Mercedes "Mechi" Hollmann, compañera de Facundo en Semillero Cultural y Jóvenes y Memoria.
por Adriana Meyer
Mercedes "Mechi" Hollmann tiene 32 años, es estudiante de Magisterio y hasta hace dos meses trabajó en la estación de servicio Shell donde fue compañera de Cristina Castro. Vive en Pedro Luro desde hace 10 años donde formó su familia, pero es de Villalonga. "A veces estábamos tomando mate a la tardecita y se metía el patrullero en el andén, agarraban a los pibes, los ponían contra la pared, los empezaban a empujar, a revisar", relató a Página/12 su experiencia de haber compartido muchas horas con Facundo Astudillo Castro en los talleres de Semillero Cultural y Jóvenes y Memoria, donde militaban y aprendían "los pibes de la estación". Hollmann describió la estigmatización de parte del pueblo hacia esos jóvenes y el hostigamiento permanente de la policía, además de exponer su mirada como amiga de la familia sobre lo que pudo haberle pasado a Kufa, y refutar las versiones que lo ubican como víctima en una "trama narco". "Son chicos buenísimos que han sufrido mucho rechazo social", afirmó.
- ¿Cómo conoció a Facundo?
- En 2012 llevé un currículum a la parte de Cultura del municipio de Villarino, en la parte de oficinas viejas de la estación de ferrocarril habían armado un espacio cultural. En ese momento el director de Cultura era Leandro Poblete. Yo escribo poesía y formaba parte de un taller literario, y quería hacer lo mismo en Luro. Ya existía la ONG Semillero Cultural, para generar vínculos con los chicos, también funcionaba el programa provincial Envión. Me convocaron para armar la biblioteca y ahí empezamos a trabajar. En esa agrupación iba Facu como muchos pibes más de Luro.
- ¿Él iba por la música?
- Sí, iba a taller de murga y batucada, pero se convirtió en su casa, yo estaba en la biblioteca casi seis horas todos los días, cuando llegaba ellos ya estaban esperándome afuera para que abra, para hacer el mate y compartir el día a día, era como un refugio.
- ¿También participaba en Jóvenes y Memoria?
- Sí, es una iniciativa de la Comisión Provincial por la Memoria, trabajan entorno a investigaciones de la historia local de cada pueblo los chicos hacen un trabajo de su barrio, de cómo se enseña, cómo se aprende, cómo se fortalecen los espacios culturales y la mirada del pueblo. Facundo formaba parte de ese grupo, eran chicos de 15 y estuvieron hasta los 19. Cuando cambió el gobierno nos sacaron esos espacios, no funcionó más nada. Pero yo me mantuve en contacto siempre con él y su familia.
- ¿Cómo es Facundo?
- Es todo lo que se dice y más, Facu siempre estaba colaborando para charlar, tomar mate, siempre tenía ganas de aprender, si pasaba algo en el pueblo venía y te preguntaba de política o algo social, nos sentábamos a leer un libro, se ponía a rapear. En el taller de escritura él hacía las canciones, todos los años armábamos los Carnavales, él con la batucada era el primero que llegaba y el último que se iba, a veces venía Cristina enojada porque eran las 9 de la noche y seguía en el taller. Kufa y todo el grupo estaba ahí o en su casa o en la mía, para mí que toquen a cualquiera es como si lo tocaran a Facu, son chicos buenísimos que han tenido mucho rechazo social.
- ¿Por qué?
- El pueblo está dividido por las vías, en la estación iban todos los chicos y la mirada del pueblo sobre Semillero Cultural era que iban a drogarse, y era muy difícil sacarla. Tratábamos de mostrar lo que producíamos pero era un rechazo constante, no te puedo explicar lo que nos costó. Cuando el actual intendente nos cierra el espacio nadie salió a apoyarnos, es muy difícil modificar esa discriminación. En los pueblos cuando no tenés un apellido fuerte de una familia 'de bien' es difícil. A Facu más que fumarse un cigarro no lo he visto, se los convidaba yo y seguíamos trabajando. Aprovechaban la temporada de galpón (embolsaban cebolla), el programa Fines y en Envión.
- ¿Lo que pasaba en el taller era la antítesis de lo que pensaba el pueblo?
- Exacto. Los coordinadores siempre estuvieron en La Cámpora, yo en cambio no soy de ninguna organización, pero el pueblo decía que les metían cosas a los pibes en la cabeza, que piensen que hay que apoyar al kirchnerismo, que son todos faloperos, que les dan subsidios, y nada que ver. Y cuando yo trataba de explicar que no era así me peleaba con medio mundo, hasta con el papá de mis hijos. 'Vos no podés defender a esos pibes' me decía, y yo le respondía 'vos no podés hablar así de ellos porque no estás ahí adentro y no sabés'. Es cambiar la mentalidad instalada, muy difícil.
- ¿Cuándo lo viste por última vez?
- En marzo, yo iba a trabajar y él estaba en la cervecería donde trabajaba, poco antes de la cuarentena. Me dijo que estaba bien, trabajando contento ahí, 'todo re piola' decía, me preguntó por mis hijos porque en Semillero me ayudaban a cuidarlos. Y a Cristina siempre le preguntaba y me decía que el problema era con la novia, que iban y venían. Esa vez lo vi re bien. Jamás lo vi mal, ni contrariado. Y las veces que lo vi con la chica estaba bien. En la Shell sale el micro y aunque estuviera enojada Cristina le pagaba el pasaje para que vaya a verla. Me miraba como buscando una mirada cómplice, como si me dijera 'bueno, voy a ir igual'... Nunca lo vi mal.
- ¿Cómo está viviendo la convulsión que hay ahora allí?
- Mal. Me hace muy mal, trato de llevarlo. Me duele la mirada del pueblo, en el boca a boca todo el mundo sabe lo que pasó, todos dicen 'se les fue la mano a los policías' pero aún así es muy difícil porque metieron la política de por medio, el intendente al no hacerse cargo. No tuvieron el tacto de manejar la situación de acercarse a Cristina, no sé si no saben o no les interesa. Y otra de las cosas es que Leo y Vanesa que están en La Cámpora pusieron todo a disposición de Cristina, como es lógico, es lo que hubiera hecho yo si tuviera los medios porque era un chico que estaba todo el día con nosotros, pero así los acusaron de meter la política. Pero ellos nunca usaron el nombre de la agrupación para sacar rédito sino al contrario, pusieron todo para ayudar en la búsqueda. Se hizo un River Boca y se les fue de las manos. Los que apoyan al gobierno de turno salen a darle con un caño a la familia, a los abogados porque vienen del radicalismo, pero nada que ver.
- ¿Todos saben y qué comentan?
- Que a los policías de Burato se les fue la mano. No los conozco pero sí puedo decir que hay violencia institucional, acá todo el tiempo el policía en lugar de meter preso a alguien nada más, lo mete preso y si le puede dar una patada o un golpe lo hace. Más con los pibes, en la estación les han pegado.
- ¿A Facundo lo habían hostigado?
- A Facu y a todos los chicos del grupo de la estación. A veces estábamos tomando mate a la tardecita y se metía el patrullero en el andén, agarraban a los pibes, los ponían contra la pared, los empezaban a empujar, a revisar porque decían haber recibido un llamado. Yo les decía que los pibes estaban conmigo desde las 4 de la tarde, y no, y que adentro. Más de una vez tuve que ir a la comisaría a pedir explicaciones y a sacarlos. Los tenían de punto, hay dos o tres que vivían en las casas de los ferrocarriles y de noche se juntaban a tomar un vino como hacen todos los pibes, pero cuando lo hace el pibe que no tiene recursos está mal visto. En un pueblo eso se marca mucho más.
- ¿Cree posible que le haya pasado algo con el entorno de la ex novia en Bahía?
- Trabajé seis años con Cristina, a la novia no la quería. Si la piba hubiera tenido algo certero contra la piba hubiera ido directo a atacarla porque era muy mala la relación. Y al contrario, enseguida puso a disposición su teléfono y que la busquen todas las veces que fuera necesario, siempre declarando que Facundo nunca llegó a Bahía. Es más, le dijo a Cristina que si él hubiese llegado a Bahía lo habría visto porque él hacía lo posible para que lo viera, a través de los amigos y conocidos.
- ¿Es posible que Facundo estuviera con problemas con drogas?
- La edad más complicada es cuando estuvo con nosotros, pongo las manos en el fuego por él y todos los chicos. Después que cerró Semillero no vas a ver a ninguno tirado en la calle, todos están trabajando. No los va a ver pasados de rosca, más que un cigarro no consumen. Sí en el boca a boca, cuando pasó a investigarse desaparición forzada circuló que 'estaba metido en esa'. Acá en los pueblos sabemos todo, sabemos quienes la traen y quienes no la traen. Que la justicia no actúe es diferente, pero se sabe todo. De Facu jamás escuché nada, ahora trabajo en un negocios de comercio, estoy con la gente, pero lo quieren instalar. Ni siquiera lo vi borracho, se juntaban a tomar algo a la noche, pero además no tenían un peso. Acá los pibes que tienen padres que laburan bien van a Bahía una noche y la consiguen, y se la traen. Acá el que consume es porque puede pagarlo.
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Fuente:
Adriana Meyer, Facundo Castro: "Todos saben que se les fue la mano a los policías con él, siempre venían a pegar y detener a los chicos", 20 agosto 2020, Página/12.
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