El auxilio a la biodiversidad será clave en toda estrategia a largo plazo para contener pandemias, porque la salud humana y el ecosistema están “más interconectados de lo que se pensaba”, afirma la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen.
por
Amaya Quincoces y Pedro Alonso
En
plena propagación de la COVID-19 que mantiene en jaque al mundo, la
jefa de la agencia de la ONU encargada de velar por el medio
ambiente, con sede en Nairobi, insta en una entrevista con Efe a que
los países trasladen las lecciones frente a “esta devastadora
emergencia médica” una vez superada, a la crisis climática que,
asimismo exige “una solución global”.
“Necesitamos
avanzar hacia un futuro más limpio y verde”, asegura la economista
y ecologista danesa, anteriormente directora de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, sus
siglas en inglés) y vicepresidenta para el Desarrollo Sostenible en
el Banco Mundial (BM), entre otros cargos directivos en esta entidad.
Pregunta:
Ante el impacto de la actual crisis sanitaria ¿cuáles son las
prioridades del PNUMA?
Respuesta:
Nuestra prioridad inmediata es hacer frente a la devastadora
emergencia médica que nos afecta a todos. Está claro que tendrá
consecuencias económicas y sociales profundas y duraderas en todos
los rincones del mundo. Pero si hay una lección que podemos aprender
de la COVID-19 es que la salud humana y la salud del ecosistema están
más interconectadas de lo que hubiéramos pensado. Por tanto,
cualquier estrategia a largo plazo frente a las pandemias mundiales
será abordar y detener la pérdida de hábitat y biodiversidad,
además del comercio ilegal de vida silvestre y los mercados de
animales ilegales. El sesenta por ciento de las enfermedades
infecciosas son de naturaleza zoonótica (se transmiten entre
animales y humanos). Creo que los gobiernos están comprendiendo que
la administración y gestión sostenible de la naturaleza serán
esenciales para el futuro.
P:-
¿Confía en que esta crisis abrirá los ojos a los gobernantes para
dirigir sus políticas hacia compromisos más sostenibles?
R:-
Vivimos tiempos inciertos y sin precedentes. Los primeros paquetes de
estímulos aprobados por los gobiernos en las últimas semanas
(frente a la crisis del coronavirus) se han centrado en gran medida
en la inmediatez, como la desgravación fiscal en casos de despidos y
apoyo a las pequeñas empresas frente a la desaceleración. Una
segunda fase de incentivos económicos podría dirigirse a la
reconstrucción de infraestructuras, y posiblemente una tercera,
según se vaya activando el crecimiento, para nuevas infraestructuras
y sectores impulsores del mismo. Ahí es donde surge una verdadera
oportunidad para dar el salto hacia inversiones más ecológicas,
limpias y sostenibles. De hecho, el secretario general de la ONU ha
hecho un llamamiento a una economía diferente, en donde las finanzas
y la acción fomenten empleos y crecimiento verdes. Una nueva
reconstrucción brinda la oportunidad real de avanzar hacia
inversiones verdes, como la energía renovable, la vivienda
inteligente, contratación pública ecológica, transporte público,
todo ello en el marco de unos principios y estándares de producción
y consumo sostenibles.
P:-
Las emisiones globales de efecto invernadero están cayendo en picado
en el mundo por el parón de la actividad económica y por el
confinamiento de la población para frenar el coronavirus ¿cuál
podría ser el impacto ambiental?
R:-
El impacto más palpable y beneficioso está siendo la mejora de la
calidad del aire en las ciudades. También se están reduciendo las
emisiones de gases de efecto invernadero, pero son efectos
temporales, debidos a la trágica recesión económica y el desamparo
humano (de la crisis sanitaria). Esta reducción temporal (de las
emisiones) no debe ser motivo de celebración por el movimiento
ambientalista, con mil millones de personas encerradas y millones de
seres humanos sumidos de nuevo en la pobreza.
P:- ¿Confía
en que esta reducción de las emisiones contribuirá a mejorar el
clima del planeta?
R:-
Los niveles de CO2 en la atmósfera continúan creciendo a pesar de
las menores emisiones porque el impacto de la caída no es inmediato.
El dióxido de carbono tiene una vida no lineal en la atmósfera.
Esta larga vida útil significa que las concentraciones de dióxido
de carbono atmosférico no disminuirán por cambios a corto plazo en
las emisiones. De hecho, las concentraciones atmosféricas de CO2
continuarán aumentando. Según el Instituto Scripps de Oceanografía
(Estados Unidos), el uso de combustibles fósiles debería disminuir
aproximadamente un 10 por ciento en todo el mundo y habría de
mantenerse durante un año la tendencia para que se apreciara
claramente en los niveles de dióxido de carbono.
P:-
¿Se han vivido momentos similares de descensos tan drásticos de las
emisiones en otros momentos recientes de la historia?
R:-
A lo largo de los años, hemos visto ejemplos de situaciones en las
que las emisiones disminuyeron temporalmente en momentos de recesión
económica, aunque subieron luego de nuevo. En este momento, sin
cambios fundamentales en la producción mundial de energía, no
tenemos motivos para pensar que esta reducción repentina (de
emisiones) se traduzca en una tendencia sostenida a largo plazo o
socialmente justa. Según el Informe de brecha de emisiones del PNUMA
en 2019, la realidad es que debemos reducir las emisiones globales un
7,6 por ciento cada año la próxima década para limitar el aumento
de temperatura a 1,5 grados centígrados, en línea con el Acuerdo de
París. Esto requiere que todos los países del mundo intensifiquen
cinco veces la acción climática, y actualmente no se negocia bajo
esa premisa que es la base del futuro que queremos.
P:- ¿Es
posible mitigar el impacto del cambio climático de alguna manera?
R:-
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de
Naciones Unidas solo en el caso de una eliminación prácticamente
absoluta de las emisiones, la concentración atmosférica de CO2
podría estabilizarse a un nivel constante. Todos los demás casos de
reducciones moderadas de emisiones de CO2 muestran concentraciones
crecientes (en la atmósfera) debido a los procesos de intercambio
asociados con el ciclo del carbono en el sistema climático.
P:-
¿Teme que los gobiernos pudieran dejar atrás sus actuales planes de
descarbonización para acelerar la salida de la actual crisis
derivada del coronavirus y volver a tender la mano a las energías
contaminantes?
R:-
Dudo que los países abandonen sus planes de energías renovables y
otras inversiones ecológicas. Sin embargo, reconozco que en el caso
de varias economías con dificultades podría discutirse sobre el
momento a partir del cual eliminar gradualmente las formas de
producción aún altamente contaminantes. Dado que el mundo ha
visualizado un terrible futuro a través de la lupa del coronavirus,
espero que los tomadores de decisiones y los inversores comprendan
que nuestro planeta, en un escenario de tres a cuatro grados (más de
temperatura) nos llevaría hasta un nivel completamente distinto de
incertidumbre respecto al que muestra la actual crisis sanitaria. Así
que confío de verdad en que los tomadores de decisiones continúen
cumpliendo con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París.
Como se está aprendiendo, en una pandemia no hay soluciones
individuales, solo globales. Y esto es igual con el cambio climático,
solo tiene una solución global.
P:-
¿Cómo considera que deberían afrontar los países el futuro
ambiental del planeta teniendo en cuenta las lecciones aprendidas con
la COVID-19?
R:-
El confinamiento humano no puede ser la solución a los desafíos
ambientales que enfrentamos. La gente necesita trabajar, los niños
ir al colegio, etc. Las soluciones ambientales de nuestras ciudades
están en la economía circular, infraestructuras inteligentes,
energía limpia, edificios eficientes energéticamente, transporte
público y similares. Según el Banco Mundial, hoy en día, más del
50 por ciento de la población vive en zonas urbanas. Para 2045, la
población mundial en las ciudades aumentará 1,5 veces hasta 6.000
millones. Las ciudades son la clave del crecimiento sostenible. Por
eso, necesitamos avanzar hacia un futuro más limpio y verde.
aqr.pa
Fuente:
Amaya Quincoces, Pedro Alonso, Inger Andersen (ONU): Auxiliar a la naturaleza, el gran muro frente a pandemias, 12 abril 2020, EFEverde. Consultado 13 abril 2020.
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