miércoles, 24 de noviembre de 2021

Corte de ruta contra la minería del uranio en La Rioja


Pobladores de la Quebrada Alipán mantienen un corte en la Ruta Provincial N.º 3 para impedir las perforaciones para la mina de uranio El Cantadero.

por Cristian Basualdo

QUEBRADA ALIPÁN, La Rioja, jueves 18 noviembre 2021.- Dos camionetas con el logo de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) se detienen en el paraje Las Cañas, de los vehículos descienden unos funcionarios que recorren el pedemonte inspeccionando el área con el objetivo de instalar un reservorio de agua, necesario para comenzar una campaña de perforaciones para la minería del uranio.

La presencia de la CNEA no pasa desapercibida en esta comunidad ubicada en el faldeo oriental de la sierra de Velasco, a unos 20 kilómetros al norte de la ciudad de La Rioja. Los vecinos esperaron el regreso de los funcionarios del átomo para recordarles que la minería del uranio no tiene licencia social en La Rioja. Esa noche se reunieron en el centro vecinal y decidieron comenzar, al día siguiente, un corte en la Ruta Provincial N.º 3, para impedir el paso de la maquinaria de la CNEA.

En la Quebrada Alipán se encuentran los parajes El Duraznillo, Higuerillas, La Lancha, Agua Blanca, Puerto Alegre y El Cantadero, donde viven puesteros y productores que se dedican principalmente a la ganadería. También se está comenzando a explorar turísticamente. La zona de El Cantadero es única en el mundo y de gran valor biológico. Manuel Nores, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet, recordó que le pareció “fascinante encontrar vegetación y sobre todo aves de selva en un lugar totalmente inesperado como es La Rioja, que es una zona árida y semiárida”. Para Nores la minería del uranio podría terminar con El Cantadero, explicó que en “la presencia de este ambiente selvático muy frágil y vulnerable. Cualquier perturbación no demasiado importante como el desvío de un arroyo, por ejemplo, bastaría para que el ambiente desaparezca”.

La lucha contra la minería del uranio en La Rioja comenzó en 2008, cuando el por entonces gobernador Luis Beder Herrera, suscribió con la CNEA un convenio sobre “prospección, exploración y evaluación de depósitos de uranio en la provincia de La Rioja”. Las tareas de prospección concluyeron con una declaración de manifestación de descubrimiento, inscripta como “Alipán I”.

En 2010, la CNEA lo consideraba “un proyecto minero en incipiente etapa de exploración”, por eso realizó un relevamiento de datos para la línea de base ambiental, que consideró “las áreas sensibles que a futuro podrían ser afectadas por la actividad minera, como es el caso de aquellos pobladores y áreas de cultivo que de alguna u otra manera están relacionados con la cuenca”. Las perforaciones exploratorias “permitieron determinar la presencia de mineral de uranio hospedado en rocas metamórficas en proximidad al contacto con cuerpos de naturaleza granítica”.

En 2012, las masivas marchas y protestas contra la minería del uranio en La Rioja impulsaron la promulgación de la Ordenanza Municipal N.º 4930, que declaró el departamento Capital “Zona No Nuclear”, y prohibió el cateo, la prospección, exploración, explotación o industrialización del uranio o cualquier otra sustancia radiactiva.

A fines de 2013, las localidades ubicadas en la Quebrada Alipán sufrieron una crisis hídrica. La Asamblea Riojana Capital registró, mediante fotografías y videos, el uso del agua para las actividades de la CNEA, “imágenes del desastre que están haciendo en nuestros cerros”. En octubre, la Municipalidad de La Rioja clausuró preventivamente la mina. La CNEA respondió con un amparo mediante el cual solicitó la nulidad de la Resolución Municipal y la inconstitucionalidad de la Ordenanza N.º 4930. Ese fue el comienzo de una larga batalla judicial.

En marzo de 2014, la Asamblea Riojana Capital y los Vecinos Autoconvocados de Puerto Alegre al Cantadero, comenzaron un acampe y bloqueo selectivo sobre la Ruta Nacional N.º 38, en la entrada al predio. Durante 6 meses impidieron el paso de la maquinaria de la CNEA. Marisa Romero, de la Asamblea Riojana Capital, dijo que “la megaminería acarrea para las poblaciones cercanas todas las consecuencias nefastas para el ambiente, para el agua, para la salud, pero en caso de la minería de uranio todo esto se potencia porque estamos hablando de radiactividad, de una contaminación que se acumula y que incluso afecta a las generaciones futuras”.

En 2017, la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba convocó a las partes a una audicencia conciliatoria. La Asamblea Riojana Capital presentó más de 2500 firmas de vecinos que se oponen a la minería del uranio. Finalmente, la Cámara declaró la inconstitucionalidad de la Ordenanza N.º 4930. La Municipalidad de La Rioja apeló la resolución a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que ratificó el fallo.

Un antecedente ominoso de la minería del uranio en La Rioja es el denominado “Distrito Uranífero Los Colorados”. La CNEA lo descubrió y exploró en la década de 1970. La empresa Uranco SA realizó la explotación entre 1992 y 1996, a cielo abierto, con el tratamiento del mineral en pilas y lixiviación con ácido sulfúrico. Para producir 55 toneladas de uranio movilizó casi 1.000.000 toneladas de estériles, y 135.680 toneladas de mineral tratado, que quedaron abandonadas a su suerte. Actualmente el predio es un páramo, testimonio material de la irresponsabilidad de la CNEA.

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