por
Claudia Mazzeo
BUENOS
AIRES, 8 abr 2020 (IPS) - Pese a que el uso de la mayoría de los
pesticidas organoclorados (POC) está prohibido en América del Sur
desde 1990, un estudio que revisó trabajos publicados a lo largo de
20 años halló que siguen presentes en ambientes costeros y marinos,
incluso en altas concentraciones.
Publicada
en Current Environmental Health Reports, la investigación se basó
en los resultados de 63 artículos científicos y estimó que estas
sustancias podrían permanecer por décadas en concentraciones
ambientalmente perjudiciales.
En
especial, los datos evidencian mayores riesgos asociados a pesticidas
en costas de Brasil y Argentina.
Los
pesticidas organoclorados son considerados contaminantes orgánicos
persistentes debido a su alta toxicidad, solubilidad en grasas y
resistencia a la degradación.
Muchos
son semivolátiles por lo que pueden migrar a la atmósfera y ser
transportados por largas distancias en estado gaseoso. Suelen fijarse
en sedimentos y el suelo y contaminar océanos, donde tienden a
acumularse en organismos vivos.
Los
mamíferos marinos, los depredadores superiores, los peces y aves
marinas, con frecuencia muestran las mayores concentraciones de POC.
En
América del Sur, la mayoría de los POC se usaron intensamente entre
1950 y 1990, cuando la producción y empleo de muchos de ellos se
prohibió o restringió.
Por
ello, los autores del trabajo actual evaluaron la distribución
espacial de los niveles residuales de POC registrados en 63 estudios
efectuados en costas, mares, bivalvos, peces y mamíferos
sudamericanos, para analizar el riesgo ecotoxicológico asociado a
esas concentraciones en cada sitio evaluado.
Los
sedimentos de algunos sitios costeros de Sudamérica mostraron
niveles de pesticidas que podrían dañar la estructura y función
de la comunidad a largo plazo.
Entre
estos lugares se destacan “la bahía de Guanabara y el estuario de
Santos, al sudeste de Brasil, y las costas argentinas de la región
pampeana, como la laguna de Mar Chiquita, el estuario de Bahía
Blanca, la Bahía de Samborombón y el estuario del río Quequén”,
dijo a SciDev.Net Andrés Arias, del Instituto Argentino de
Oceanografía (IADO) en Bahía Blanca, Buenos Aires.
El
estudio determinó que los niveles más altos de pesticidas se
registraron cerca de las grandes ciudades y en ambientes costeros
semicerrados como estuarios, bahías o lagunas.
Lautaro
Girones, coautor del trabajo e integrante del IADO, explicó que “las
costas, y en especial los ambientes semicerrados, pueden resultar más
afectadas por la contaminación por pesticidas ya que reciben los
aportes de grandes ciudades y campos agrícolas a través de los
ríos, sistemas cloacales y deposición atmosférica y porque suelen
tener gran potencial para acumular COP debido a los mayores tiempos
de residencia del agua y mayores niveles de materia orgánica”.
La
investigación reveló que, con excepción del aire, en todas las
matrices ambientales estudiadas los niveles de DDT encontrados
(plaguicida usado extensamente en el pasado) fueron notablemente más
altos que los de otros pesticidas.
El
insecticida y acaricida endosulfan, por su parte, prohibido varios
años después que los demás, fue el contaminante más encontrado en
aire, con mayor presencia en Bahía Blanca, en relación al resto de
la costa suramericana.
“Los
POC son tóxicos y muy persistentes; por eso se prohibieron. La
detección de endosulfan podría explicarse porque es un pesticida
que se ‘difunde’ por aire pegado a partículas”, dijo a
SciDev.Net Alicia Fernández Cirelli, directora de la Maestría en
Gestión del Agua de la Universidad de Buenos Aires.
RV:
EG
Fuente:
Claudia Mazzeo, Pesticidas prohibidos persisten en aguas, suelos y fauna suramericana, 8 abril 2020, Inter Press Service. Consultado 9 abril 2020.
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