domingo, 25 de julio de 2021

Servidumbre nuclear: los muertos por Covid-19 en las centrales nucleares argentinas

Foto: Mrcukilo - Trabajo propio.


Los protocolos aplicados por Nucleoeléctrica para enfrentar la pandemia son insuficientes. Las muertes que pudieron evitarse.

por Cristian Basualdo

CENTRAL NUCLEAR ATUCHA, 17 mayo 2021.- El Sindicato de Luz y Fuerza de Zárate lamentó la muerte de 2 trabajadores por Covid-19, Maximiliano Sottile (33 años) del sector Planificación y Programación, y Pablo Sarapura (45 años) del sector Seguridad Industrial. Ambos habían recibido la primera dosis de la vacuna, pero tenían comorbilidades, y habían sido convocados a trabajar en forma presencial por Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA). “La gravedad de lo sucedido, evidencia un cierto relajamiento en las áreas esenciales como el Departamento Médico, como así también en los medios de transporte, desde y hacia las centrales. Decimos claramente que esto no fue un accidente, y que actuando con responsabilidad se podría haber evitado”, expresó en un comunicado el Sindicato de Luz y Fuerza de Zárate, que propuso una serie de medidas para evitar más muertes, tales como excluir de realizar trabajos presenciales a los trabajadores encuadrados en los factores de riesgo, no intimar el regreso a planta de quienes tienen declaradas morbilidades que pongan en riesgo su salud, convocar el esquema de trabajo en turnos de 14 x 14 días, sin detrimento alguno del salario de los trabajadores, entre otras medidas.

Ante la falta de respuestas por parte de la empresa, el nombrado sindicato convocó a un paro de 2 horas por turno, desde el 16 al 18 de junio. La Comisión Directiva del gremio dijo que los trabajadores fallecidos “nunca tendrían que haber concurrido a realizar trabajos presenciales ya que a las claras quedó que los protocolos aplicados en NASA son insuficientes”; y responsabilizó a la patronal por impulsar una mayor movilidad del personal, priorizando tareas que no son esenciales para el funcionamiento del servicio, por convocar a la presencialidad a mayores de 60 años, por no aislar los casos estrechos y por realizar descuentos a los trabajadores.

La respuesta de Nucleoeléctrica fue una misiva del Gerente del Sitio Central Nuclear Atucha I-II, Alejandro Sandá, quien no dio curso a los reclamos de los trabajadores y los amedrentó con tomar medidas disciplinarias. La publicidad de la empresa se encargó de darle un nuevo envoltorio a la realidad: “La seguridad es nuestro principal valor y ante la pandemia implementamos medidas para proteger a todos los que forman parte de Nucleoeléctrica”, afirmó en las redes sociales.



La Covid-19 es la primera pandemia de la historia que afecta a la industria nuclear. Cuando se declaró el año pasado, la Central Nuclear Embalse (CNE) arrastraba un cúmulo de tareas pendientes, que se reprogramaron al igual que las paradas planificadas, solo se hicieron paradas breves en las que no se realizaron inspecciones ni trabajos preventivos mayores. Entre las tareas pendientes estaban aquellas que quedaron sin hacer del proyecto extensión de vida, o que se debieron realizar nuevamente ante el fracaso de la restauración, tal es el caso del retubado parcial del condensador.

Así las cosas, jaqueada por los informes de deficiencias, la CNE inició el 1 de abril una parada programada de 7 semanas. El 27 del mismo mes, el gerente de la CNE, ingeniero Juan Cantarelli, dijo: “En estos momentos tenemos más de 1400 personas en planta, más del doble de las 600 que trabajan permanentemente. Esto trajo, indudablemente, un aumento en los casos positivos de Covid”, durante una entrevista a la radio Delta Embalse. Las fallas en el control de los casos sintomáticos que ingresaron a la central contribuyó a agravar la problemática. Así se produjo un importante brote de coronavirus en la CNE, con 152 nuevos casos positivos al 17 de mayo, según informó la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) en su página web, posteo que luego fue modificado. Entre los trabajadores de Nucleoeléctrica que prestaban servicio en Embalse, fallecieron por Covid-19, Gabriel Ortiz (51 años) y Marcos Severini.

Las condiciones laborales de la empresa son las mismas en todo el país. Entonces, el reclamo gremial en el Sitio Atucha me llevó a preguntar por la situación en el Sitio Embalse, para ello consulté al Sindicato Regional de Luz y Fuerza, su respuesta fue lacónica: no tiene conocimiento de reclamos a la patronal, ni de cómo se produjo el contagio de los trabajadores fallecidos, porque la Seccional CNE es reacia a brindar información. En un comunicado emitido con motivo del final de la parada programada, la Seccional CNE manifestó que “en un contexto de continuo desafío ante la pandemia, quedó totalmente demostrada la capacidad y el profesionalismo con el que se trabajó”.

La ARN reconoce solo los muertos en Atucha: “Lamentablemente, dos trabajadores del CNA transcurrieron la enfermedad con gravedad y fallecieron”, señaló en su último informe sobre casos de Covid-19, fechado el 6 de julio. No cuenta los trabajadores fallecidos por Covid-19 en la CNE, ni entre sus propias filas, tal es el caso de Gustavo Bustos, de la Gerencia Licenciamiento y Control de Reactores Nucleares. Esto puede deberse a algún criterio para el conteo que excluya a ciertos casos. Las centrales nucleares dependen de personal especializado, difícil de reemplazar, un criterio orientado a la seguridad debería contar todas las pérdidas por Covid-19 entre el personal en servicio, independientemente de cómo y dónde se produjo el contagio.

Consideraciones aparte merecen los trabajadores subcontratados, históricamente destinados a recibir la mayor parte de las dosis colectiva de radiación prevista para cada parada programada. Este año corrieron el riesgo adicional de contagiarse de coronavirus. Los subcontratados cobran menores salarios y no tienen continuidad laboral, se van una vez terminado su trabajo, llevándose consigo los isótopos radiactivos incorporados, las dosis recibidas, y cualquier problema de salud posterior que pudiera dejar un rastro epidemiológico.

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