Entrevista al ecologista Antonio Brailovsky.
por Mario Hernandez
M.H.: Usted está pasando la pandemia fuera de Buenos Aires.
M.H.: Y al respecto, ¿qué mata más el Coronavirus o la contaminación?
A.B.: Van juntos. Justamente una de las advertencias respecto de los incendios forestales del Delta del Paraná es que el daño que hacen a las mucosas está predisponiendo a que la gente se contagie enfermedades respiratorias, incluido el Coronavirus. De modo que se potencian.
M.H.: Leí que había disminuido la contaminación. En un 37 % las concentraciones de dióxido de nitrógeno, un 10 % las partículas finas PM2.5 que se depositan en el ambiente y se desplazan fácilmente en los pulmones. Esto también evitaría muchas muertes.
A.B.: Estamos empezando a revisar todo eso. Hay una disminución de la contaminación urbana por tránsito, simplemente porque hay menos. Pero las industrias contaminantes han vuelto a trabajar en su mayoría y en general los controles son mucho más débiles en pandemia que en condiciones “normales”.
No en todas partes consideran personal esencial a los que controlan la contaminación y en un momento en que las empresas quieren ahorrar porque no saben cuánto tiempo va a durar esto, la mejor forma es contaminar mientras no los miran. Yo creo que están exagerando con esta idea de que se contamina menos.
M.H.: O sea que no hemos sacado mayores conclusiones.
A.B.: Los males se potencian, no se neutralizan.
M.H.: Lo que se está viviendo frente a la ciudad de Rosario y en las sierras cordobesas habla de esto y otro de los temas que se ha instalado es la difusión de la comunicación del ministerio de Relaciones Exteriores y el ministro de Comercio de la República China donde se anuncia una asociación estratégica para producir 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad, lo que ya ha originado algunas manifestaciones en contrario. ¿Qué significa producir 9 millones de toneladas de carne porcina? ¿Qué consecuencias va a tener esa situación para nuestro país?
A.B.: Nosotros estamos corriendo el riesgo de que eso se haga en condiciones ambientalmente infames. La mayor parte de las granjas porcinas del mundo, en especial las grandes, tienen condiciones de higiene infames. En algunas zonas de Estados Unidos, en las inmediaciones de ese tipo de granjas llueve materia fecal, tal es la concentración de suciedad y bacterias. Con lo cual tenemos el riesgo de que haya millones de personas enfermas alrededor.
Más otra cosa, ya vimos en el caso Vicentín, que cuando hay empresarios poderosos, no les hacen cumplir las leyes, y en este caso mucho más empresarios poderosos que como el caso de los chinos, tienen una Embajada poderosa detrás. Ya vimos en otras épocas que hacerles cumplir las leyes a las empresas inglesas o norteamericanas no era sencillo. No veo por qué sea más fácil hacerle cumplir la ley a los empresarios chinos.
M.H.: También he leído que para producir un kilo de carne porcina se necesitan 6.000 litros de agua y 6 kg de granos.
A.B.: No recuerdo las cifras, pero de todos modos está claro que China ya no tiene agua, prácticamente no llegan al mar, están en situación enormemente difícil por el agotamiento de sus fuentes de recursos hídricos y están buscando que se haga en otro lado. Nosotros tenemos recursos hídricos pero no hay garantías de que se produzca de manera limpia. Y hay mucha experiencia de proyectos definitivamente sucios. Así que la cuestión es, otra vez, cambiar economía por salud o salud por economía. ¿No estamos intentarlo hacer con la pandemia? ¿Lo vamos a hacer con las inversiones extranjeras?
M.H.: Hace por lo menos cuatro meses que no dialogamos y me imagino que en este tiempo, y en su retiro en la ciudad de Pehuajó, con la tranquilidad que significa, habrá reflexionado sobre la pandemia que nos azota. ¿Qué nos puede comentar al respecto?
A.B.: Lo primero que hay que plantear que es una ilusión el volver a la “normalidad” porque la normalidad anterior es lo que generó las condiciones de pandemia. Aquí no hay que hablar de un chino que se comió un murciélago. Hay que hablar de cientos de miles de virus potencialmente peligrosos que están en reservorio silvestre. Si nuestra sociedad destruye la biodiversidad, esos reservorios silvestres empiezan a interactuar con las personas. Más tarde o más temprano vamos a tener, no otra pandemia, sino un montón de pandemias.
En el Siglo XXI ya hemos tenido seis; además de esta el Sars, la Gripe Porcina, la Gripe Aviar, el Ebola. Estamos generando pandemias, entonces la ilusión de que esto se acaba pronto no es así, detrás de esta puede venir cualquier otra, simplemente esta ha sido un poco más peligrosa que las anteriores, pero si no se toman medidas para la protección de la biodiversidad, no hay salida, porque cuando se destruye la biodiversidad, los animales silvestres que tienen enfermedades, empiezan a interactuar con los humanos.
Cuando hay una biodiversidad sana, el animal que está enfermo muere, se lo come otro o queda diluido en el conjunto de poblaciones de su especie. De modo que la única vacuna que nos sirve para las próximas pandemias es una biodiversidad sana. Realmente hemos hecho enormes esfuerzos para atender una enfermedad, las demás están ahí acechando.
Fuentes:
Mario Hernandez, «La única vacuna que nos sirve para las próximas pandemias es una biodiversidad sana», 4 septiembre 2020, Rebelión.
La obra de arte que acompaña esta entrega es "Otoño" de Clara Ganguntia.
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