Drenajes, canalizaciones y otras obras humanas han tenido profunda consecuencia en bañados y lagunas de la provincia.
por Manuel Nores
Córdoba es una de las provincias argentinas que más han destruido sus ambientes naturales. Los pastizales pampeanos, que se extendían por el sudeste de la provincia ocupando unos tres millones de hectáreas, desde hace décadas fueron eliminados y reemplazados por cultivos de forma sistemática, a tal punto que hoy quedan sólo vestigios, a lo largo de las vías del ferrocarril o en lugares poco accesibles.
Con los bosques de llanura ubicados al este y al sur de las Sierras, sucedió algo similar. Una intensiva deforestación y el reemplazo por cultivos los han fragmentado y reducido a menos del cinco por ciento, y el proceso continúa. Los bosques serranos sufrieron extracciones, desmontes, forestación con especies exóticas e incendios que año a año se repiten, y que devastan grandes áreas.
Situación problemática
Ante este panorama, veamos cuál es la situación de los ambientes acuáticos de la provincia.
Las llanuras orientales, gracias a su relieve plano, a lluvias abundantes y a la poca permeabilidad del suelo, resultan muy apropiadas para la formación de lagunas y bañados. Aunque hay varios sistemas acuáticos en el área, cuatro de ellos fueron los más importantes. En el norte, la laguna Mar Chiquita/bañados del río Dulce y las cañadas de los Tres Árboles y de los Morteros. En el sur, el bañado del río Saladillo y los bañados de La Amarga.
Desde 1974 hasta 1977, la laguna Mar Chiquita y bañados del río Dulce fue un paraíso para las aves acuáticas locales y migratorias del Hemisferio Norte donde solían concentrarse enormes cantidades de individuos en la desembocadura de los ríos, sobre todo en la del río Segundo.
A partir de mediados de 1977, la laguna comenzó a subir (alcanzó nueve metros en 2003 y pasó de 200 mil a 700 mil hectáreas de superficie), se desalinizó el agua, se alteraron los estuarios de los ríos, se cubrieron las costas y las playas y se inundaron los bañados del río Dulce, lo que produjo una marcada disminución de las aves acuáticas.
Eso significó que en un período de 26 años hubo menos aves acuáticas locales y muy pocas migratorias en la laguna. A partir de 2004, la laguna comenzó a descender de nuevo unos 50 centímetros por año, y se redujo a 380 mil hectáreas en 2010. Así aumentó la salinidad, se formaron otra vez los estuarios de los ríos y de las playas y el agua se retiró de los bañados del río Dulce.
Aunque hubo un aumento de las aves acuáticas, nunca volvió a ser como en el período 1974-1977. Sólo el flamenco austral y el chorlo nadador grande volvieron a tener grandes poblaciones.
Aunque este problema de aumento y descenso no está relacionado de forma directa con actividades humanas, estas son seguramente una de sus consecuencias. A esto se agrega que en abril de 1983, por ley 22.789 de la Nación, se transfirió a jurisdicción de Santiago del Estero unas 400 mil hectáreas del nordeste de Córdoba, con lo cual Córdoba perdió la mayor parte de los bañados del río Dulce, los cuales, además, quedarán fuera de la futura reserva nacional Ansenuza.
La inminente creación del parque nacional y de la reserva nacional Ansenuza en el área será el único hecho positivo para los ambientes acuáticos de la provincia en muchos años.
Las cañadas de los Tres Árboles y de Los Morteros se extendían por unos 40 kilómetros, desde el sur de Cotagaita hasta el norte de Morteros, en el departamento San Justo. Cuando se cubrían de agua, aparecían enormes cantidades de aves acuáticas, algunas poco comunes en el resto de la provincia. Desde hace algunos años, comenzó un intenso drenaje de las cañadas, a tal punto que en la actualidad están secas y cultivadas.
El bañado del río Saladillo era también un extraordinario hábitat para las aves acuáticas y era, con la laguna Mar Chiquita/bañados del río Dulce, el más importante de la provincia.
Consistía en 40 kilómetros de lagunas y bañados ubicados en el sudeste de la provincia, en el departamento Unión. A partir de 2002 comenzó un intensivo drenaje y en sólo una década se produjo la pérdida casi total del sitio, según fue determinado por Pablo Brandolín y por Miguel Ávalos.
Los bañados de La Amarga eran formados por el río Quinto al final de su recorrido y se distribuían en un área de unas 20 mil hectáreas. Fueron también un lugar muy importante para las aves acuáticas. La conexión del río Quinto con el río Salado del Sur (mediante obras de ingeniería que transformaron al río Quinto de endorreico a exorreico y encauzaron todo su caudal hacia el Salado del Sur) y una red de canales de drenaje produjeron el desecamiento total de los bañados y su reemplazo por cultivos.
En resumen, los cuatro ambientes acuáticos más importantes de Córdoba fueron desecados o profundamente alterados, por lo que sería fundamental poner en marcha un plan de restauración para tratar de recuperarlos, aunque sea de modo parcial.
Manuel Nores, doctor en Ciencias Biológicas; investigador del Conicet
Fuente:
Manuel Nores, El trágico destino de los ambientes acuáticos de Córdoba, 29 noviembre 2021, La Voz del Interior.
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