sábado, 16 de mayo de 2020

Los patrones de las lluvias cambiaron con las pruebas nucleares de la Guerra Fría

Prueba nuclear Able, en Bikini el 1 de julio de 1946. Foto: NHHC.

Los patrones de lluvia pueden haber cambiado a miles de kilómetros de los lugares de detonación de las pruebas de bombas nucleares durante la Guerra Fría, según un estudio de científicos de la Universidad de Reading (Reino Unido).

Los científicos investigaron cómo la carga eléctrica liberada por la radiación de las pruebas que llevaron a cabo Estados Unidos y la Unión Soviética en las décadas de 1950 y 1960 afectaron a las nubes de lluvia de la época, según el estudio publicado en la revista Physical Review Letters.

Afectaciones a las nubes y las lluvias

Para ello, utilizaron registros históricos entre 1962 y 1964 de una estación de investigación en Escocia, señala un comunicado de la citada universidad.

Los científicos compararon los días con carga radiactiva alta y baja, encontrando que las nubes eran visiblemente más gruesas; según sus conclusiones, hubo un 24 por ciento más de lluvia de promedio en los días con más radiactividad.

El profesor Giles Harrison, autor principal y profesor de Física Atmosférica en Reading, explica que “estudiando la radiactividad liberada de las pruebas armamentísticas de la Guerra Fría, los científicos de entonces aprendieron sobre los patrones de circulación atmosférica. Ahora hemos reutilizado estos datos para examinar el efecto en las precipitaciones”.

La atmósfera políticamente cargada de la Guerra Fría llevó a una carrera armamentística nuclear y a una ansiedad mundial. Décadas más tarde, esa nube global ha arrojado un lado positivo al brindarnos una forma única de estudiar cómo la carga eléctrica afecta a la lluvia”.

Detonaciones en Estados Unidos, islas del Pacífico y el Ártico

Aunque se llevaron a cabo detonaciones en lugares remotos del mundo, como el desierto de Nevada en Estados Unidos y en las islas del Pacífico y el Ártico, la contaminación radiactiva se extendió ampliamente por toda la atmósfera; la radiactividad ioniza el aire, liberando carga eléctrica.

Durante mucho tiempo se ha pensado que la carga eléctrica modifica la forma en que las gotas de agua en las nubes colisionan y se combinan, afectando potencialmente el tamaño de estas e influyendo en las precipitaciones, pero esto es difícil de observar en la atmósfera.

Combinando los datos de las pruebas de la bomba nuclear con los registros meteorológicos, los científicos pudieron investigarlo retrospectivamente.

Este aprendizaje, según los autores del estudio, puede ayudar a comprender mejor los procesos meteorológicos importantes.

Los hallazgos además pueden ser útiles para la investigación de geoingeniería relacionada con las nubes, que está explorando cómo la carga eléctrica podría influir en la lluvia, aliviar las sequías o prevenir las inundaciones sin el uso de productos químicos.

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