viernes, 5 de mayo de 2023

El 28,6% de los peces que viven en Córdoba están amenazados

La provincia es hogar de 42 especies nativas, entre mojarras, mojarritas, dientudos, dorados y hasta pirañas. Tres de ellas no viven en otro rincón del mundo y están en serio peligro de extinción. Los expertos advierten que falta regular la contaminación, la pesca y las especies invasoras y mejorar la normativa.

Por Lucas Viano

Años atrás, los ríos y las lagunas de Córdoba tenían una gran diversidad de peces: mojarras, bagres, tarariras, palometas y viejas del agua. “Con el tiempo fuimos pescando menos, hasta que empezaron a desaparecer las más sensibles y sólo quedaron las más resistentes, como los orilleros. Y ya hace varios años que en algunos sitios no capturamos ningún pez”, cuenta María de los Ángeles Bistoni, experta en fauna ictícola, del Instituto de Diversidad y Ecología Animal (Idea) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Conicet.

Al igual que sucede con los animales terrestres, la fauna acuática también sufre el impacto de las acciones humanas. Sólo que los peces son más ignorados que pumas, corzuelas y pecaríes. En Córdoba hay cerca de 70 especies de mamíferos registrados. Su fauna ictícola no se queda atrás: son 51 especies de peces, de los cuales 42 son nativas.

El grupo mejor representado son los characiformes, que incluye a las mojarras, mojarritas, dientudos y tarariras. Tenemos 10 especies”, señala Bistoni, autora principal del libro Peces de la provincia de Córdoba (Editorial de la UNC), que contiene la primera categorización de estas especies según su estado de conservación.

Hay tres especies de mojarras que se encuentran únicamente en nuestra provincia, particularmente en zonas restringidas de las cuencas de los ríos Suquía y Xanaes. Se trata de P. hermosus, B. eigenmanni y A. cordovae. “Algunas de ellas no han sido vistas en los últimos años o su abundancia se ha visto reducida marcadamente. Por ello, son incluidas en la categoría más preocupante, ‘En peligro de extinción´”, señala Bistoni.

Como varias décadas de experiencia, Bistoni solo pudo ver a Astyanax cordovae, un “mojarrón cordobés”. A las otras dos las conoce solo por citas bibliográficas de décadas pasadas. “A. cordovae tiene el cuerpo alto y es más azulado que otras mojarras. Es muy lindo. Pero no es tan sencillo distinguirlo de otras mojarras. Mide hasta 17 centímetros”, detalla.

A través de la recopilación de bibliografía existente sobre las distintas especies y con la experiencia de diversos investigadores, Bistoni y otros colegas determinaron que 12 de las especies nativas de peces de Córdoba se encuentren incluidas en alguna categoría de amenaza. Representa el 28,6% del total.

Pirañas y dorados en Córdoba

Hay algunas especies que son más abundantes como la mojarrita (Cheirodon interruptus), mojarra (Psalidodon eigenmanniorum), tararira (Hoplias argentiniensis) y el limpiafondo (Corydoras paleatus). Son especies muy comunes en todos los ríos de Córdoba.

Por su parte, el Río Dulce, que desemboca en Mar de Ansenuza (Mar Chiquita) al noreste de la provincia, es un ambiente con gran diversidad de peces. Allí habitan pirañas (Serrasalmus maculatus), además de otras especies con nombres curiosos como torito (Tracchelyopterus striatulus), bagre cantor (Pimelodala gracilis), banderita (Eigenmannia virescens) y viejita enana (Otocinclus vittatus).

Y, por supuesto, son aguas del dorado (Salminus brasiliensis), uno de los peces más majestuosos e icónicos de los ríos argentinos. Pero no sólo está allí.

La mayoría de los registros actuales de dorados en Córdoba son en los ríos Ctalamochita y Chocancharagua, pero también hay registros en lagunas del sur. De hecho el primer dorado se capturó en la laguna Helvecia, en la zona de Canals”, apunta Miguel Mancini, biólogo del Instituto de Ciencias Veterinarias (Incivet) de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y el Conicet.

Su aparición va en aumento. En la UNRC están estudiando este fenómeno. Llevan un registro de dorados con su talla, peso y otros datos relacionados a su biología. Caracterizan su morfología y con estudios moleculares buscan conocer a qué linaje genético pertenecen.

Sobre su mayor presencia, Juan Marzuoli, veterinario y becario doctoral Conicet en la UNRC, señala: “Un factor que puede haber contribuido a su dispersión, sobre todo hacia la región del río Cuarto y Bañados del Saladillo, es la presencia de canales que generan mayor conectividad entre los cursos de agua. Los endicamientos dificultan el libre movimiento, pero en épocas de abundantes precipitaciones, el aumento del nivel del agua les permitiría flanquear estas barreras”.

Falta la normativa, contaminación y pesca

Los biólogos vienen insistiendo desde hace años para que salga una resolución del área de Ambiente de la Provincia con la categorización de la fauna ictícola. “Las normativas provinciales sólo regulan las especies introducidas, especialmente las truchas, con épocas de veda para la pesca. Las especies autóctonas están menos cuidadas que las introducidas”, asegura Bistoni.

La pérdida de abundancia y diversidad de peces se debe a varios factores. Uno de ellos es la contaminación de sus ambientes. “Las ciudades aportan una alta cantidad y variedad de contaminantes. Se han detectado productos farmacéuticos que llegan a nuestros ríos a través de las aguas residuales”, comenta Bistoni.

Y también se suman los agroquímicos que se utilizan en las áreas de cultivos y la contaminación con metales pesados, que ingresa a los ríos desde las industrias. “Estos contaminantes provocan alteraciones en los tejidos, cambios en las enzimas en diversos órganos (principalmente de branquias, hígado y gónadas) y alteraciones en diversos aspectos reproductivos, como una menor tasa de fecundidad”, señala la experta.

Aunque parezca raro, el desmonte también afecta a los peces. “Los cambios en el suelo son fuertes impulsores de la degradación de los cursos de agua. En las Sierras Chicas se observó un empobrecimiento generalizado de la variedad y abundancia de peces en relación a monitoreos previos de 25 años atrás, cuando la zona no estaba tan urbanizada”, detalla Bistoni.

Las sequías extremas y el uso irracional del agua especialmente de pequeños arroyos también impacta en la fauna acuática. Otro factor es la pesca con fines de consumo, acuarismo o para carnada.

En los lagos, el factor que más impacta en los peces es la eutrofización. “La proliferación de algas produce desbalances en algunos parámetros, como la concentración de oxígeno, o problemas de toxicidad de ciertas algas”, comenta Mancini.

Otro fenómeno que produce grandes mortandades de peces son las temperaturas extremas del agua. “Tenemos registros de mortandades masivas debido a temperaturas por debajo del umbral de algunas especies, en especial de sábalo y dorado. A su vez, las bajas y elevadas temperaturas se asocian a enfermedades producidas por hongos y bacterias, que provocan la muerte de miles de mojarras y de carpas”, agrega Mancini.

Las especies invasoras de nuestros ríos

Algunas especies introducidas de peces también afectan a la fauna autóctona. Son predadores, compiten por los recursos y muchos de ellos son más resistentes a los cambios ambientales. También hay anfibios invasores, como la rana toro, que son grandes predadores de peces nativos.

En Córdoba se introdujeron nueve especies de peces. La mayoría de ellas con fines de deportivos como la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), trucha de arroyo (Salvelinus fontinalis), trucha marrón (Salmo trutta), perca (Percichthys trucha) y pejerrey (Odontesthes bonariensis).

La gambusia (Gambusia affinis) tuvo como objetivo controlar las larvas de mosquitos. Mientras que la carpa herbívora (Ctenopharyngodon idella) y la común (Cyprinus carpio) fueron introducidas para controlar “malezas acuáticas”. En tanto, el carpín (Carassius auratus) se trajo con un final ornamental.

Cómo cuidar nuestra fauna acuática

Además de impulsar una normativa para la conservación de la fauna ictícola, Bistoni recomienda algunas medidas ciudadanas para cuidar los peces cordobeses, como cuidar el agua; proteger áreas naturales, los bosques y la vegetación de la orilla de los ríos; no arrojar basura ni contaminantes y no pescar especies señaladas en peligro.


Fuente:

Lucas Viano, El 28,6% de los peces que viven en Córdoba están amenazados, 30 abril 2023, La Voz del Interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario