Fabián
Ramallo fue el principal impulsor de la creación del Parque Nacional
Quebrada del Condorito. Su vida de cazador a conservacionista.
por
Sergio Carreras
Murió
en la mañana del sábado Fabián Ramallo, el cordobés que se hizo
conocido en todo el mundo por su amor incondicional por los cóndores
de las Altas Cumbres de las sierras de Córdoba, y quizá el
principal entusiasta que hizo posible la creación del Parque
Nacional Quebrada El Condorito.
Ramallo,
quien hace 15 años abrió un parador en el camino de las Altas
Cumbres, a la altura de la Quebrada del Batán, vivió sus últimos
días entusiasmado porque, durante la cuarentena por el coronavirus,
una nueva colonia de cóndores de casi 40 integrantes, se le instaló
debajo de su local, uno de los más visitados por los viajeros que
recorren la zona.
Su
vida dio un giro marcado cuando, luego de mucho tiempo de ser
cazador, el sufrimiento de uno de sus hijos al verlo llegar a su casa
trayendo una vizcacha que perdía leche por sus mamas, lo hizo
reflexionar sobre lo que hacía y acabó transformándose en un
naturalista militante durante los últimos 50 años de su vida.
Fue,
como decía él, el “mayor hinchabolas” frente a las
administraciones de gobierno provincial para conseguir que se creara
el actual Parque Nacional Quebrada El Condorito, en 1996, luego de
muchos años de insistencia ante políticos, periodistas, biólogos,
organizaciones y dueños de las tierras de la zona.
Durante
años Ramallo organizó excursiones con funcionarios y con
periodistas para que conocieran el lugar, observaran el fabuloso
balcón natural de la quebrada y contemplaran los cóndores que
anidan en sus paredes, principalmente los más pequeños, que
disfrutan el lugar mientras hacen sus primeros vuelos y maduran.
Antes,
había dialogado con las autoridades de la Fuerza Aérea, para que
dejaran de usar la zona para hacer vuelos con aviones de combate,
porque eso espantaba a las grandes aves.
Uno
de sus hijos, Gabriel Ramallo, dijo a La Voz, que su papá murió de
un infarto, mientras dormía, en la localidad de Mina Clavero, y que
en sus últimos días estuvo haciendo videos de la nueva colonia de
cóndores que se instaló bajo su parador.
Ramallo,
a quien los periodistas apodaban cariñosamente “el condorólogo”,
había nacido en El Maitén, Chubut, hace 77 años, y siendo chico se
trasladó a vivir a Córdoba.
Luego
de conocer la colonia de cóndores de las Altas Cumbres, se instalaba
en el lugar en una carpa, desde donde los fotografiaba y aprovechaba
para rescatar a los que encontraba heridos.
Él
contaba que, cuando llegó, había sólo nueve cóndores en la
colonia. Se propuso generar conciencia sobre la necesidad de
cuidarlos, sacarlos de circos y zoológicos para reincorporarlos a la
vida natural, llevarles ganado muerto para que se alimentaran y crear
una fundación dedicada a cuidarlos. Hoy, se estima que la colonia,
mejor conservada desde la creación del parque y la llegada de más
especialistas, tiene cientos de integrantes.
Al
principio Ramallo luchó contra el miedo infundado que tenían
algunos lugareños, que consideraban a los cóndores aves peligrosas
para el ganado, siendo que en realidad son carroñeras, que no atacan
a los animales ni a las personas.
Cuando
se creó el Parque Nacional, el entonces senador nacional José
Manuel de la Sota reconoció explícitamente el rol que jugó
Ramallo, por su estudio, esfuerzo y colaboración, que ayudó a la
creación de ese espacio para proteger a los cóndores.
Fuente:
Sergio Carreras, Murió el cordobés que más amó a los cóndores de las Altas Cumbres, 23 mayo 2020, La Voz del Interior. Consultado 25 mayo 2020.
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