El
Doctor Medardo Ávila Vázquez fue despedido de la clínica privada
Caraffa, en la ciudad de Córdoba. Llevaba 18 años trabajando como
jefe del Servicio de Neonatología y Pediatría. El motivo fue haber
comprado un medicamento llamado Deltisona para el tratamiento de un
niño con leucemia. “Esto no se maneja como un almacén y tampoco
somos una clínica de caridad” fue la respuesta recibida por uno de
los hijos de los dueños fundadores de la clínica. Luego de una
discusión, el pasado lunes 8 de junio, el médico fue despedido.
por
Agencia de Noticias Redacción
El
episodio, además de disparar el debate sobre la privatización de la
salud y la respuesta cruel ante situaciones tan delicadas, también
muestra la problemática de los pueblos fumigados y el uso de
agrotóxicos.
Medardo
Ávila Vázquez es un importante médico pediatra, neonatólogo y
también conocido por expresar públicamente las responsabilidades
políticas del modelo agroexportador que año a año contamina
campos, cursos de agua y hasta escuelas y zonas urbanas con
pesticidas como el glifosato.
También
se desempeña como perito en una causa judicial que investiga el
nivel de contaminación del agua en Pergamino que se instruye en el
juzgado federal de San Nicolás y tiene procesados a tres productores
agrícolas e imputados a dos ex funcionarios municipales. “Es una
falta de respeto para la población de Pergamino y para todos. El
agua no puede tener venenos. ¿Cómo le va a dar a sus vecinos, como
responsable de la salud de su población, agua con veneno, por más
que sea poquito?”, expresó en una radio dirigiéndose al
Intendente Javier Martínez.
Ávila
Vázquez, además, fue coordinador del 1º Encuentro Nacional de
Médicxs de Pueblos Fumigados, realizado en 2010 en la UNC donde
participaron más de 160 profesionales de la salud de las provincias
de Córdoba, Santa Fé, Buenos Aires, Neuquén, Santiago del Estero,
Salta, Chaco, Entre Ríos, Misiones y Catamarca; como así también
de seis universidades nacionales. El encuentro fue importante como
espacio que para generar análisis y reflexión académica y
científica sobre el estado sanitario de los pueblos afectados por
los agrotóxicos, así como “escuchar y contener a los miembros de
los equipos de salud que vienen denunciando y enfrentando este
problema”.
En
2015 participó del Primer debate sobre Agroquímicos en el Senado
Nacional donde dio testimonio de su compromiso con la salud de los
pueblos, detallando una investigación que realizaron conjuntamente
desde la Universidad Nacional de Córdoba y de La Plata sobre el
impacto medioambiental en el pueblo Monte Maíz, ubicado al sureste
de la Provincia de Córdoba.
Desde
la Coordinadora Por una Vida Sin Agrotóxicos en Entre Ríos, Basta
es Basta, califican como un atropello el despido del doctor Medardo
Ávila Vázquez, y se solidarizan a través de un comunicado donde le
agradecen “profundamente su enorme compromiso y valentía cuando
levantó su voz clara para denunciar los efectos devastadores del
modelo agroindustrial sobre la salud de embarazadas, bebés y niños
y niñas”.
A
continuación compartimos la carta escrita donde Medardo donde relata
lo ocurrido
ME
DESPIDIERON TRATANDO A UN NIÑO FUMIGADO CON LEUCEMIA
Hasta
ahora y desde hace 18 años me desempeñaba como jefe del Servicio de
Neonatología y Pediatría de una clínica privada de la ciudad de
Córdoba (Clínica Caraffa), el pasado jueves 4 de junio me llaman
desde la obra social de los empleados de la Provincia (APROSS) para
que recibamos un niño de 2 años con supuesta bronquiolitis.
T.F.
vive en Villa de María de Rio Seco, este es un pueblo del norte
cordobés donde se extendieron los cultivos de soja y maíz a base de
agrotóxicos y los niveles de contaminación son altísimos y también
las protestas de los vecinos que tratan de que dejen de fumigarlos.
El padre de T.F. murió en un accidente de tránsito, ahora vive con
su madre, tíos y el abuelo. Su abuelo lo llevó ese día al centro
de salud municipal porque está muy flaquito y hace 3 semanas que
tiene fiebre. Desde el centro de salud lo mandaron directamente a
Córdoba (a 300 km), con la ropa puesta, sin plata y en plena
cuarentena. En realidad tenía una LEUCEMIA, al llegar volaba de
fiebre y estaba sumamente debilitado y asustado llorando sin parar
aterrado y dolorido. Solo acompañado de su abuelo paterno (un
trabajador de la leña de los montes que destruye el agronegocio),
porque su madre esta internada en Deán Funes teniendo otro bebe…
El niñito lloraba llamando a su madre, quien no va a venir y quizás
por mucho tiempo más aún. Al pobre niño le tuvimos que hacer todo
tipo de intervenciones, incluso punción de medula ósea. Su estado
era muy delicado, con una anemia severísima, lo trasfundimos y
logramos compensarlo un poco. Al día siguiente, el viernes 5,
teníamos confirmado el diagnostico de leucemia linfocítica aguda de
células B.
El
panorama se empezaba a esclarecer ya que es fuertísimo el vínculo
entre exposición a agrotóxicos en la madre y leucemia en los hijos,
incluso en revisiones de “medicina basada en la evidencia” como
el metanálisis que ilustra esta crónica. En este estudio de Wigle
et al. revisando 14 estudios publicados la conclusión es que la
madres expuestas a agrotóxicos tiene dos veces y media más
posibilidades de que sus hijos desarrollen una leucemia comparado con
el riesgo norma de las madres no expuestas a estos venenos. Algo que
se verifica claramente en nuestro paciente T.F. Y también verifica
la injusticia ambiental y social de este caso, familia pobrísima que
solo recibe las consecuencias sanitarias del agronegocio que destruye
el ambiente y enferma a los vecinos.
A
la tarde de ese viernes nuestra onco-hematóloga nos pide que
empecemos con las altas dosis de Deltisona B (metilprednisona). No
teníamos en gotas y la farmacia de la Clínica me informa que recién
el lunes podría conseguir…. Deltisona B gotas hay en todas las
farmacias y sale $470. Le aviso al Director médico que no teníamos
la deltisona, pero que los pediatras la podríamos comprar en la
farmacia del lado y arreglamos el lunes, todo OK. El sábado concurro
nuevamente a ver los pacientitos y compro en la farmacia unos autitos
de juguete, una segunda Deltisona B porque por las altas dosis que
necesitaba el niño solo alcanzaban para día y medio y en el almacén
comestibles y bebidas para el padre.
Bueno,
el lunes 08 el niño estaba mucho mejor, las enfermeras le habían
traído ropa y juguetes para él, nosotros ropa al padre, las chicas
de laboratorio le compraron comida, agua y golosinas. Esa mañana,
como a las 09:00 fallece Débora una niña de 6 años con un cuadro
neurológico metabólico progresivo incurable que cuidábamos desde
hace más de un mes, su estado era terminal y fue algo muy triste y
doloroso para la familia y para todos nosotros. Mientras estábamos
acompañando a la familia en ese momento tan desgarrador y humano,
justo en ese momento me llama el joven y neoliberal abogado que junto
con otra joven contadora, hijos de los dueños fundadores están
manejando la clínica desde hace muchos meses. Bueno, me llama este
gerente para reprocharme y retarme muy enojado por haber comprado la
Deltisona supuestamente sin autorización, vociferarme diciéndome
que esto no se maneja como un almacén y tampoco somos una clínica
de CARIDAD!, situación que emotivamente me sobrepaso harto de meses
de bullyng y falta de respeto y lo reputie como la situación, por lo
menos, se lo merecía.
Conclusión,
al medio día me llama para despedirme… y que arregle con su padre
los términos de mi indemnización después de 18 años.
Sorprendido
aunque sentía que este final no estaba muy lejos. En todos estos
años trabaje como empleado en negro (como casi todos los médicos en
dependencia privada de esta provincia) bajo mi responsabilidad estuvo
el cuidado de más de 12.000 niños y 1800 recién nacidos y por
suerte y dedicación tuvimos una excelente sobrevida y alta
satisfacción de las familias, claro que también cometimos muchos
errores, a algunos no pudimos ayudar a sobrevivir otros no supimos
tal vez, pero no dejamos nunca de aprender de ellos. También forme
varias camadas de residentes de los que me siento absolutamente
orgulloso. En toda esta época, si bien la clínica era un negocio
para los dueños, para nosotros era un lugar más para cuidar y
ayudar a niñes enfermos y nos manejamos con amplio criterio
hospitario, seguramente que esta condición se lograba porque la
sociedad de los propietarios de la clínica eran en un 80% médicos
que también trabajaban allí mismo. Esta situación desapareció,
hoy la maneja un exclusivo criterio empresarial y este quedo expuesto
en la patética situación de mi despido.
Y
en medio de la pandemia, esta situación parece ser la gota que colmó
el neoliberal vaso de los empresarios, seguramente les dolía que
siempre apoye los reclamos por los derechos de los residentes, que
siempre reclamamos por nuestro sueldo retrasado y los insumos y
medidas de protección adecuadas, seguramente les molestaba de
sobremanera que era público mi rechazo a la Declaración Jurada
individual de que no tenemos Covid… y que si hay contagios es culpa
del médico y deslinda de responsabilidad a las empresas y
ministerios. Y que en todo mi sector de la clínica no pudieron
hacérselo firmar a ningún médico. En esta época donde se mezcla
en la trituradora los intereses de la “economía”, los derechos
de los trabajadores de la salud y la salud como valor social, en esta
trituradora, aprovecharon y me despidieron.
Están
supuestamente prohibidos los despidos, pero si Techint lo hace con
1400 operarios, porque Clínica Caraffa no lo va a hacer conmigo,
parece ser la realidad.
No
me arrepiento de nada, volvería a hacer lo mismo, volvería a
proteger como pueda a ese niñito fumigado y enfermo de muerte,
volveríamos a comprarle su remedio y sus juguetes y volvería a
decirle al patrón que no me lo diga por teléfono, que venga a
decírmelo aquí en la cara que te voy a cagar a trompadas.
Fue
un enorme placer para mí haber trabajado con todos los compañeros
de esa Clínica, siempre todos tratando de dar una buena atención de
salud. Los médicos de todos los servicios, las excelentes
enfermera/os, las administrativas, camilleros, personal de limpieza,
de la cocina, de mantenimiento, de diagnóstico. Gracias amigos y
compañeros, nosotros cada uno de nosotros sabemos todo lo que
ponemos, cuanta pasión, cuanta compasión, cuanto dolor, para tratar
de ayudar al enfermo, al doliente, al desvalido, porque esa es
nuestra función en esta vida. Les agradezco poder haber trabajado
con ustedes, muchas gracias a todos. Y si, se aprovechan de nuestra
nobleza, pero algún día tendremos que levantarnos para defender
nuestra dignidad.-
Dr.
Medardo Avila Vazquez
Médico
Pediatra y Neonatologo MP. 16696
Fuente:
Córdoba: despiden a médico por brindarle medicina a un niño con leucemia, 19 junio 2020, Agencia de Noticias Redacción. Consultado 20 junio 2020.
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