por Cristian Basualdo
CENTRAL NUCLEAR EMBALSE, 7 abril 2021.- Un desperfecto en un transformador auxiliar provocó un principio de incendio en la sala de transformadores, en el área convencional de la planta, y “no afectó las condiciones operativas de la misma”, según informó Nucleoeléctrica en un comunicado difundido en los medios locales.
La Central Nuclear Embalse está parada por mantenimiento desde el 1 de abril de 2021, cuando inició una parada programada con una duración prevista de 7 semanas. Entre los trabajos anunciados por Nucleoeléctrica se encuentran tareas en el reactor, inspecciones de los generadores de vapor, tareas en la turbina, en el alternador y el retubado parcial del condensador.
La frecuencia y la duración de las paradas de la Central Nuclear Embalse, evidencian la poca solidez de los argumentos técnicos y económicos que se usaron para justificar la extención de su vida útil.
Le propongo al lector repasar la breve historia del segundo ciclo de generación. El 2 de enero de 2019, comenzó la remoción de parada garantizada, puesta a crítico y aumento hasta el 5 % de la plena potencia. Dos días después el reactor alcanzó la criticidad.
El 14 de febrero de 2019, la central se conectó a la red y comenzó un período de operaciones a cargas reducidas de 200 megavatios. Al mismo tiempo se realizaron ensayos con fluoresceína, un líquido usado para detectar pérdidas en las tuberías. Una parte del agua liviana del circuito secundario de transporte de calor termina en el lago Embalse, debido a las pérdidas en el condensador.
El 12 de abril de 2019, la central alcanzó la plena potencia, y el 28 de agosto del mismo año la Autoridad Regulatoria Nuclear le otorgó la licencia de operación para el segundo ciclo de vida, mediante la Resolución N.º 333/19.
Así se dio por concluido el denominado proyecto extensión de vida (PEV), que acumuló una demora de unos 7 años, y cuyo costo final fue de 2.149 millones de dólares, más del 300 % del costo presupuestado originalmente.
En los 19 meses transcurridos del segundo ciclo de generación, la central realizó paradas programadas (el 26 de septiembre de 2020 y el 1 de abril de 2021); y también paradas no programadas, en este último grupo se encuentran las originadas por eventos externos, como la falla del Sistema Argentino de Interconexión, el 16 de junio de 2019, o por eventos internos, como el deterioro y mal funcionamiento de algunos posicionadores de válvulas de control de nivel en los generadores de vapor, el 26 de julio de 2020.
Así las cosas, la Central Nuclear Embalse transita el difícil camino de otros reactores CANDU 6 reacondicionados. Tomemos por ejemplo Point Lepreau, en Canadá, cuyas recurrentes paradas complican las finanzas de la operadora NB Power, “desgraciadamente, no funcionó como hubiéramos querido al salir de la refuncionalización”, dijo recientemente su vicepresidente, Darren Murphy. Otro ejemplo lo encontramos en Wolsong I, en Corea del Sur, que cerró después de la extensión de vida. La empresa estatal que lo operaba señaló la “incierta viabilidad económica” y el bajo rendimiento operativo reciente.
Aunque se publicite en La Voz del Interior como la “nueva” Nuclear de Embalse, se trata de una tecnología “vintage”, una central del siglo pasado a la cual se le reemplazaron algunos sistemas, estructuras y componentes, y solo permitió una implementación limitada de los nuevos conceptos de seguridad.
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