Se trata de Justiniano Posse, en el sudeste provincial. Logró que nada se entierre ni vaya a basurales. Hasta los pañales descartables tienen una reutilización. Es el primero que lo alcanza en Córdoba.
por Andrés Ferreras
¿Cómo hizo un municipio cordobés para dejar de acumular y enterrar basura en apenas tres años? El problema de la disposición final de los residuos sólidos urbanos parece haber encontrado una solución en la localidad de Justiniano Posse, situada en el departamento Unión, a 240 kilómetros de Córdoba capital.
Desde 2019, esta localidad de casi 10 mil habitantes cuenta con su propia planta de tratamientos de residuos sólidos urbanos, a unos dos kilómetros del área urbana. Fue construida en un predio de 3,5 hectáreas cercadas con alambrado.
“Ahí procesamos todos los residuos de la comunidad. Antes teníamos un basural a cielo abierto, que hoy está cerrado y ya no se le tiran más desechos desde 2019″, explicó el intendente Víctor Gerardo Zuin.
En un prolijo galpón donde instalaron la maquinaria con cinta transportadora procesan todos los residuos domiciliarios. La tarea se agiliza porque llegan previamente clasificados en origen: la mayoría de los vecinos hacen la separación en sus hogares.
Lunes, miércoles y viernes se recolectan los orgánicos (restos de comidas y de podas) que van a compostaje, mientras que martes y jueves se pasa a buscar los inorgánicos (plásticos, metales, papeles, vidrios y otros), que son reciclados.
“Todo lo que se recupera se vende o se usa”, aseguró Zuin a La Voz.
Esto permite que la localidad deje de acumular residuos sólidos, tanto domiciliarios como industriales.
Los plásticos son separados por calidad y se hacen fardos diferenciados por precios, para su venta.
En 2021, el municipio firmó un convenio con Coca-Cola de Córdoba, que les recibe todo el plástico de envases PET y les paga un poco más que un comprador mayorista. Enlazan así con el objetivo de la empresa embotelladora de lograr que todos sus envases contengan plástico reciclado.
Otro convenio que aporta mucho a la solución y que lograron hace poco es el destino para el llamado “fardo de rechazo”, un volumen imposible ya de reciclar o de reutilizar cuando todo lo demás ya fue seleccionado y enviado. Entran allí los pañales descartables, entre otros elementos. Es la basura a la que casi nadie le encuentra destino.
El intendente contó que la estaban enterrando sin más remedio. Pero que la solución llegó a partir de un convenio con Holcim, empresa cementera con planta en Malagueño, con la que ya tenían un acuerdo para entregarle neumáticos que la firma utiliza como combustible para sus hornos. Ahora, le sumaron todo el resto.
“Logramos beneficios para ambas partes: nos libera terreno y no seguimos enterrando, al tiempo que ellos suplantan un combustible”, mencionó Zuin.
Holcim lo está haciendo ya con varios municipios cordobeses. Lo distintivo de Justiniano Posse es que es el único que ya no deja nada para enterrar ni para derivar a basurales.
Costos y beneficios
“Se lee que la basura es un gran negocio, pero en realidad lo que produce en lo económico es mínimo”, opinó el intendente, quien explicó que el sistema no se financia totalmente por lo que producen las ventas, sino que la Municipalidad hace también su aporte.
En 2019, montar esta planta tuvo un costo de unos 40 millones de pesos. Una cifra que, para cualquier municipio pequeño, se vuelve inviable.
La planta cuenta con una docena de personas que se encargan de su operación. La mayoría son mujeres que estaban en el servicio de barrido y fueron incorporadas a esta unidad cuando se adquirió una barredora automática. Ellas clasifican y enfardan los residuos para reciclar y ordenan el espacio.
Entre sueldos y gastos operativos, lo obtenido por ventas no alcanza a cubrir la totalidad del costo de funcionamiento. Pero en esa cuenta no entra el beneficio en lo ambiental. Que vale.
Por ejemplo, evitar para un futuro mayores costos por la remediación del daño que provocan los basurales a cielo abierto.
Antes eran numerosos los problemas. Se pasaban semanas con las pilas de basura ardiendo cada vez que se generaba un incendio, además de la presencia de alimañas y la generación de minibasurales dentro de la localidad a causa de personas que ingresaban a recolectar desechos, pero que luego los dejaban tirados en otros puntos si no les servían.
Para lograr un mayor éxito en la separación, se hizo una campaña de difusión durante años, en la que colaboró el Foro de la Juventud. Casa por casa se entregaron folletos y se explicó el funcionamiento de todo el sistema.
“Debemos estar en un 70 por ciento de los residuos que se clasifican en origen, en cada domicilio”, estimó Zuin.
Empresas, industrias y comercios también están dentro del sistema.
Qué hacer con el basural
El viejo basural a cielo abierto, adonde iba lo no reciclable en los últimos años, todavía es parte del paisaje, y el intendente sabe que debe ser remediado. La intención es reducir y compactar las pilas de basura, para luego cerrar todo con capas de tierra. El municipio quiere recuperarlo como espacio verde.
Si bien sería un terreno inhabitable, buscan cerrar esa herida para el medio ambiente. Aunque recalculan los costos de ese objetivo, mientras siguen esperando el avance de un trámite presentado ante la Nación para obtener la maquinaria necesaria.
Efecto cascada
Junto con el trabajo en el manejo de los residuos, las acciones de protección del ambiente se reproducen en otros lineamientos. Justiniano Posse integra la Red Argentina de Municipios Contra el Cambio Climático (RAMCC) y es una de las pocas localidades de Córdoba que mide sus emisiones de gases de invernadero.
Desde la Municipalidad, trabajan para aplicar con celo la ley de agroquímicos sobre los campos linderos. También se ocuparon de reducir el polvillo que emiten las plantas procesadoras y de secado de granos.
Otras experiencias
Hay otros municipios, como La Para y Camilo Aldao, que también llevan adelante avanzados procesos similares de reducción de la basura que generan, vía reciclado. Con Posse integran el podio de las localidades cordobesas que mejor tratan sus desechos.
La Para, en el departamento Río Primero, es sede de la Fiesta Nacional del Reciclado y ha logrado una muy alta tasa de recolección diferenciada entre sus vecinos, así como también avances con reutilización de residuos.
Camilo Aldao, en el departamento Marcos Juárez, tiene poco más de la mitad de habitantes que su vecino Justiniano Posse y fue el pionero en la provincia: lleva haciendo separación de residuos desde 1997, cuando parecía una rareza de otro mundo.
Fuente:
Andrés Ferreras, Basura cero: el pueblo cordobés que ya les encontró destino a todos sus residuos, 23 junio 2022, La Voz del Interior.
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