por
Federico Kopta
El
20 por ciento del discurso del intendente Llaryora estuvo referido a
cuestiones ambientales. A las promesas se las puede llevar el viento.
Igualmente, resulta auspicioso que haya expresado un diagnóstico
ajustado a la realidad de una ciudad cabalmente degradada. En ese
marco, planteó que, desde un punto de vista sanitario y ambiental,
el principal problema de Córdoba son los desbordes cloacales y la
contaminación que genera la planta de tratamiento de efluentes de
Bajo Grande, la cual hace que, en los parámetros de contaminación
de origen cloacal, el Suquía esté en un largo tramo peor que el
Riachuelo.
No
hubo referencias a la contaminación atmosférica, pero mencionó el
propósito de bajar la cantidad de autos que circulan, lo cual es la
fuente más importante; y refuncionalizar el Observatorio Ambiental,
que mide la calidad del aire. Cabe agregar la imperiosa necesidad de
coordinar la red de semáforos, cuya deficiencia produce un
porcentaje importante de contaminación evitable, al incrementar el
combustible gastado y el tiempo de permanencia vehicular en las
calles.
También
hizo alusión a la problemática de los residuos y las incumplidas
acciones necesarias para bajar el porcentaje destinado a
enterramiento. Una medida auspiciosa sería la revisión de los
contratos de recolección de residuos, por los que se presta un
servicio caro e ineficiente.
Hubo
expresiones sobre espacios verdes. Una cuestión crucial es promover
que los árboles que se planten sobrevivan, lo cual requiere
participación y educación ambiental.
Luego
de 20 años de políticas ambientales casi inexistentes, hay también
un desafío cultural: cómo revertir que los cordobeses hayamos
naturalizado vivir en una ciudad degradada. Las respuestas están en
la educación, la participación y el liderazgo fundado en el ejemplo
de una gestión eficaz.
Federico Kopta, presidente del Foro Ambiental Córdoba
Fuentes:
Federico Kopta, Los temas ambientales ganaron espacio, 3 marzo 2020, La Voz del Interior. Consultado 3 marzo 2020.
La obra de arte que ilustra esta entrada es de Vic Muniz y es una reproducción con basura de la obra clásica La Muerte de Marat, de Jaques-Louis David.
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