brindan más oportunidades de que la radiación perturbe los procesos y cause daño celular.
El probable impacto sobre la salud humana es un motivo para rechazar la energía nuclear.
La obra de arte que ilustra esta entrada es “Roentgen Equivalent Man”, de Adamo Dimitriadis, óleo sobre lino, 50 por 50 centímetros. Roentgen Equivalent Man (rem) es la antigua unidad de dosis equivalente y dosis efectiva, para estimar los efectos potenciales sobre la salud de la radiación ionizante en el cuerpo humano.
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