viernes, 24 de abril de 2020

El duelo del Cóndor

por Daniel Díaz Romero
Sala de Prensa Ambiental

Maltrato animal, trato inadecuado, absoluto desconocimiento e improvisación constituyeron una situación torturante para un Cóndor que murió a las pocas horas de transcurrido un hecho en el que intentó ser “rescatado” en la provincia de Córdoba.

El nivel de improvisación y desconocimiento asusta, esa gente no sabe de manejo de fauna”, señaló una fuente de un organismo nacional consultada por Sala de Prensa Ambiental: “No se traslada así a un animal que puede estar lastimado o enfermo; a las aves rapaces -como el cóndor- se las debe inmovilizar, envolverlas para evitar que lastimen sus alas y colocarle una caperuza que impida su visión para no estresarla. Transportarlo, sólo en caso de ser necesario y con elementos específicos para su traslado a un Centro de Rehabilitación. Todo esto, luego de una evaluación en el lugar, supervisada por un médico veterinario y especialistas en el manejo de fauna. Lo que acabo de ver es lamentable”, concluyó el especialista.

En peligro de extinción

En el contexto de pandemia generada por el COVID 19 es habitual la circulación de informaciones acerca de la aparición de especies silvestres en ciudades y pueblos.

El miércoles pasado, una singular situación se vivió por la presencia de un imponente ejemplar de Cóndor macho adulto posado sobre un tanque de agua de una vivienda en San Antonio de Arredondo. Esta localidad se encuentra en el valle de Punilla, provincia de Córdoba, a 8 km de Villa Carlos Paz y a 45 km del Parque Nacional Quebrada del Condorito, santuario de la especie que lleva el nombre del área protegida.

Esta ave rapaz está catalogada como una especie en peligro de extinción, en el apéndice I del CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres).

Para sorpresa del vecindario de aquella población de unos 4000 habitantes, la imponente ave había roto los límites de su hábitat natural, ya que la distribución actual del cóndor andino está restringida a la cordillera de los Andes, aunque en Argentina ocupa un singular asentamiento ajeno al relieve cordillerano en las sierras de Pampa de Achala, en las montañas de Córdoba.

El cóndor es el ave voladora más grande del mundo; puede pesar hasta 15 kilos y, al desplegar las alas, su extensión puede alcanzar los 3 metros.

Si bien esta ave está protegida por numerosas leyes provinciales y nacionales, su conservación se mantiene en la cuerda floja: de hecho, en la provincia de Córdoba se estima que su población roza apenas unos 130 ejemplares.

Revuelo del Cóndor

Desafiando cualquier medida de seguridad e incumpliendo todo tipo de protocolo existente, aún con la presencia de personal de la policía provincial e incluso del propio municipio de San Antonio de Arredondo, los presentes improvisaron un operativo nocturno para atrapar al animal y “liberarlo”, según los testimonios de vecinos. En realidad, la imponente ave gozaba de absoluta libertad, ejerciéndola incluso cuando llegó hasta un paisaje urbano.

Una iniciativa plagada de tanta buena voluntad como de supino desconocimiento que se plasmó en un operativo lleno de improvisaciones que puso en riesgo sanitario a quienes participaron manipulando al animal tratando de socorrerlo preocupados por su situación, ya que lo habían visto desplazarse en tierra, entre un conjunto de acacias.


Como se puede apreciar en el video, personal de la policía de Córdoba, vecinos y empleados de la municipalidad de San Antonio de Arredondo intervinieron sin dar aviso a la autoridad de aplicación, que en este caso es la Policía Ambiental de la provincia.

Por desconocimiento u omisión, entendieron que podrían salvar a un cóndor sometiéndolo a una situación de máximo estrés: fuentes oficiales consultadas por Sala de Prensa Ambiental reconocieron que el ejemplar “rescatado” llegó muerto al Centro de Rescate, luego de ser trasladado.

Tras una ronda de consultas a organismos oficiales de la provincia, Sala de Prensa Ambiental pudo establecer que nunca se dio aviso de la situación a las autoridades del área ambiental que debía intervenir en este tipo de operativo con técnicos y asistencia veterinaria especializada.

Al respecto, fuentes de estos organismos públicos indicaron que existen protocolos detallados para aplicar en estas situaciones de rescate de fauna silvestre y que, primero, buscan poner en resguardo a las personas que intervienen en estas ocasiones. Las mismas fuentes consultadas advirtieron que el animal, en caso de haber estado enfermo o intoxicado, podría haber contagiado enfermedades a las personas que intervinieron sin las debidas medidas de precaución.


Lo que no se hizo

La legislación y los protocolos vigentes indican que, ante la presencia de un ejemplar de fauna silvestre en una propiedad privada, lo primero que se espera es que el animal siga su curso. Si está en juego la integridad física de alguna persona se debe dar aviso a la Policía Ambiental quien debe asistir con apoyo técnico especializado, entre ellos un médico veterinario coordinando la tarea con la participación de los centros de rescate provistos de apoyo material, indumentaria específica y transporte dispuesto para el operativo.

Desde los organismos oficiales consultados por Sala de Prensa Ambiental aguardan los resultados de la necropsia. Hasta ahora, las hipótesis de la muerte de esta ave giran en torno a la posibilidad de que haya muerto intoxicada, por un paro cardíaco producto del estrés vivido o por la combinación de ambas cosas.

La preocupación de fuentes oficiales consultadas gira, también, alrededor del riesgo al que se expusieron quienes manipularon al animal sin la protección adecuada.

Córdoba perdió, dolorosamente, un ejemplar de su ave insignia que ya no sobrevuela imponente sobre las quebradas y los cielos de Pampa de Achala.

Su muerte fue tortuosa porque la ignorancia mata y el analfabetismo ecológico, también.

Hace falta más educación, fuera de las áreas naturales protegidas, que cultive al vecino para que historias como éstas, plagadas de buenas intenciones y desconocimiento, no vuelvan a repetirse.

Fuente:
Daniel Díaz Romero, El duelo del Cóndor, 22 abril 2020, Sala de Prensa Ambiental. Consultado 24 abril 2020.

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