El depósito de residuos nucleares estará cerca de una central nuclear.
por Linda Pentz Gunter
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
“¿Quién se va a encargar de ello si nosotros no lo vamos a hacer?”, se pregunta un funcionario sueco durante el documental suizo de 2013, Viaje al lugar más seguro de la Tierra.
El concejal intentaba justificar y racionalizar la voluntad de su municipio de acoger un depósito geológico profundo (DGR) para los residuos de los reactores suecos de alto nivel de radiactividad. Se trataba de un sentido de responsabilidad colectiva, dijo.
Este febrero, el gobierno sueco aprobó un DGR nuclear para la comunidad de Forsmark, en el municipio de Östhammar, una de las dos comunidades voluntarias previamente identificadas.
Forsmark ya alberga una de las tres centrales nucleares de Suecia, así como un depósito de residuos radiactivos de baja actividad. Suecia ha acumulado más de 8000 toneladas de residuos altamente radiactivos desde que sus seis reactores comenzaron a funcionar en la década de 1970.
Haciéndose eco del sentimiento anterior, la ministra sueca de Medio Ambiente, Annika Strandhall, dijo en una conferencia de prensa que anunciaba la selección del emplazamiento del depósito: “Nuestra generación debe asumir la responsabilidad de los residuos nucleares”. Pero puede haber algo más en la historia.
El anuncio de Forsmark se produce tras una considerable presión política para mantener o incluso ampliar el programa de energía nuclear de Suecia. Un reciente artículo de Bloomberg revela en el mismo titular la probable agenda que hay detrás del anuncio del almacén. Suecia puede estar haciendo esto para mentener conectadas sus centrales.
En la actualidad, los operadores suecos “sólo pueden construir una nueva unidad para sustituir directamente a una antigua”. Mientras tanto, los operadores habían advertido que se estaban quedando sin espacio para almacenar los residuos nucleares, lo que obligaba a cerrarlos.
Pero si de repente se manifiesta una “solución” al problema de los residuos, como una DGR, el argumento a favor del mantenimiento y la expansión de las nucleares se refuerza considerablemente, aunque de forma equivocada. La decisión de Suecia se basa en la misma premisa, en principio, que la película de Hagen, que un DGR es la opción preferible para almacenar los residuos nucleares más peligrosos y de larga vida del mundo. Pero el viaje que hace Hagen sólo sirve para poner de manifiesto la casi imposibilidad, en casi todas partes, de encontrar un emplazamiento técnica, ética y políticamente aceptable.
Del mismo modo, la película de 2010, Into Eternity, en la que sólo aparecían las personas directamente implicadas en la creación y construcción del DGR de Onkalo, en Finlandia, pone de manifiesto con demasiada claridad los numerosos retos, imperfecciones y posibles catástrofes que podría acarrear el enterramiento de residuos radiactivos letales durante milenios. El DGR de Onkalo está a punto de completarse; es el primero del mundo.
El emplazamiento de Forsmark se caracteriza por ser capaz de aislar de forma “segura” los residuos radiactivos que almacenará en bidones de cobre durante 100.000 años. Pero esta afirmación de seguridad no es en absoluto una garantía y la escala de tiempo no es lo suficientemente larga para ciertos tipos de residuos radiactivos.
El centro de Forsmark utilizará “botes de cobre y los enterrará a 500 metros bajo tierra en bentonita, una arcilla absorbente con propiedades selladoras”, según los informes.
Algunos sostienen que los depósitos deberían salvaguardar su carga radiactiva durante un millón de años. Otros dicen que 10.000 años es tiempo suficiente. Todas estas cifras, escribe Christine Ro en un artículo de Forbes de noviembre de 2019 son hasta cierto punto, “poco mejor que conjeturas educadas.”
Ro también señala que “una de las condiciones del Organismo Internacional de Energía Atómica para tal sitio geológico es el bajo contenido de agua subterránea, que ha sido estable durante al menos decenas de miles de años, y la estabilidad geológica, durante millones de años.”
También observa que “dada la historia de la justicia medioambiental en el mundo, es probable que cualquier ubicación futura aprobada para vertederos de residuos nucleares se encuentre en zonas pobres”. Esto último ha resultado ser cierto hasta ahora en las zonas seleccionadas para el vertido de residuos radiactivos, incluidas las tierras de los aborígenes en Australia y las de los nativos americanos Shoshone occidentales en Nevada, Estados Unidos.
Este último emplazamiento, en Yucca Mountain, fue rechazado por motivos políticos, a pesar de que tampoco era sólido desde el punto de vista técnico y científico, al estar situado en una zona activamente volcánica y con claros indicios de que el agua penetraría en el emplazamiento.
El emplazamiento de Forsmark todavía tendrá que obtener el permiso del tribunal medioambiental sueco, tras lo cual, según SKB, la empresa que ha desarrollado la tecnología y que construirá el depósito, “la Autoridad Sueca de Seguridad Radiológica también decidirá las condiciones del permiso según la Ley de Actividades Nucleares”.
Sólo cuando se disponga de todas las licencias podrá iniciarse la construcción, tras lo cual se tardará unos 10 años en construir el depósito de combustible gastado". Forsmark se encuentra en una zona salpicada de lagos y a menos de 10 km de la costa sueca. Queda por ver, por tanto, si los residuos nucleares suecos se dirigen al olvido o a una tumba acuática.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.
Fuente:
Linda Pentz Gunter, La apuesta sueca por Forsmark, 4 abril 2022, El Salto Diario.
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