El
doctor en Ciencias Biológicas e investigador principal del Conicet
Juan José Neiff anticipó que la situación podría prolongarse
hasta fines del verano y que ya está generando un impacto ambiental
y socieconómico negativo en el nordeste y en otras regiones del
país.
por
Patricia Arrúa
La
bajante extraordinaria del río Paraná podría prolongarse hasta
fines del próximo verano y ya está generando un impacto ambiental y
socieconómico negativo en el nordeste y en otras regiones del país,
afirmó el doctor en Ciencias Biológicas e investigador principal
del Conicet Juan José Neiff.
El
científico, magister en Ecología Acuática Continental, aseguró
además que un caudal tan bajo no se registra hace 51 años y
consideró, en diálogo con Télam, que "faltan gestiones
permanentes" para menguar las consecuencias de estas situaciones
críticas.
"Esta
bajante extraordinaria, por sus características, la duración y los
niveles muy bajos de caudales, no se presenta hace 51 años",
aseguró y mencionó que la medición en el puerto de Corrientes roza
los 0,80 metros, cuando lo usual debería ser superior a los 2
metros.
La
escasa cantidad de agua del Paraná deja al descubierto postales
inauditas de barcos encallados, veleros y embarcaciones en el puerto
de Corrientes estacionadas sobre la arena, cardúmenes cerca de la
costa y hasta niños jugando en zonas del cauce que antes eran
profundas.
Además,
la bajante expuso algunos de los tesoros que permanecían ocultos
bajo las aguas, como el hallazgo del barco llamado Parténope que
había naufragado hace más de un siglo y medio (en 1867), en
cercanías de las costas de la localidad correntina de Itá Ibaté y
cuyos restos quedaron visibles ahora, con este descenso único.
Para
Neiff, que estuvo al frente del Centro de Ecología Aplicada del
Litoral (CECOAL) del Conicet y la Universidad Nacional del Nordeste
(UNNE) durante 30 años, este fenómeno se debe principalmente a la
falta de lluvias en la cuenca del Plata, en el alto Paraná y alto
Paraguay desde el año pasado, al fenómeno de La Niña, un período
de sequía.
"Las
lluvias de primavera y verano que provocan la creciente del Paraguay
y llegan en invierno a esta zona, no ocurrirá este año, debido a la
bajante extraordinaria que afecta a este río", precisó.
En
similar sentido, señaló que las precipitaciones "fueron
también muy escasas en la cuenca del Iguazú que normalmente tiene
un caudal de 1500 metros cúbicos por segundo y ahora es solo de 300
metros cúbicos por segundo, con lo cual, tampoco llegará este año
una crecida del Iguazú".
Por
otra parte, el científico aludió al impacto ambiental y también
socioeconómico que la extraordinaria bajante del río Paraná causa
en la región nordeste.
"Problemas
en la navegación, desmoronamientos en el canal y a veces también de
las barrancas laterales al curso del río, por pérdida de
estabilidad en el suelo, son solo algunos", enumeró Neiff.
Estos
cambios por el escaso caudal también generan, según el doctor en
Ciencias Biológicas, dificultades en lo económico "porque los
barcos no pueden cargar la totalidad de sus bodegas y la carga se
reduce a un 30 por ciento, lo que genera pérdidas millonarias en el
agro de una vasta región, en momentos en que los precios
internacionales de los granos tienen una importante caída".
"Además,
se están produciendo inconvenientes en las tomas de agua para
consumo de algunas ciudades, porque hay algas (cianobacterias) que
pueden hacer variar el gusto y el color e incluso, pueden producir
sustancias tóxicas como las cianotoxinas, que implicarían mayores
costos en el tratamiento de potabilización del agua", explicó
el ex profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNNE.
Pero
las consecuencias naturales de la bajante no se agotan en la calidad
del agua, sino que incluyen a la fauna íctica, seriamente afectada.
"Por
la sequía extrema muchos peces están varados y no alcanzan a llegar
al cauce", graficó Neiff y explicó que la falta de
reclutamiento debida a los desoves, los peces no llegan a las lagunas
laterales al curso, donde cumplen sus primeras etapas de vida".
Añadió
que "la mortandad de muchos peces cuando las lagunas y arroyos
se secan producen bajas poblacionales importantes, cuyo impacto se
trasladará a la actividad turística de las provincias del nordeste
en las que la pesca recreativa es una de las principales
motivaciones".
"A
este estrés que impone la naturaleza a los peces, se agregan los
efectos de la pesca depredatoria, que provoca daños de gran
magnitud, especialmente en una bajante como ésta", precisó.
En
este sentido, lamentó que las provincias que comparten el río
Paraná no hayan sido coincidentes en las políticas proteccionistas
para defensa de los recursos naturales: "En Corrientes, Chaco y
Misiones la pesca está totalmente prohibida, mientras que en Entre
Ríos y Santa Fe, se resisten a tomar esta medida porque eligen
favorecer a un grupo de empresas, generando una actividad brutal y
una gran depredación", cuestionó el científico en
declaraciones a Télam.
Así,
para Neiff, "estas crisis pone de relieve la falta de gestión
permanente, como el mantenimiento del dragado, la creación de
fuentes alternativas de tomas de agua o la unificación de criterios
racionales para el manejo de la pesca".
Fuente:
Patricia Arrúa, La bajante extraordinaria del río Paraná deja una estela de destrucción, alerta un experto, 25 mayo 2020, Télam. Consultado 29 mayo 2020.
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