martes, 26 de mayo de 2020

La cuarentena no frena la cruzada por la reforestación en la base del cerro Champaquí


Desde sus casas, integrantes del grupo "Sembradores de agua" siguen con la producción de tabaquillos para plantar mil ejemplares este año.

por Luciana Panella

Un grupo de voluntarios de Calamuchita y zona encabezan una cruzada para restaurar el bosque de altura en la base del cerro Champaquí. Los “Sembradores de agua” comenzaron el año pasado con la tarea y ya reforestaron la región con 300 tabaquillos pero ahora van por más. Pese a que la cuarentena paralizó las actividades previstas, los miembros del equipo empezaron desde sus casas una producción de ejemplares para una nueva plantación, que será ni bien se habiliten las salidas. Buscan llegar a colocar mil árboles este año.

Así lo indicó a Puntal una de las integrantes del grupo, la ingeniera agrónoma Ana Lund Petersen. Recordó que la propuesta nació en 2019 por iniciativa de la empresa de turismo alternativo Alto Rumbo y ahora se sumó la ONG Acción Serrana.

En el mes de noviembre, antes de constituirse como equipo y bajo la consigna “Un montañista, un tabaquillo”, los sembradores llevaron a 33 voluntarios para realizar la primera plantación al pie del “techo de Córdoba”. Los ejemplares se ubicaron en un cerramiento que tenía más de media hectárea. Ese fue el exitoso puntapié inicial que los impulsó a seguir adelante, dado que comenzaron a adicionar voluntades y organizaciones que querían colaborar con la cruzada.

- El proyecto comenzó en 2019 pero este año se agregaron nuevos actores...

- Sí, a partir del primer viaje, se conformó el grupo “Sembradores de agua”. Somos 8 integrantes que trabajamos en distintas áreas por la recuperación del bosque en la base del Champaquí. Ahora firmamos un convenio con Acción Serrana, ellos son restauradores y conforman distintas células de recuperación en puntos diferentes de la Pampa de Achala. A su vez, ellos se juntaron con el biólogo cordobés Daniel Renison, con quien nosotros ya teníamos contacto, para recibir un subsidio de la ONG Ecoan -que a la vez recibe fondos de Global Forest Generation- para realizar reforestaciones. Con el acuerdo que rubricamos ya asumimos el compromiso de plantar mil ejemplares. Cada año te van haciendo escalar en cantidad de árboles para que vayas probando tu fuerza. Empezás con mil y, si bien parece mucho, es algo alcanzable. Y el año que viene, si nos va bien, plantaremos 5 mil y así iremos subiendo de a poco para seguir reforestando.

- ¿Cómo les afectó la declaración del aislamiento obligatorio en el desarrollo del proyecto?

- El proceso comienza con la recolección de semillas y hasta ahí pudimos concretar sin problemas. Se hizo una red de viveros en Calamuchita, de la cual dos eran escuelas, entonces se repartieron las semillas. Se empezó a trabajar en los colegios, pero con la cuarentena se frenó todo el trabajo. Así que quedó gran parte de nuestra producción abandonada y tuvimos un problema grande. Decidimos hacer un plan de contingencia y repartimos lo que quedaba de las semillas en dos o tres actores: un biólogo, un viverista del valle y yo, que estamos trabajando desde nuestras casas con pequeñas celditas de producción.

- Volviendo a la cuestión ambiental, ¿cómo era el ecosistema natural de esa zona?

- La teoría es que antes de la llegada del español a América era bosque de altura. Los pueblos que habitaban esa zona no estaban permanentemente en la sierra alta porque hacía mucho frío en invierno. Subían en el verano a buscar nuevas zonas de caza. Cuando llegó la colonización introdujo la vaca y caballo, la mula y empezaron a habitar toda la superficie. Por ende, la tierra empezó a modificarse. Ese bosque no estaba adaptado a ese tipo de herbívoros y se empezó a degradar de a poco, fue a los largo de 500 años. Se fue convirtiendo en un pastizal. Lo que motiva la restauración es recuperar el ambiente.

- Buscan revertir de alguna manera el impacto de este cambio...

- Todos los problemas de ríos rebalsados o escasez tienen que ver con la degradación de las sierras altas. La Provincia declaró toda la zona de la Pampa de Achala de las sierras cordobesas como reserva hídrica, esa zona es la productora de agua. Pero sin el bosque no sirve como reserva de agua. El problema más grande es que para hacer una restauración hay que hacer un encierro y esto es costoso. No sólo en lo económico, sino en lo social. La gente que habita en la sierra no ve el objetivo porque ellos vivieron con ese paisaje de pastizal desde siempre. Es muy difícil hacerles entender que eso antes era un bosque, además de que su sustento son esas vacas o cualquier ganado que pueden llegar a tener. Y hacer un encierro implica quitarles una superficie de esa tierra. Por eso hay que ir haciendo un trabajo de concientización y educación ambiental.

- ¿El nombre del grupo deriva de esta búsqueda de recuperar la reserva hídrica?

- En los bosques de altura la precipitación principal es por llovizna, pero si no hay vegetación la llovizna sigue de largo y no deja el agua que trae. Pero hay que empezar primero por el suelo, que es imprescindible en esa zona porque hace de esponja de retención de agua. Cuando llueve el suelo la retiene y después la libera de a poquito. Si hay menos suelo, caen las lluvias de verano y se van directo hacia abajo, hay muy poca retención de la humedad. El lugar donde vamos a restaurar es una microcuenca de un arroyo que antes tenía agua todo el año y ahora sólo tiene en verano. Eso sucede desde hace 5 años. Buscamos revertir esto. El árbol de tabaquillo, que es el que está adaptado a esa zona y con el que restauramos, hace un consumo justo, no es excesivo, y además la materia orgánica que capta genera suelo, las raíces retienen la tierra que hay y con la copa capta las gotas de la llovizna que quedan adheridas a las hojas, se concentran y caen, por eso captan muchas más agua de esa precipitación que un pastizal.

- Es un trabajo arduo, ¿buscan que más personas se sumen?

- Sí, nuestra meta central es la educación ambiental y que se comprenda la problemática. Además, para concretar el nuevo cerramiento que necesitamos, que es de alrededor de 5 hectáreas, vamos a necesitar muchas manos para que se sumen a realizar el alambrado. Es un trabajo duro. Ya estamos trabajando para gestionar los permisos, así apenas se pueda subimos para hacer el cerco.

El grupo ya comenzó a visibilizarse en las redes sociales a través de las cuentas de Facebook y de Instagram “Sembradores de agua”. Allí los interesados en participar de la propuesta de restauración de bosques de altura pueden contactarse y formar parte de la movida que planea devolverle a Córdoba parte de su reserva hídrica más importante.
Fuente:
Luciana Panella, La cuarentena no frena la cruzada por la reforestación en la base del cerro Champaquí, 26 mayo 2020, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 26 mayo 2020.

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