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El diario La Nación replicaba el otro día una nota de BBC MUNDO, que se titulaba “Estamos dentro de un experimento químico global. La humanidad está tirando un montón de compuestos al medio ambiente, que finalmente terminan dentro de los cuerpos de las personas”.
Es raro que estos medios profundicen estos temas, pero así decían:
“El ser humano es parte de la naturaleza, y su guerra contra la naturaleza es inevitablemente una guerra contra si mismo”. La cita es de Rachel Carson, la bióloga y conservacionista estadounidense que causó conmoción en su país al publicar en 1962 su célebre libro “Primavera Silenciosa”. La obra comienza con una invitación: imaginar un pueblo en el que desaparecieron las aves, víctimas del uso excesivo de compuestos químicos. Carson vivio en esa época marcada por una fe indiscutida en el poder de la ciencia y de los pesticidas.
La obra tuvo tal impacto que fue uno de los catalizadores del movimiento ambiental en Estados Unidos. Y es que Carson no solo escribía con precisión científica. También era conocida por comunicar con belleza poética al público lo que llamaba el “intrincado tejido de la vida”, en el que todo está interconectado y del que todos somos parte.
60 años después de la publicación de “Primavera Silenciosa”, ¿cuán preocupante es la actual proliferación de compuestos químicos? ¿Y cuál sería hoy el mensaje de un libro como el de Carson?
BBC Mundo habló con Joan Grimalt, profesor de química ambiental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y miembro del Panel Intergubernamental de la Contaminación Química, IPCP por sus siglas en inglés.
Rachel Carson alertó sobre “la contaminación de aire, tierra y mar con materiales peligrosos y hasta letales”. ¿Es este un mensaje especialmente relevante hoy?
Sí, por supuesto. Es verdad que ciertos vertidos en ciertos sitios ya no se permiten. Pero en líneas generales el uso de compuestos químicos ha aumentado y el vertido en el medio ambiente de dichos compuestos también ha aumentado.
Ahora habrá unos 350.000 compuestos fabricados por la industria. En los tiempos de Carson yo diría que no pasarían de 30.000.
En su libro, Carson habló especialmente de un compuesto: el DDT…
El DDT era uno importante, pero una cosa es que se hubieran fabricado muchísimos compuestos y otra es el uso generalizado de los mismos, que es lo que genera más problemas.
El DDT ya era conocido desde finales del siglo XIX. Pero en los años 40 hubo un médico, Paul Müller, que propuso utilizar el DDT para eliminar los mosquitos del género Anopheles que transmiten la malaria.
Y eso dio lugar a que se esparciera el DDT por todo el mundo. Hay que decir que le dieron a Paul Müller el Premio Nobel de Medicina. Porque sí que es verdad que este compuesto eliminó el mosquito Anopheles prácticamente en todas partes menos en las zonas tropicales y la incidencia de malaria disminuyó enormemente.
Y hay que decir también que desde el año 2005 la Organización Mundial de la Salud recomienda el uso del DDT para luchar contra el mosquito Anopheles en los sitios donde todavía la malaria es endémica.
O sea que a veces ocurre que una cosa no es blanca o negra, sino que depende del uso que se le da.
- ¿Qué impactos negativos tenía el DDT?
Concretamente un primer efecto era que en los pájaros expuestos a DDT las cáscaras de los huevos salían mucho más finas y entonces durante la incubación se perdían muchas puestas porque los huevos no resistían el peso de los adultos que los incubaban. Eso dio lugar a la desaparición de muchos pájaros.
El DDT estuvo a punto de extinguir el águila calva americana, por ejemplo, el águila del símbolo de Estados Unidos y muchas otras especies.
Además se vio que en los humanos también causaba problemas. Hay imágenes en donde se ve soldados de Estados Unidos en calzoncillos a los que les están rociando con DDT (para matar pulgas, ladillas, piojos) porque se pensaba que no los afectaba, no sabemos estos soldados como están ahora. El DDT es neurotóxico y dentro de las células de los organismos, incluidos los humanos, las células que se reproducen o se reparan peor son las células nerviosas, con lo cual el daño hecho al sistema neurológico es más permanente.
- ¿Podrías darnos algún ejemplo de compuestos que se utilizan hoy en día y te preocupan especialmente? Se habla mucho de los forever chemicals o compuestos “eternos”…
Al hablar de compuestos o contaminantes químicos habría que diferenciar los que tienen propiedades de estabilidad química importante. Estos serían los que llaman forever chemicals, que son los compuestos persistentes.
La persistencia es debida a dos factores. Uno, que químicamente son moléculas muy estables. En el medio ambiente no hay muchas reacciones que los puedan degradar y la actividad de los organismos, sean bacterias o sean organismos superiores, los degrada muy poco.
La otra propiedad que suelen tener estos compuestos es que son hidrófobos, esto quiere decir que se disuelven más en la materia orgánica que en el agua. Entonces tienden a acumularse en los organismos vivos, a esto se le llama la bioacumulación. Cada vez que el organismo bebe o come algo que los tiene los acumula y no los excreta, porque nuestro sistema de excreción más normal es la orina y no son solubles en orina.
Además a medida que vamos subiendo por la cadena trófica, cada vez los organismos superiores los acumulan más porque comen cosas que ya tenían estos compuestos. Es lo que se llama biomagnificación. Los mamíferos marinos, por ejemplo, las focas, ballenas, acumulan más que los peces. Y los peces que son predadores de otros peces acumulan más que los peces que comen algas y zooplancton.
- ¿Puedes darnos algún ejemplo de estos compuestos persistentes?
Está el DDT. Todos llevamos DDT y sus metabolitos en sangre.
Pero a mí un compuesto que me preocupa mucho es el mercurio. Hay ciertos carbones que tienen un nivel de mercurio y cuando se han quemado cantidades enormes de carbón esto ha dado lugar a la emisión de mercurio a la atmósfera. De ahí ha pasado al agua y también se ha ido acumulando en los organismos.
Otra fuente de mercurio es el hecho de que en reservas tropicales, tanto de América como de África, hay gente que se dedica a buscar oro, y es gente muy pobre que lo hace con técnicas muy primitivas. Una de ellas es amalgamar el oro con el mercurio.
- ¿Puedes recordarnos cuán tóxico es el mercurio?
Es neurotóxico en estas concentraciones que estamos hablando, pues afecta todo, el hígado, los riñones. También da lugar a deformidades en los niños y niñas cuando las madres que dan a luz han estado expuestas.
En la bahía de Minamata en Japón esto quedó perfectamente documentado desgraciadamente, porque había una industria que tiró derivados mercuriales al río, y esos derivados pasaron a la cadena trófica y a los peces que comieron los habitantes locales y fue un desastre.
- ¿Qué otras sustancias te preocupan? Se habla mucho de los microplásticos que en estudios recientes se han detectado hasta en la placenta humana.
Los microplásticos también son importantes, todavía estamos para ver qué efectos hacen. Pero ojo, que el plástico es un invento de la humanidad que ha demostrado ser muy útil.
El plástico es inerte y a priori no hace ningún efecto negativo. Si lo hiciera, estaríamos todos hechos polvo, porque envolvemos los alimentos con bolsas de plástico y nos meten en las venas medicamentos con tubos de plástico y no pasa nada.
Eso no quita que más allá de un uso correcto del plástico, el hecho de que se tiren bolsas de plástico al medio ambiente, que no se depuren bien las aguas y que, por tanto, en el mar se viertan un montón de residuos de plástico, no es bueno.
Hay que investigar cuáles son los efectos de los microplásticos en la salud. Pero tampoco hace falta esperar a investigar mucho para tratar adecuadamente los residuos urbanos y las aguas urbanas, entonces quitaremos ya mucho plástico en el medio ambiente. En cambio, con el mercurio, cuando ya lo has tirado eso no tiene remedio.
- Cuando conversábamos antes de la entrevista me dijiste que “estamos dentro de un experimento químico global”. ¿Por qué?
Digo esto porque estamos tirando un montón de compuestos al medio ambiente y de esos algunos no nos vuelven pero la mayoría sí y nos los metemos dentro del cuerpo.
O sea, pensar que nosotros podemos tener una situación de salud perfecta rodeados de unas aguas contaminadas, de un aire contaminado y de unos suelos o de unos alimentos contaminados es una tontería.
- ¿Y hay posibles interacciones de esos compuestos entre sí que aún se desconocen?
Estamos hablando de 350.000 compuestos, hay muchas cosas por ir explicando.
Los compuestos persistentes una vez que uno los ingiere, como decía, se quedan dentro del cuerpo y van haciendo su efecto. Y en el caso de los que no son persistentes y el organismo elimina fundamentalmente en la orina, si una vez que los eliminamos volvemos a comer algo que los tiene siempre estamos expuestos.
- ¿Podrías darnos un ejemplo de esos compuestos no persistentes pero a los que podemos estar expuestos en forma permanente?
Por ejemplo, los pesticidas que se usan en agricultura en pequeñas dosis y que nos los volvemos a comer. O los bisfenoles que son unos aditivos del plástico. Hay muchos tipos de plástico que llevan muchos aditivos para modificar las propiedades del polímero o darle un colorado. Y entonces si se ingieren los microplásticos van todos los compuestos dentro.
Si uno mira los residuos de plástico en una zona costera que no se ha limpiado hay plásticos de todos los colores y ya de entrada esto nos está diciendo que son plásticos diferentes con propiedades diferentes.
- ¿Y quién regula todos estos 350.000 compuestos? ¿Hay algún organismo internacional?
Internacional no hay nada. Por esto nosotros desde el mundo científico, los miembros del Panel Intergubernamental de Contaminación Química, publicamos una carta en la revista Science pidiendo que se haga un panel internacional de vigilancia y asesoramiento sobre los compuestos químicos y los residuos para disminuir la exposición a estos compuestos.
- ¿La regulación de los miles de compuestos corresponde entonces fundamentalmente a cada país?
A nivel europeo hay diferentes normativas, por ejemplo REACH, pero eso está solo en Europa. En Estados Unidos tenemos la Agencia de Protección Ambiental, la EPA, que también es un organismo de referencia en cuanto a toda esta temática. Pero en muchos otros países no se hace nada, no hay nada.
Es más, otra cosa que yo encuentro personalmente bastante vergonzosa es que muchos países desarrollados envíen residuos a países subdesarrollados. Ya se puede imaginar que ahí lo que pasa es que esos residuos se vierten al medio ambiente o se tratan de una manera totalmente inadecuada.
Pero además, una parte de estos residuos y de los compuestos que llevan volverán al medio ambiente, se distribuirán por todo el planeta y por tanto, es también en interés de todos que este tipo de cosas no pasen.
- Hay productos prohibidos en algunos países de Europa, pero que se venden en América Latina, como los pesticidas llamados neonicotinoides...
Lo que se ha hecho mucho es imitar las plantas, que como no se mueven, hacen una guerra química contra los insectos.
El tabaco hacía nicotina no para que la fumen los humanos, sino para matar los insectos, para defenderse. Se tomó la nicotina y se modificaron sus moléculas para hacer derivados de la nicotina todavía más fuertes para eliminar los insectos. Con los neonicotinoides hay la duda de si están matando, por ejemplo, a las abejas.
- ¿Con esta enorme cantidad de compuestos en el medio ambiente, qué podemos hacer los consumidores?
A nivel de consumidores ciertamente que podemos hacer cosas. Una de ellas sería intentar disminuir al máximo el uso de plásticos, por ejemplo, ir con una cesta al mercado o envolver los productos en papel.
Los consumidores también pueden reciclar al máximo, esto facilita la gestión de los residuos de una manera menos contaminante.
- ¿Y a nivel de tratar de proteger la salud?
Aquí ya es más difícil de decir. Evidentemente están los productos ecológicos o productos orgánicos como se les llama en la nomenclatura inglesa, vegetales que se han cultivado sin pesticidas. Esto también es positivo, pero yo, sinceramente, todavía creo que hay que estudiar más esto.
- ¿Por qué?
Para ver si realmente hay un beneficio a nivel del consumidor. Si el vecino está utilizando pesticidas, yo no sé hasta qué punto mis productos se contaminan o no. Que quede claro que es positivo, no quiero decir que no sea bueno, pero habría que estudiarlo más.
- Volviendo al libro de Rachel Carson. Ella advertía del riesgo a las aves y otras especies. Pero ahora tenemos la crisis climática y de biodiversidad, con un millón de especies en peligro de extinción según la ONU. ¿Cuál sería el mensaje de un libro como Primavera Silenciosa hoy en día?
“Primavera Silenciosa” en parte tuvo éxito porque se cambiaron los pesticidas que podían afectar más a los pájaros. El DDT se prohibió en muchísimos países, y en los que se usa para luchar contra el mosquito Anopheles es parar proteger a las personas, pero no se puede utilizar en agricultura.
Ahora hablamos de otras cosas preocupantes, de una disminución grande de insectos en muchos sitios. Y muchos de esos insectos son polinizadores, hacen falta para las cosechas, para que las plantas se reproduzcan. El hecho de que haya muchos menos insectos eso sí que es preocupante. Yo diría que hay que pasar de la preocupación por los pájaros a la preocupación por los insectos, sobre todo los que van de flor en flor, los voladores. Y eso tiene que ver muchísimo con el uso de pesticidas.
- Es lo que decías sobre las abejas…
Las abejas y todos. Yo recuerdo que cuando yo cogía el coche hace veinte años aquí mismo en Cataluña me quedaba el cristal del coche lleno de impactos de insectos muertos. Ahora hay muchísimos menos. Eso es una apreciación personal. Pero si uno lee artículos publicados en revistas científicas en donde se ha hecho un seguimiento del nivel de insectos en muchas zonas boscosas se ve que ha habido una disminución.
- Antes de terminar, quería preguntarte por la figura de Carson. Ella escribió su libro cuando estaba luchando con un cáncer que le costó la vida dos años después. Para ti, a nivel personal, ¿qué significa la figura de Carson?
Yo creo que Carson fue una de esas personas que tiene la clarividencia de ver más lejos del día a día de todos los que estamos aquí en el planeta. Se dio cuenta del peligro que había con el uso indiscriminado de pesticidas en general y concretamente el DDT, cuando todo el mundo estaba convencido de que el DDT era una cosa muy buena.
En buena parte el movimiento ecologista empezó a partir del impacto del libro de Carson, porque ella planteó que puede que haya un día cuando en primavera haya silencio porque nos hemos cargado a todos los pájaros.
En esa época parecía que la naturaleza era inmensamente poderosa frente a la actividad de los humanos. Después se ha visto que no es así. Ahora somos muchos, tenemos mucha actividad y lo que estamos viendo es que ahora la naturaleza es como un jardín, que si no la cuidamos, pues la destruimos.
Quizá a ella le debemos que se salvasen un montón de especies de pájaros. Y ahora el trabajo no se ha acabado, porque tendríamos que preocuparnos por los insectos voladores.
- Hablabas de Carson como visionaria. ¿También destacarías su gran determinación? Porque fue atacada constantemente por representantes de la industria de los pesticidas.
Claro que sí. Lo más fácil es intentar destruir a la persona en lugar de discutir las ideas que plantea y ver si son correctas o no. Carson fue una mujer súpervaliente porque se enfrentó a todo un estatus en Estados Unidos. Detrás de la fabricación de pesticidas y de insecticidas hay muchos intereses económicos. Muchísimas empresas se vieron amenazadas y pagaron a otros para que la atacasen.
Y además todo esto lo tuvo que sufrir cuando tenía un cáncer, con lo cual todo es mucho más penoso y difícil. Porque no es lo mismo estar bien de salud que ver que estás muy mal y te estás muriendo -porque entonces el cáncer era prácticamente una sentencia de muerte- y tienes que irte defendiendo y seguir manteniendo tus ideas. Yo creo que en ese sentido Carson es una figura de referencia mundial.
- ¿Recomendarías entonces la lectura de “Primavera Silenciosa” a las nuevas generaciones?
Claro que sí. Es el primer caso en donde se plantea que podemos hacer un impacto en la naturaleza que es irreversible.
Fuente: BBC Mundo - La Nación
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Silvana Buján es Argentina, licenciada en Ciencias de la Comunicación Social y periodista científico y ambiental, ejerciendo desde hace más de dos décadas de manera ininterrumpida a través de radios y medios gráficos del país y del exterior.
Es activista ecologista y participa, dirige o coordina organizaciones no gubernamentales y redes temáticas. Es conferencista y consultora en temas de ambiente y desarrollo. Ha obtenido tres veces el 1º Premio a la Divulgación Científica de la Universidad de Buenos Aires (2009, 2012, 2014) y el 2º Premio en 2010; el 1º Premio Latinoamericano y del Caribe del Agua CATHALAC-UNESCO 2009; Ocho Premios Martin Fierro por sus trabajos en radio y 21 nominaciones. Ha sido Premio Nacional de Periodismo en el año 2007, 1º Premio del Congreso Tabaco o Salud 2010, 1º Premio de Periodismo en Salud de la Asociación Médica Argentina 2010 Distinción honorífica Colegio de Ingenieros DII por su labor en difusión ambiental, 2013.
Lleva adelante desde 1998 ECOS ciclo de periodismo científico abocado al ambiente y las culturas. Y CALIDAD EN VIDA, de periodismo médico, cultura y salud. Dirige BIOS, ONG miembro de la Red Nacional de Acción Ecologista y la Coalición Ciudadana Antiincineración. Es miembro del Comité Consultivo de GAIA internacional. Es miembro de la Red Argentina de Periodismo Científico y la Red Latinoamericana de Periodismo Ambiental. Vive en Mar del Plata.
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