Desde
sus casas, integrantes del grupo "Sembradores de agua"
siguen con la producción de tabaquillos para plantar mil ejemplares
este año.
por
Luciana Panella
Un
grupo de voluntarios de Calamuchita y zona encabezan una cruzada para
restaurar el bosque de altura en la base del cerro Champaquí. Los
“Sembradores de agua” comenzaron el año pasado con la tarea y ya
reforestaron la región con 300 tabaquillos pero ahora van por más.
Pese a que la cuarentena paralizó las actividades previstas, los
miembros del equipo empezaron desde sus casas una producción de
ejemplares para una nueva plantación, que será ni bien se habiliten
las salidas. Buscan llegar a colocar mil árboles este año.
Así
lo indicó a Puntal una de las integrantes del grupo, la ingeniera
agrónoma Ana Lund Petersen. Recordó que la propuesta nació en 2019
por iniciativa de la empresa de turismo alternativo Alto Rumbo y
ahora se sumó la ONG Acción Serrana.
En
el mes de noviembre, antes de constituirse como equipo y bajo la
consigna “Un montañista, un tabaquillo”, los sembradores
llevaron a 33 voluntarios para realizar la primera plantación al pie
del “techo de Córdoba”. Los ejemplares se ubicaron en un
cerramiento que tenía más de media hectárea. Ese fue el exitoso
puntapié inicial que los impulsó a seguir adelante, dado que
comenzaron a adicionar voluntades y organizaciones que querían
colaborar con la cruzada.
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El proyecto comenzó en 2019 pero este año se agregaron nuevos
actores...
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Sí, a partir del primer viaje, se conformó el grupo “Sembradores
de agua”. Somos 8 integrantes que trabajamos en distintas áreas
por la recuperación del bosque en la base del Champaquí. Ahora
firmamos un convenio con Acción Serrana, ellos son restauradores y
conforman distintas células de recuperación en puntos diferentes de
la Pampa de Achala. A su vez, ellos se juntaron con el biólogo
cordobés Daniel Renison, con quien nosotros ya teníamos contacto,
para recibir un subsidio de la ONG Ecoan -que a la vez recibe fondos
de Global Forest Generation- para realizar reforestaciones. Con el
acuerdo que rubricamos ya asumimos el compromiso de plantar mil
ejemplares. Cada año te van haciendo escalar en cantidad de árboles
para que vayas probando tu fuerza. Empezás con mil y, si bien parece
mucho, es algo alcanzable. Y el año que viene, si nos va bien,
plantaremos 5 mil y así iremos subiendo de a poco para seguir
reforestando.
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¿Cómo les afectó la declaración del aislamiento obligatorio en el
desarrollo del proyecto?
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El proceso comienza con la recolección de semillas y hasta ahí
pudimos concretar sin problemas. Se hizo una red de viveros en
Calamuchita, de la cual dos eran escuelas, entonces se repartieron
las semillas. Se empezó a trabajar en los colegios, pero con la
cuarentena se frenó todo el trabajo. Así que quedó gran parte de
nuestra producción abandonada y tuvimos un problema grande.
Decidimos hacer un plan de contingencia y repartimos lo que quedaba
de las semillas en dos o tres actores: un biólogo, un viverista del
valle y yo, que estamos trabajando desde nuestras casas con pequeñas
celditas de producción.
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Volviendo a la cuestión ambiental, ¿cómo era el ecosistema natural
de esa zona?
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La teoría es que antes de la llegada del español a América era
bosque de altura. Los pueblos que habitaban esa zona no estaban
permanentemente en la sierra alta porque hacía mucho frío en
invierno. Subían en el verano a buscar nuevas zonas de caza. Cuando
llegó la colonización introdujo la vaca y caballo, la mula y
empezaron a habitar toda la superficie. Por ende, la tierra empezó a
modificarse. Ese bosque no estaba adaptado a ese tipo de herbívoros
y se empezó a degradar de a poco, fue a los largo de 500 años. Se
fue convirtiendo en un pastizal. Lo que motiva la restauración es
recuperar el ambiente.
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Buscan revertir de alguna manera el impacto de este cambio...
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Todos los problemas de ríos rebalsados o escasez tienen que ver con
la degradación de las sierras altas. La Provincia declaró toda la
zona de la Pampa de Achala de las sierras cordobesas como reserva
hídrica, esa zona es la productora de agua. Pero sin el bosque no
sirve como reserva de agua. El problema más grande es que para hacer
una restauración hay que hacer un encierro y esto es costoso. No
sólo en lo económico, sino en lo social. La gente que habita en la
sierra no ve el objetivo porque ellos vivieron con ese paisaje de
pastizal desde siempre. Es muy difícil hacerles entender que eso
antes era un bosque, además de que su sustento son esas vacas o
cualquier ganado que pueden llegar a tener. Y hacer un encierro
implica quitarles una superficie de esa tierra. Por eso hay que ir
haciendo un trabajo de concientización y educación ambiental.
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¿El nombre del grupo deriva de esta búsqueda de recuperar la
reserva hídrica?
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En los bosques de altura la precipitación principal es por llovizna,
pero si no hay vegetación la llovizna sigue de largo y no deja el
agua que trae. Pero hay que empezar primero por el suelo, que es
imprescindible en esa zona porque hace de esponja de retención de
agua. Cuando llueve el suelo la retiene y después la libera de a
poquito. Si hay menos suelo, caen las lluvias de verano y se van
directo hacia abajo, hay muy poca retención de la humedad. El lugar
donde vamos a restaurar es una microcuenca de un arroyo que antes
tenía agua todo el año y ahora sólo tiene en verano. Eso sucede
desde hace 5 años. Buscamos revertir esto. El árbol de tabaquillo,
que es el que está adaptado a esa zona y con el que restauramos,
hace un consumo justo, no es excesivo, y además la materia orgánica
que capta genera suelo, las raíces retienen la tierra que hay y con
la copa capta las gotas de la llovizna que quedan adheridas a las
hojas, se concentran y caen, por eso captan muchas más agua de esa
precipitación que un pastizal.
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Es un trabajo arduo, ¿buscan que más personas se sumen?
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Sí, nuestra meta central es la educación ambiental y que se
comprenda la problemática. Además, para concretar el nuevo
cerramiento que necesitamos, que es de alrededor de 5 hectáreas,
vamos a necesitar muchas manos para que se sumen a realizar el
alambrado. Es un trabajo duro. Ya estamos trabajando para gestionar
los permisos, así apenas se pueda subimos para hacer el cerco.
El
grupo ya comenzó a visibilizarse en las redes sociales a través de
las cuentas de Facebook y de Instagram “Sembradores de agua”.
Allí los interesados en participar de la propuesta de restauración
de bosques de altura pueden contactarse y formar parte de la movida
que planea devolverle a Córdoba parte de su reserva hídrica más
importante.
Fuente:
Luciana Panella, La cuarentena no frena la cruzada por la reforestación en la base del cerro Champaquí, 26 mayo 2020, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 26 mayo 2020.
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