Por Mario Mazzitelli
Unir y potenciar un nuevo Bloque de Poder Nacional.
Detener el saqueo que se ejecuta sobre la Argentina, las 24 horas del día los 365 días del año, será una tarea ciclópea. Al tiempo que no se trata solo de parar la sangría. El desafío es generar un horizonte común que nos induzca a la cooperación para alcanzar los mandatos que fija la Constitución, empezando por el bienestar general. Por eso deseo hacer un paréntesis en la observación sobre los mecanismos del saqueo, para mostrar la construcción política que considero necesaria para afrontar el desafío: un nuevo Bloque de Poder Nacional.
Esta reflexión no la haré desde una mirada político partidaria. Sino desde la territorialidad, la equidad, la igualdad, la solidaridad y la cooperación.
Territorialidad porque la pertenencia a un barrio, municipio, provincia o nación, al permitirnos compartir un ambiente, un idioma, una cultura, genera vínculos afectivos sobre los que se construye el resto de los órdenes de la vida: político, económico, deportivo, etc.
Equidad como principio de Justicia. No es Justo tratar igual a los que son distintos. Retribuir igual a los que aportan desigual.
Igualdad en el punto de partida y en un piso existencial que garantice la dignidad humana, más allá de cualquier consideración.
Solidaridad sin la cual no hay contrato social. “Todos para uno y uno para todos”.
Cooperación para acelerar el progreso ético, político, económico, social y ambiental, mancomunadamente. La competencia debe circunscribirse en el espacio, el tiempo y las formas. Superados esos límites comienza a ser destructiva.
El sistema político argentino
El sistema político es una herencia de luchas del pasado que no dan cuenta de los desafíos del presente. La moral, la ética, las malas prácticas, la incompetencia, la desorientación, han hecho mella en todo el sistema, deteriorando el prestigio de los poderes del Estado. Esto debe cambiar.
Por otro lado, ser peronista, radical, socialista, liberal, trotskista o conservador; nada nos dice sobre los problemas más desafiantes de una nueva realidad. La capacidad de adaptación es una condición de la vida, que en términos colectivos da relieve y protagonismo a los pueblos. En Argentina debe emerger un nuevo sujeto, es una necesidad, un Nuevo Bloque de Poder Nacional.
El denominador común debe ir más allá de las pertenencias ideológicas o las simpatías y antipatías políticas.
Debe fundarse en el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo: la Democracia es una creación colectiva, una asociación de individuos libres que le da cuerpo y alma. Creando, en su dinámica histórica, un nuevo sujeto: un pueblo libre, dueño de su destino.
De allí deviene en forma clara que el dominio primario y la propiedad soberana de los bienes naturales constitutivos de la Nación corresponden al Pueblo.
La tierra, el agua, la flora, la fauna, los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de litio, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, el suelo, el subsuelo, el espacio aéreo, el espectro radioeléctrico, el mar, la plataforma marítima, las islas y los archipiélagos emergentes son pertenencias imprescriptibles e inalienables del Pueblo. De la propiedad común de estos bienes y las rentas emergentes; proviene la unidad de la Nación y el destino común.
Así la libertad individual se armoniza con la soberanía nacional. Dado que es un contrasentido pensar la libertad individual en un país colonizado o dominado por fuerzas externas, potencias extranjeras o empresas multinacionales. El ejercicio inteligente, democrático y consensuado de esa propiedad y ese dominio, es la piedra angular para la realización de la Democracia argentina, que hasta aquí no ha podido avanzar mucho más que votar cada dos años.
Entonces, asumiendo que cada persona es única e irrepetible, que goza de derechos y deberes inalienables, sostenemos que la realización común deviene de la realización de cada uno. Armonizando de la mejor manera los intereses individuales con los de la comunidad.
Por otra parte de la propiedad y dominio común de todo el territorio provendrá “la contribución territorial” fuente de los recursos públicos y fundamento de la Justicia Fiscal. Esto puede dar lugar a eliminar los impuestos al trabajo, la inversión, el consumo y la producción. Una revolución copernicana, que podría mejorar la vida de todos.
Además, crea las condiciones para el fortalecimiento industrial, tecnológico, científico, educativo, comercial y de infraestructura; con el consiguiente agregado de valor, mejora de la eficiencia y buen uso de los bienes primarios. Asuntos indispensables para la defensa y restauración del ambiente.
Simultáneamente se abrirá el espacio para una planificación moderna, inteligente, orientativa y democrática.
El crecimiento demográfico, la ocupación y uso del suelo, el desarrollo de las grandes industrias nacionales de base (siderurgia, metalurgia, naval, ferroviaria, aeronáutica, etc.) la evolución de toda la infraestructura (energía, comunicación, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, caminos, rutas y autopistas, etc.); como el fortalecimiento del sistema educativo, científico, tecnológico, productivo y comercial, serán asuntos de ineludible debate.
¿Quién puede tener interés en conformar un Nuevo Bloque de Poder Nacional?
Sin lugar a dudas, la inmensa mayoría del Pueblo Trabajador. Las grandes mayorías nacionales, que se levantan a trabajar todos los días y viven de su esfuerzo y capacidad.
Repasemos:
Los obreros industriales de todas las ramas, estatales y privadas;
Los empleados en todos los servicios, públicos y privados;
Los campesinos, trabajadores rurales y productores agropecuarios, con o sin tierras propias / con o sin herramientas suficientes;
Los cooperativistas genuinos, impulsores de organizaciones solidarias, sin fines de lucro, con gestión democrática. Cooperativas de trabajo, de servicios públicos, de consumo, agrarias, de vivienda, de crédito.
Los miembros de la economía social, en sus nuevas y particulares formas de organización;
Los empresarios comprometidos con la productividad de sus empresas, adheridos afectivamente a ellas, donde el desarrollo de las mismas es parte de su realización, reinvirtiendo sus ganancias para la creación de nuevos trabajos y mayor riqueza;
Los comerciantes y empleados de almacenes, carnicerías, fruterías, quioscos, ferreterías, farmacias, etc.;
Las maestras/os y profesoras/os, junto a todo el personal no docente, que hacen posible que la Educación siga siendo la fuente de esperanza de un mañana mejor;
Las enfermeras/os, medicas/os y todo el personal del sistema de salud que hacen milagros para atender, en un contexto desfavorable hasta para sus propias existencias;
Los jóvenes desarrolladores de las nuevas industrias del conocimiento;
Los ferroviarios, colectiveros, choferes, camioneros, taxistas;
Los pueblos originarios; reconocidos en la retórica constitucional pero avasallados en su cultura, demonizadas sus acciones y saqueados sus territorios y bienes naturales;
Los estibadores del puerto, los trabajadores fluviales y marítimos,
Los empleados públicos de municipios y provincias, sumidos muchas veces en la incapacidad de sus superiores para hacer de su labor una actividad de provecho social;
Los abogados, trabajadores del poder judicial, fiscales y jueces, comprometidos con la Justicia como valor supremo, superior incluso a la estructura burocrática;
Los jubilados y pensionados, sometidos siempre a los odiosos ajustes de turno;
Las personas con discapacidad, discriminadas por un régimen utilitarista;
Los cartoneros, que recorren mañana, tarde y noche nuestras calles buscando en la basura los pobres ingresos con que vivir;
El personal honesto de las fuerzas de seguridad, que luchan contra la delincuencia y viven comprometidos con la defensa de la vida y los bienes de las personas;
El personal de Gendarmería y Prefectura que resguardan con sinceridad los intereses de la Nación;
Los miembros de las Fuerzas Armadas, que asumen condiciones de existencia y falta de provisión de materiales, impropios de un país que desea defender su integridad territorial;
Las organizaciones del pueblo: gremiales, empresariales, profesionales, estudiantiles, barriales, deportivas, etc.;
Los dirigentes que mantienen su vocación de servicio por sobre cualquier interés, apetencia o ambición personal;
Los militantes voluntarios en la política, en la protección del ambiente, el cuidado de personas enfermas, en la seguridad, los incendios, etc.
En fin. Esta inmensa mayoría arraigada al país, en los grandes centros urbanos o dispersos en nuestro enorme territorio, son el Bloque Nacional. Bloque con enormes dificultades para construir Poder Real. Poder necesario para recuperar lo que nos han quitado, robado, enajenado. Poder para reconquistar los valores de la Nación y avanzar hacia un futuro mejor.
Sin duda el Poder se concentra. Por eso el Pueblo construye Poder Práctico a partir de elegir un líder, dirigente o referente que lo represente. Y en torno a él o ella prospera. Con sus luces y sus sombras; que toda persona conlleva. Sin embargo, la debilidad de construir sobre la base de personalismos está a la vista. Por eso, más allá del ascenso de un individuo, se requiere de una estructura amplia, participativa y democrática para la promoción de sus líderes.
Es la forma de enfrentar al otro Poder, más pequeño, al “Bloque Neo Colonial”. Con mucho poder económico, mediático, político, institucional y cultural, que opera con agentes nativos y extranjeros. Bloque que no siempre responde a una sola Potencia Extranjera. Este Bloque tiene su base nativa en unas “oligarquías de usos múltiples” -los criollos que nos venden-. Sectores rentistas de toda laya: terratenientes, financistas, acaparadores inmobiliarios, etc. los grandes propietarios o los dueños de la Argentina, como se les dijo en otro momento. Estudios contables, de abogados o de consultoría económica, al servicio de corporaciones, empresas o potencias extranjeras. Etc.
Este “Bloque Neo Colonial” ha condicionado históricamente a la Democracia Argentina. La acepta porque no tiene más remedio. Pero acciona debilitándola, para someterla a sus propios intereses. Al punto que, muchas veces mimetizan el interés de su sector privilegiado con el interés de la Nación. Artilugio que les ha permitido confundir a buena parte de la población. Por otro lado, apuntan con sus flechas venenosas a los “Talones de Aquiles” de dirigentes moralmente débiles, al solo efecto de debilitar la representación popular y avanzar en posturas corporativas. Cabalgan sobre éstas debilidades para disminuir el Poder del Pueblo en Democracia.
Para éste Bloque Neo Colonial la Patria, como tal, resulta en un Poder limitante. Desearía que se trate solo de un territorio, con un pueblo dócil que les permita explotar a las personas y la naturaleza sin limitaciones. Haciendo luego un uso discrecional de las ganancias obtenidas sobre el suelo argentino, con esfuerzo e inteligencia argentina. Remesar sus ganancias al exterior sin controles, fugar, contrabandear o invertir aquí, solo cuando las ganancias resulten extraordinarias; al solo efecto de reiniciar el ciclo. La seguridad está en la metrópoli y la inseguridad en la periferia. Esta doble cara se observa en los más de 20 “acuerdos” con el FMI. Todos fracasados. Fracasan para nosotros ¿También fracasan para ellos?
Sobre el Bloque Neo Colonial vale recordar que siempre estuvo presente. Estos territorios y su población (hoy la Nación Argentina) fueron colonizados por España. Nuestras ciudades más importantes (Buenos Aires 1536 primera fundación y 1580 la segunda; Santiago del Estero 1553, Mendoza 1561, San Juan 1562, Tucumán 1565, Santa Fe 1573, Córdoba 1573, Salta 1582, Corrientes 1588, La Rioja 1591, Jujuy 1593, San Luis 1594) fueron reunidas como colonia en 1776 con la constitución del Virreinato del Río de la Plata. Se institucionalizó porque ya éramos un espacio geopolítico en disputa. Las grandes potencias imperiales de aquel entonces disputaban su hegemonía en la periferia, donde traficaban personas y mercancías, y extraían la riqueza que se acumularía en el centro del sistema. Frente a esa lucha, los habitantes de las colonias eran convidados de piedra. Aunque, lenta o aceleradamente, en su seno se iban formando los componentes del Bloque Nacional.
Para visualizar el comportamiento del Bloque Colonial, vale la pena recordar la 1° invasión inglesa. Se inició con el desembarco de tropas el 25 de junio de 1806. El Brigadier General William Beresford tomó Buenos Aires. Convocó a las familias más ricas y les pidió que juraran lealtad a la Corona Británica. Única manera en que se respetarían sus bienes. “Todos aceptaron, menos Manuel Belgrano, que renunció de inmediato a su puesto” “En su reemplazo fue nombrado un tal José Martínez de Hoz, un contrabandista y traficante de esclavos, quien rápidamente organizó un tedeum y una cena recepción para agasajar a los invasores.” “Durante 46 días la bandera Británica flameó en la Plaza Mayor de Buenos Ayres.” Si éste es un eslabón destacado en la ruinosa cadena de la sumisión colonial a la que es afecto éste Bloque, podríamos encontrarlos uno tras otro a lo largo de nuestra historia, hasta llegar a la actualidad.
Sumemos el Bloque de Potencias Extranjeras. Estas tienen embajadas, especialistas en relaciones públicas, expertos en operaciones psicológicas, personal de prensa y redes, operadores mediáticos, agregados militares, servicios de inteligencia, etc. que van detectando entre los amigos (integrantes del Bloque Colonial, a los que promueven a través de sus influencias) y también a los enemigos (Patriotas o Soberanistas, a los que combaten por todos los medios a su alcance)
Cada uno de estos Bloques está cruzado por múltiples contradicciones. Podríamos decir que hay grandes diferencias entre los intereses y los sentimientos de los componentes de cada Bloque. Del accionar inteligente de cada uno de ellos sobrevendrán las ventajas que podrán sacar.
El Bloque Nacional deberá luchar por mantener su unidad, más allá de sus contradicciones. A sabiendas que convivirá con el Bloque Colonial y el de las Potencias Extranjeras en situación de ventaja, si logra una mirada sistémica y un plan integral con el que desarrollar el país en todos los aspectos.
Argentina es un espacio geopolítico gigante. El octavo país por dimensión territorial. Da pena escuchar a algunos políticos del Bloque Nacional decir que somos un país pobre. Alimentos, agua, energía, la tabla periódica de minerales, montañas, llanuras, ríos, islas, un inmenso mar, nuestra Antártida…la zoncera criolla atenta contra nuestras potencialidades.
La Soberanía Nacional es el único camino para garantizar el mandato del preámbulo de nuestra Constitución Nacional. Para ejercerla hay que tener un Proyecto Democrático que involucre a todas las áreas. Al tiempo que un ejército de individuos listos a luchar de manera inquebrantable por la causa nacional. Y no peones, títeres o sirvientes bien pagos de una potencia extranjera.
Un tiempo histórico que reclama máxima lucidez
Aunque estemos viviendo una etapa de derrumbe de la globalización hegemonizada por EEUU y sus socios menores del G7, junto a la emergencia de nuevas potencias y nuevos protagonistas; debemos pensar que la interrelación económica deja en el pasado la opción de cerrar la economía y pensarnos autosuficientes. Las cadenas de valor diseminan sus eslabones por el mundo observando el principio de eficiencia. Los intercambios fruto de la división del trabajo, resultan convenientes. Se trata, entonces, de desarrollar una relación de competencia-cooperativa. Es decir acuerdos de beneficios mutuos. Pero teniendo en cuenta que las ventajas energéticas, alimenticias, mineras, marítimas, etc. deben ser la fuente de nuestra ventaja competitiva, sobre la cual montar el desarrollo industrial, tecnológico, educativo, comercial y de defensa. Se trata de interrumpir esta relación desfavorable donde nosotros proveemos energía y materias primas para favorecer el trabajo en otras latitudes y destruir el trabajo en nuestro territorio.
Queda claro que no se trata de una acción xenófoba. Muy por el contrario serán tan bienvenidas las inversiones extranjeras para desarrollar la economía real, con creación de empleo, transferencia de conocimientos, fuente de nueva riqueza; como rechazados los parásitos financieros, endeudadores, fugadores y empobrecedores del pueblo argentino. Así la muralla del intercambio con el mundo se abrirá cuando sea para la virtud y la amistad, y se cerrará cuando sea para la especulación y el saqueo.
El Bloque Nacional deberá definir tras un intenso intercambio cuales son las líneas directrices de un Proyecto Propio.
Pero esa es otra historia, en la que aportaré puntos para debatir una agenda nacional. A diferencia de la matemática donde 2 + 2 = 4 es una verdad indiscutible, en política la verdad es una construcción colectiva y transitoria. Es encontrar los denominadores comunes para construir poder y cambiar la realidad. Para bien de todos.
Entradas relacionadas:
Es el saqueo, así de sencillo (4)
No hay comentarios:
Publicar un comentario