lunes, 11 de mayo de 2020

Monitoreo de Greenpeace: Los efectos en al aire según se flexibiliza la cuarentena

Según el monitoreo satelital analizado por Greenpeace, la contaminación del aire de la Ciudad de Buenos Aires, comenzó a crecer significativamente a partir de la segunda quincena de abril, como consecuencia del relajamiento de las restricciones de circulación tanto legales como de hecho. Las cifras son relevantes en el marco de la crisis sanitaria ya que la polución vehicular trae efectos perjudiciales a la salud relacionados con enfermedades respiratorias.

Los datos arrojados por las imágenes donde se ven las concentraciones de gases contaminantes, en particular de Dióxido de Nitrógeno (NO2) muestran un contraste significativo entre los últimos días del mes de marzo, con cuarentena obligatoria total y mínima circulación de transporte urbano y el último día de abril, debido al aumentolas semanas siguientes, a partir de la cuales la circulación vehicular se incrementó. Si bien podría existir una disminución de gases por motivos estacionales, los monitoreos muestran el efecto de la cuarentena y el aumento progresivo de emisiones en la última semana.

Las mediciones nos muestran la relevancia del transporte en la contaminación del aire de las ciudades y la necesidad de avanzar en la transformación total del parque automotor; aún sin actividad industrial los gases que provienen de la combustión de los motores de autos y colectivos llevan la contaminación a niveles cercanos a los habituales. La quema de combustibles fósiles para alimentar la movilidad urbana debe quedar, gradualmente, en el pasado”, declaró Leonel Mingo, coordinador de campañas de Greenpeace.

El NO2 es un gas tóxico que representa una mezcla de sustancias que salen de los caños de escape de los vehículos. Está relacionado al aumento de los problemas respiratorios que afectan a niños y adultos mayores. Produce inflamación en vías respiratorias, alergias, cambios en los alvéolos pulmonares disminuyendo las defensas a enfermedades respiratorias; además, deteriora la capacidad pulmonar, promueve envejecimiento celular acelerado, distintos tipos de cáncer y Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC).(1)

En Ciudades como Buenos Aires estos gases tóxicos están muy por encima de los niveles recomendados por la OMS, de acuerdo a estudios compilados por Greenpeace en años anteriores.

A nivel mundial solo 1 de cada 10 personas respira aire seguro. El 92 % de la población de las ciudades o zonas rurales viven en zonas con niveles de contaminación atmosférica mayores a los que recomienda la OMS, y el 87 % de las muertes que se producen por esta problemática se dan en países de medios y bajos ingresos.

Se puede esperar que una población sana sea más resistente a las enfermedades o, al menos, menos susceptible a sus consecuencias más graves. Cualquier cosa que haga que una población sea menos saludable, incluida la contaminación del aire, es probable que aumente los riesgos a nivel poblacional planteados por las enfermedades infecciosas. Es muy probable que esto sea cierto también para COVID-19, pero las investigaciones respecto de la relación con la contaminación del aire está dando sus primeros pasos.”, advirtió Mingo.

Los niveles de contaminación del aire siguen siendo peligrosamente altos en muchas partes del mundo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada diez personas respiran aire con altos niveles de contaminantes.

Notas:
Las emisiones por combustión de gasoil han sido reconocidas como cancerígeno de primera categoría por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer.
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