La
actividad industrial en la cuenca cayó un 60 % y eso se refleja en
el curso de agua, que está más claro y fluido. Sin embargo, los
expertos afirman que es una mejoría transitoria.
Peces
nadando en el Riachuelo. El agua levemente más clara, más fluida.
La caída de la actividad industrial de la cuenca en un 60 % se nota
y no solamente en el agua, sino también en el aire de la zona más
contaminada de la Ciudad. Un fenómeno que engrosa la lista de
desintoxicaciones de cuarentena, liderada por los canales de Venecia
y los despejados cielos de China.
De
todas formas, y para tristeza de quienes se habían ilusionado, los
expertos coinciden en que el cambio en la cuenca Matanza-Riachuelo no
es sustancial. "Puede ser que haya mejorado la calidad del agua
porque hay menor vertido industrial, pero es algo excepcional y
transitorio, no permanente", aclara Andrés Nápoli, de la
Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), integrante del
Cuerpo Colegiado de ONGs que controlan el saneamiento del curso de
agua.
Alfredo
Alberti es presidente de la Asociación de Vecinos de La Boca, otra
de las organizaciones que integran el Cuerpo Colegiado. Admite que,
"a simple vista y olfato, parecería que sí está mejor, pero
no tenemos datos oficiales. Nuestra experiencia real nos enseña que
nunca las vacaciones mejoraron nuestro río. La enorme contaminación
que sube de su lecho sigue siendo la misma".
Desde
la propia Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) reconocen
que la mejoría "no es sustancial en términos técnicos".
"Registramos una merma del 60 % en la actividad industrial de la
cuenca en esta cuarentena, pero eso no se traduce tan directamente en
términos de impacto en las pruebas y el monitoreo", advierte un
vocero consultado por este diario.
De
hecho, semanas atrás, el organismo publicó un hilo en Twitter en el
que su director ambiental, Bruno De Alto, y su coordinador de impacto
ambiental, Claudio Patat, aclararon que la presencia de peces en la
cuenca "es normal pero no permanente y sólo ocurre en
condiciones especiales".
"Es
prematuro evaluar el impacto de la cuarentena sobre la cuenca ya que
la contaminación tiene múltiples factores: tipo y nivel de
actividad industrial, vertidos cloacales y generación y tratamiento
de residuos domiciliarios", reza uno de los tuits. Todos estos
factores "han tenido un comportamiento heterogéneo",
agrega.
Raúl
Estrada Oyuela es apoderado de la Asociación de Vecinos de La Boca.
Consultado por este diario, admite que leyó comentarios sobre la
presencia de peces en el Riachuelo, pero aclara que "si bien eso
puede ser cierto para la cuenca alta, especialmente en algunos
arroyos, en la cuenca media y en la baja no es así, ya que la
cantidad de oxígeno disuelto por litro no llega a ser la requerida
para que haya vida aeróbica en las aguas".
"Lo
que suele ocurrir con creciente frecuencia es que la marea introduce
por unas horas, en la desembocadura del Riachuelo, aguas del Río de
la Plata que tienen oxígeno disuelto y que, consecuentemente, traen
peces. Como el nivel del Riachuelo es más bajo que el del Río de la
Plata, eso puede confundir a algunos", deduce Estrada Oyuela.
Del
mismo modo, los técnicos de Acumar precisan que "el fenómeno
de aparición de peces es algo frecuente" y que se da "cuando
una importante masa de agua ingresa desde el Río de la Plata al
Riachuelo, con suficiente contenido de oxígeno disuelto. Eso permite
que con ella también lo hagan los peces". En ese sentido, "la
marea alta y la sudestada son las causas más comunes para explicar
estos fenómenos".
¿Esto
significa que este pequeño descanso carece de valor? No
necesariamente. Al igual que ocurre con otros fenómenos de reducción
de contaminación alrededor del mundo, lo que ocurre en el Riachuelo
permite repensar el vínculo entre ambiente y seres humanos.
"Esto
que pasa nos ayuda sólo a reflexionar la relación de los humanos
con la naturaleza: que ella no nos necesita, pero nosotros sí la
necesitamos a ella -analiza Nápoli-. Podemos cambiar el paradigma de
que todos los recursos naturales tenemos que apropiárnoslos".
Mientras
tanto, la construcción del “Sistema Riachuelo” sigue avanzando
incluso en cuarentena. La obra, a cargo de la empresa AySA, permitirá
transportar y tratar los desechos de 4,3 millones de habitantes
porteños y del GBA. Así, se evitaría arrojar al Riachuelo
efluentes cloacales, una fuente de contaminación que, a diferencia
de la industrial, no mermó en días de aislamiento.
"Es
posible que la cuarentena haya disminuido la actividad industrial y
con ello la descarga de efluentes con alta demanda química de
oxígeno, pero se mantuvo la descarga cloacal que genera una alta
demanda bioquímica de oxígeno y así no permite aumentar la
cantidad de oxígeno disuelto -destaca Estrada Oyuela-. La solución,
y lo hemos dicho 10.000 veces, es modificar las resoluciones que
autorizan esas descargas, que hoy no tienen límites".
Afortunadamente,
las obras del Sistema Riachuelo continuaron, salvo por un parate de
unos días a fines de marzo. Desde AySA informan que se retomaron
actividades ni bien se implementaron los protocolos de trabajo seguro
y que la obra "avanza conforme a lo previsto, para que el
sistema pueda iniciar su puesta en funcionamiento hacia fines de 2021
o principios de 2022".
NS
Fuentes:
El Riachuelo se ve más limpio por la cuarentena, pero los ambientalistas dicen que el cambio es superficial, 1 junio 2020, Clarín. Consultado 1 junio 2020.
La obra de arte que acompaña esta entrada es "El Puerto", de Víctor Cunsolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario