Este artículo forma parte de la cobertura de IPS sobre el Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio, que este año tiene como lema “Una sola Tierra”.
por Joyce Chimbi
NAIROBI - La casa de Barnabas Kamau se encuentra en un humedal del condado de Rumuruti Laikipia, en la región del Valle del Rift, considerada el granero de Kenia. Se instaló en la zona hace 15 años, atraído por la fertilidad de los humedales, que ofrecen condiciones favorables para la agricultura y la ganadería.
Pero Kamau afirma que los humedales están desapareciendo rápidamente y que la cantidad de agua de la zona ha mermado considerablemente, lo que ha reducido la productividad de la tierra.
“Estamos luchando por cultivar alimentos para nuestras familias y para la venta. Los que se lo pueden permitir compran agua para regar porque el suelo está demasiado seco y las lluvias son imprevisibles”, dice este campesino a IPS.
A medida que la población rural de Kenia aumenta, la presión sobre la tierra se incrementa en medio de los crecientes niveles de pobreza y la escasa aplicación de políticas respetuosas con el medio ambiente, el país está perdiendo sus humedales, afirma Agnes Wanjiru, especialista en ecología del Ministerio de Medio Ambiente y Silvicultura.
“Los humedales son un activo medioambiental muy importante. Almacenan el exceso de agua de las inundaciones durante las lluvias intensas. Durante la estación seca, son los humedales los que alimentan las corrientes de agua evitando que se sequen. Los humedales son el hogar de muchas especies de plantas y animales y apoyan significativamente las actividades agrícolas, ganaderas y pesqueras”, explica la funcionaria a IPS.
Detalla que “hoy en día, estamos perdiendo nuestros humedales a un ritmo muy alarmante debido a la actividad humana, incluyendo la conversión de estas áreas en asentamientos y para negocios como los lavados de coches”.
En el condado (municipio) de Muranga, por ejemplo, “los datos más recientes muestran que la superficie de los humedales ha disminuido alrededor de 48 % entre 2001 y 2018”, precisa.
Bajo el lema «Una sola Tierra», las comunidades de todos los continentes celebran este año el Día Mundial del Medio Ambiente, el domingo 5 de junio, poniendo de relieve las preocupaciones por el deterioro de los ecosistemas, en particular aquellos más frágiles, como loso humedales.
El Día Mundial del Medio Ambiente es la principal plataforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para promover la acción para la protección del medio ambiente mediante la sensibilización sobre cuestiones como la superpoblación humana, la contaminación marina, el calentamiento global, los delitos contra la vida silvestre y el consumo sostenible.
Celebrado anualmente por más de 150 países de todo el mundo, el día es una plataforma global para la divulgación de la importancia de cuidar el ambiente, para mostrar también las iniciativas a nivel nacional y mundial en la promoción de la salud de los ecosistemas.
En esta nación de África oriental, por ejemplo, además de la desaparición de los humedales, Wanjiru afirma que otros problemas medioambientales son las inundaciones, la erosión del suelo, la deforestación, la desertificación, la escasez de agua, los delitos contra la fauna salvaje, la mala eliminación de residuos y la contaminación doméstica e industrial.
En este contexto, advierte Jasper Kimemia, son los pobres y los vulnerables los que se llevarán la peor parte del actual deterioro medioambiental.
Ambientalista e investigador independiente en industrialización y contaminación, Kimena dice a IPS que las naciones ricas siguen exportando los impactos negativos de su excesivo consumo y producción a través del comercio y la eliminación de residuos.
“Al ritmo actual, los países en desarrollo no reducirán la pobreza y las desigualdades porque cuando medimos el desarrollo a través del producto interno bruto (PIB), no tenemos en cuenta las cuestiones ambientales”, observa.
Para Kimemia, “estamos utilizando nuestro medio ambiente de una forma que continuará socavando significativamente el progreso para acabar con nuestros problemas más acuciantes, como la pobreza y el hambre».
Una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), cuya sede mundial está en la capital de Kenia, Nairobi, alarma sobre el estado de deterioro del planeta Tierra y cómo este escenario amenaza la consecución de la salud y el bienestar para todos, el crecimiento económico sostenible, las oportunidades de empleo y la promoción de sociedades pacíficas e inclusivas.
Además, se calcula que una cuarta parte de la carga mundial de morbilidad se debe a riesgos relacionados con el medioambiente, como las enfermedades transmitidas por animales, la covid-19 por ejemplo, el cambio climático y la exposición a la contaminación y los productos químicos tóxicos.
Tan solo la contaminación del aire interior y exterior causa hasta siete millones de muertes prematuras al año.
Kimemia afirma que existen herramientas para invertir la trayectoria del declive medioambiental y promover la armonía entre las personas y la naturaleza mediante la plena aplicación de los convenios internacionales y el fortalecimiento de las políticas y normativas utilizando pruebas científicas.
Esas evidencias están contenidas en el informe del Pnuma: “Hacer las pases con la naturaleza: Un plan científico para abordar la tripe emergencia del clima, la biodiversidad y la contaminación”, lanzado en febrero de este año.
Ese informe, el primero en su tipo, pretende ser una guía para que los responsables de la toma de decisiones adopten las medidas urgentes requeridas salvar el planeta Tierra.
El documento pone de manifiesto la gravedad de la triple emergencia ambiental del planeta, mediante una síntesis única de las conclusiones de las principales evaluaciones mundiales, y destaca las interrelaciones entre los retos del medio ambiente y el desarrollo.
Según el informe, la acción coordinada de los gobiernos, las empresas y las comunidades de todo el mundo puede prevenir y revertir el actual deterioro del medio ambiente y sus efectos devastadores sobre la salud humana y animal, la economía y la capacidad de construir sociedades pacíficas e inclusivas.
En ausencia de tales esfuerzos coordinados, no solo se están quedando cortos los esfuerzos de protección del ambiente en curso, sino que Wanjiru afirma que el statu quo es una amenaza para el futuro y la supervivencia de la humanidad y, para comenzar, aleja las posibilidades de alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que la comunidad internacional se trazó para 2030.
Según el Pnuma, ninguno de los objetivos globales para la protección de la vida en la tierra y para detener la degradación de la tierra y los océanos se ha cumplido plenamente.
Además, se ensalzan los numerosos beneficios de vivir de forma sostenible en armonía con la naturaleza. Según las estimaciones del Pnuma, la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza y cada dólar invertido en la restauración genera hasta 30 dólares de beneficios económicos.
En ausencia de esfuerzos de restauración sostenibles y de gran alcance, si la deforestación y la sobrepesca continúan en todo el mundo, se estima que un millón de especies de plantas y animales podrían extinguirse.
Las investigaciones de la agencia ambiental de la ONU muestran además que, si bien el mundo está en vías de restaurar la capa de ozono estratosférica, que es tan protectora, no está en vías de reducir la contaminación del aire y del agua ni de gestionar con seguridad los productos químicos y los residuos.
“La falta de atención a la degradación del medio ambiente ha orientado la política económica y las inversiones en direcciones perjudiciales”, según la ONU, lo que incluye “la dependencia de los combustibles fósiles y la creciente desigualdad, alejándose del uso justo y sostenible de los recursos finitos del planeta”.
T: MF / ED: EG
Fuente:
Joyce Chimbi, El peso del deterioro ambiental recae sobre los más pobres y vulnerables, 2 junio 2022, Inter Press Service.
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