viernes, 23 de diciembre de 2022

Del campo a tu mesa: dejar de desperdiciar alimentos podría cambiar el mundo

Por Meri Castro

La comida no se tira” es una frase que seguro escuchaste decir más de una vez en la niñez. Es una verdad que no pierde vigencia pero parece que, después de décadas de supermercados, consumo desmedido y abundancia, ya no es tan obvia como antes.

Porque en los hechos, un tercio (⅓) de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En esta nota ponemos sobre la mesa la forma en que desperdiciamos alimentos y cómo esto tiene un costo desproporcionado para la salud humana y del planeta. Después de leer esto, cuando te sientes a comer ya no verás tu alimento como un simple plato de comida.

Producción de alimentos: ¿en qué etapa se desperdicia más?

Desperdiciar alimentos es un problema que se muestra evidente con solo pensar en las millones de personas en todo el mundo que no tienen su plato de comida diaria asegurada (lo que se conoce como inseguridad alimentaria).

Este problema se complejiza cuando se consideran también todos los recursos (tierra, agua y energía) que se utilizaron para producir esos granos, vegetales y carnes que, finalmente, terminaron en la basura.

Y si a esto le sumamos que esta forma particular del agronegocio empuja a la llamada “frontera agropecuaria” más y más sobre ambientes naturales, provocando su degradación y destrucción e incluso la pérdida de biodiversidadcomo lo que ocurre en las humedales de nuestro país― se conforma así una situación crítica.

Pero no todos los actores tienen la misma responsabilidad en esto. La pérdida significativa de alimentos muchas veces es resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria, excluyendo a los minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores, de acuerdo con la FAO.

Según explica en su informe El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación las fallas se dan de la siguiente manera:

En la producción y cosecha los desperdicios se deben a:

  • Recolecciones en momentos inapropiados.

  • Condiciones climáticas.

  • Prácticas utilizadas en la recolección y la manipulación, y los problemas en la comercialización.

En el almacenamiento:

  • Almacenamiento inadecuado.

  • Decisiones tomadas en etapas tempranas de la cadena de suministro que hacen que los productos tengan una vida útil más corta.

En el transporte:

  • Mala infraestructura o una logística comercial ineficaz.

Es importante visibilizar este proceso previo a que los alimentos lleguen a nuestras manos porque si se trabajara para optimizar cada una de estas etapas se reducirían las pérdidas y los beneficios serían enormes. Por ejemplo: reducir los costos de producción, aumentar la eficiencia del sistema alimentario, mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición y contribuir a la sostenibilidad del ambiente.

Y por casa… ¿cómo andamos?

En conclusión, el desperdicio de alimentos en los hogares es el de menor incidencia en esta problemática. Sin embargo, es el más rápido de revertir y hace una gran diferencia tanto a nivel ambiental (un pequeño gran ejemplo: la comida que no va a la basura evita terminar en vertederos donde generan emisiones contaminantes) como en la economía familiar.

Son varios los motivos que pueden llevar a desechar comida. Los más comunes son una mala planificación de las compras y las comidas, un exceso de compra (influido por porciones y tamaños de envases demasiado grandes), confusión sobre las etiquetas (fechas de consumo preferente y de caducidad) y un almacenamiento inadecuado en el hogar. Tenerlos presentes te va a ayudar a no caer en ellos otra vez.

Algunas ideas para poner en práctica y ser parte de la solución:

  • Comprá local: las cadenas agroalimentarias cortas que eliminan intermediarios y, por lo tanto, reducen la pérdida y desperdicio de alimentos durante la cosecha, el traslado y la venta.

  • Planificá y comprá solo lo necesario.

  • Sumate a un grupo de consumo: los grupos facilitan la relación entre las personas que se dedican a la agricultura y las consumidoras, proporcionando productos locales, de temporada, y ecológicos directamente de las primeras a las segundas.

Considerando que para 2050 el crecimiento de la población mundial conducirá a un incremento en la demanda y producción de alimentos, todo lo que podamos hacer para aprovechar al máximo lo que ya producimos se hace vital para hacer un uso inteligente y realmente sustentable de nuestras tierras productivas.


Fuente:

Meri Castro, Del campo a tu mesa: dejar de desperdiciar alimentos podría cambiar el mundo, 21 diciembre 2022, Greenpeace Argentina.

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