El embalse muestra por estos días varios sectores con presencia de cianobacterias. Es el lago más complicado por ese impacto ambiental, después del San Roque. Las causas y el debate por las medidas necesarias.
por Carina Mongi
Un verde brillante penetra en la mirada. Y no son manchones aislados en la orilla: en algunos sectores, se extienden de costa a costa. Un tramo del río Los Reartes, cerca de su desembocadura en el lago, es sólo un ejemplo de la propagación de las algas verdosas (o cianobacterias) que recuerda, otra vez, la degradación ambiental del embalse Los Molinos.
No es una novedad: se repite cada año como vidriera de un deterioro que no se detiene. Se escucha desde hace años en boca de especialistas: si no se aplican medidas de remediación, se acorta cada vez más la brecha para alcanzar los peores índices del lago San Roque, el más contaminado de Córdoba.
El verde es la inequívoca señal del exceso de desechos orgánicos. Urbanización desmedida con inexistencia o mal funcionamiento de cloacas, el pastoreo de animales, las cenizas que llegan tras los incendios serranos, aportan su porción de deterioro. También influye el cambio climático.
Quien encendió la alarma en estos últimos días y comenzó a desempolvar la Mesa de Gestión de Los Molinos, formada años atrás por distintas entidades para impulsar acciones paliativas, es Pablo Riveros, jefe comunal de Villa Ciudad Parque, una de las comunas vecinas al lago.
“La salud del dique Los Molinos es fundamental no solamente para la salud de las personas que lo rodeamos, sino también para la economía regional; cualquier turista que pueda llegarse hoy al río Los Reartes, Del Medio o San Pedro, o al mismo lago, se encontrará con una masa espesa verde fosforescente y un olor nauseabundo”, disparó Riveros.
Las algas de estos días en algunos sectores puede que desaparezcan por un tiempo cuando el viento las arrincone en otro sitio. Pero el problema no desaparece.
El jefe comunal propuso que se apliquen medidas inmediatas, mientras entidades provinciales y nacionales gestionan los fondos para ejecutar una megaobra de cloacas, cuyo proyecto se elaboró en el seno de esa Mesa de Gestión años atrás, pero requiere de un presupuesto cercano a los 3.500 millones de pesos.
Qué hacer ya
“Necesitamos proyectos a corto y mediano plazo, entre la Nación, la Provincia y las comunas”, agregó Riveros. Como medidas al alcance de los gobiernos locales, sugirió sumar legislación y promover al cuidado de los espacios públicos del perilago.
Contó que, en Villa Ciudad Parque comenzaron a reordenar la situación de uno de los clubes náuticos que avanza en un proyecto de cloacas y exigen biodigestores a los loteos pegados al lago. A su vez, dictaron una resolución para limitar la construcción en altura y declararon el cordón serrano como área natural protegida, para preservar las cuencas hídricas.
Por ahora, el desarrollo inmobiliario que avanza casi sin restricciones en los bordes del embalse, le viene ganando por goleada al cuidado ambiental. Algunas localidades, como Potrero de Garay, exhiben un crecimiento exponencial de viviendas y emprendimientos turísticos en los últimos años.
Riveros sugirió -tal como lo resolvió su comuna- que los demás municipios nieguen el permiso a nuevos loteos hasta que no lleguen las inversiones que “garanticen el debido tratamiento de las aguas”.
“La Provincia y la Nación tienen que trabajar fuertemente en hacer las cloacas y acompañarnos en las legislaciones, porque muchas veces los negocios inmobiliarios tienen más poder que las propias comunas y eso no puede ser”, lanzó.
Voz de experta
Raquel Bazán, ingeniera química e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), es una de las profesionales que más conoce el embalse, por integrar el equipo que realiza monitoreos frecuentes desde hace más de dos décadas.
La Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC, la empresa Aguas Cordobesas y la Administración Provincial del Agua (APRHI), desarrollan los controles, que cuentan con la colaboración de clubes y de la Policía.
De Los Molinos, compartido entre los valles de Calamuchita y Paravachasca, sale el agua que abastece a un tercio de la ciudad de Córdoba. Ese es el motivo que lo convierte en uno de los lagos más monitoreados de la provincia.
Bazán advirtió en numerosas ocasiones sobre los riesgos de deterioro si no se pone en marcha un plan, que todavía no se visualiza.
Luego de un momento pico, por una intensa floración de algas en 2017, comenzaron a trabajar la problemática con las escuelas de localidades de la cuenca. En este marco, lanzaron el proyecto educativo “Cyano”, un “semáforo” que a través de la plataforma Instagram activa sus colores con las fotografías del lago que aportan los vecinos: en varios de los últimos días estuvo en rojo, por la creciente presencia de masas verdes y azuladas de cianobacterias vivas y muertas. “Pueden liberar toxinas y está prohibido bañarse”, alerta el semáforo en esos casos y para esos sitios. Si la calidad mejora, puede mutar al amarillo o al verde. Es una forma recreativa que visibiliza la problemática y trata de generar conciencia.
Bazán apuntó que Los Molinos recibe lo que se denomina una “contaminación difusa”, es decir, desde múltiples puntos: muchas casas y pueblos sin cloacas, plantas de tratamiento en mal funcionamiento, más la producción agropecuaria en su cuenca, el impacto de los incendios y la erosión.
Por ahora, sólo una promesa
Un artículo publicado por este diario cuatro años atrás aludía a la promesa de la Provincia de construir plantas cloacales en las cuatro localidades que rodean el lago: Ciudad de América, Potrero de Garay, Los Reartes y Ciudad Parque. Ninguna tiene todavía la planta.
En ese momento, funcionarios provinciales anunciaban que habría “financiamiento para las obras básicas en cada pueblo, que se iniciarían entre junio y julio de 2018”.
Todavía sigue estando en proyecto. Y su costó se disparó.
El San Roque hoy
El dique San Roque es el que en peor estado de eutrofización está en Córdoba, desde hace décadas. La presencia casi permanente de cianobacterias es el principal síntoma de ese severo deterioro ambiental.
Este año hubo un mayor afloramiento entre marzo y abril, como es habitual. Actualmente, también se observa esa presencia, aunque en menor medida a simple vista.
En las costas de Villa Carlos Paz, por ejemplo, varios camiones atmosféricos (los que vacían pozos negros) trabajan todos los días para “absorber” las algas que se van acumulando en esos sectores.
Fuente:
Carina Mongi, El dique Los Molinos, otra vez, verde de algas, 1 junio 2021, La Voz del Interior.
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