ABUYA,
15 abr 2020 (IPS) - Mantener el distanciamiento social o lavarse las
manos con frecuencia, las medidas más elementales frente al
coronavirus, son un lujo para los refugiados y desplazados por los
conflictos en Borno, el estado más al noreste de Nigeria, advirtió
la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF).
Son
aproximadamente 1,5 millones de personas, y muchos viven en
campamentos superpoblados, con instalaciones de agua y saneamiento
deficientes, suministro limitado de elementos esenciales de higiene,
como agua y jabón, y a menudo no hay espacio individual en absoluto.
En
Borno, un estado de 70 898 kilómetros cuadrados y unos cinco
millones de habitantes, “el funcionamiento de la salud es escaso y
la capacidad de derivar pacientes es extremadamente limitada”,
según el reporte de MSF, que trabaja en cuatro hospitales del área,
constantemente saturados.
En
toda la región ribereña del lago Chad, que comparten Camerún,
Chad, Níger y Nigeria, se confrontan los ejércitos regulares con
las guerrillas Boko Haram y Estado Islámico de África occidental,
un conflicto que ha cobrado 35 000 vidas y forzado el desplazamiento
de unos dos millones de personas.
En
los últimos 10 años los habitantes de la región han padecido ese
conflicto pero también brotes de malaria, sarampión, cólera y
desnutrición severa, y ahora están amenazados por la pandemia
covid-19, los que demandará más atención médica pero en primer
lugar recursos simples, como agua, jabón y distancia entre personas.
Según
MSF, muchas personas en campamentos de refugiados o desplazados en
poblados de Borno son muy vulnerables, porque ya padecen males
endémicos en esos asentamientos superpoblados, como infecciones en
el tracto respiratorio o enfermedades transmitidas por el agua
insalubre que logran obtener.
Solo
en 2019 los servicios de MSF atendieron 40 000 personas de urgencia,
detectaron 33 000 casos de malaria y trataron 10 000 de desnutrición
severa. En Pulka, una ciudad de 63 000 habitantes, 35 por ciento de
las enfermedades atendidas se debieron a la mala calidad del agua.
En
esa ciudad, 27 000 desplazados se hacinan durante meses o años en
refugios diseñados como albergues para un par de semanas. El
distanciamiento o la cuarentena son imposibles en tiendas de 75
metros cuadrados ocupadas por 10 familias, unas 50 personas, sin
separación de espacios.
El
informe trae el testimonio de Ajia Adam, una desplazada que vive en
Pulka: “Tienes que levantarte temprano si quieres obtener agua.
Tengo siete hijos, y a veces el agua no es suficiente para que
bebamos. Todos los días, las mujeres en el pozo se pelean por eso:
sabemos que no habrá suficiente para todos”.
Siham
Hajaj, coordinadora de MSF en la zona, dijo que “en todos los
campos de desplazados hay brechas en las instalaciones esenciales de
agua y saneamiento, lo que exacerba la amenaza de la covid-19”.
Esas
brechas, “combinadas con los niveles de hacinamiento, los problemas
endémicos y la falta de infraestructura de salud, subrayan la
vulnerabilidad de la población. No hay duda del peligro que
representa la covid-19, pero no podemos permitir que interrumpa la
asistencia en otras áreas”, agregó Hajaj.
MSF
abogó por que se mejoren las instalaciones de agua y saneamiento en
los campamentos de desplazados y se asegure el acceso a equipos de
protección personal para los trabajadores de la salud de primera
línea.
A-E/HM
Fuente:
Lavarse las manos es un lujo para refugiados en Nigeria, 15 abril 2020, Inter Press Service. Consultado 18 abril 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario