Otra
pequeña productora perjudicada. Perdió 130 cámaras que cada una le
otorgaba entre 28 y 30 kilos de miel. Aseguró que no tendrá cosecha
para el otoño e invierno, por lo que perdió su única fuente de
ingreso.
por
Maira López
La
apicultora Adelaida Vallejos denunció este lunes la gran mortandad
de abejas que encontró en su finca ubicada sobre la Ruta Provincial
5, a siete kilómetros de la ciudad de Pichanal. Acusó que la
pérdida de 130 cámaras fue ocasionada por agrotóxicos que
aplicaron en el predio más cercano a sus tierras. Hizo efectiva una
denuncia penal en la Comisaría 21 de Pichanal y sigue buscando a los
sospechosos de la maniobra.
Adelaida
Vallejos, quien además es miembro de la Mesa apícola provincial,
contó que el domingo fue a su finca a cosechar. Aún le quedaba el
20 % de producción de la cosecha anterior porque no habían madurado.
“Fuimos
a ver y las abejas caían muertas. Estaban desparramadas”, afirmó.
El lunes volvió al lugar y notó que “estaban muertas a montones
en la piquetera y a la vuelta de las cámaras”.
La
productora tenía en su poder 130 cámaras, 100 eran de su propiedad
y las 30 restantes le pertenecían a un amigo. Cada cámara produce
cerca de 30 kilos, lo que llevó a que con las muertas de sus abejas,
se pierda una producción estimada de 3900 kilos de miel.
Esa
producción le valía a Vallejos la cosecha de otoño e invierno.
Además de que era el trabajo “de toda la vida” y su único modo
de sustento.
“Se
hizo la denuncia legal por agrotóxicos”, detalló. La productora
supone que la muerte de sus abejas se debió a la utilización de
agroquímicos en el premio de al lado. “Eso pertenece a una finca
de Coca Cola, pero ellos no la trabajan, sino que las arriendan”,
explicó.
“Estoy
viendo quien es el nuevo arrendatario. Lo busqué al encargado y
tampoco está. Ellos han fumigado y sembrado el poroto”, aseguró.
Además, reafirmó sus declaraciones cuando se acercó a ver el
predio. “El pasto está todo quemado. Está como si el haz hubiese
pasado en el suelo”, aseveró. “Considero que la muerte de mis
abejas deriva por agrotóxicos”, reiteró.
Para
Vallejos es importante saber si efectivamente se hace uso de
agroquímicos porque de ser así, “no voy a poder tener mis
colmenas acá". "Van a tener contaminante y se van a seguir
muriendo”, lamentó.
Ante
la situación, la productora se comunicó con un grupo de apicultores
de la provincia y le indicaron que debía dirigirse al Servicio
Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). “Allí
busqué al veterinario, pero no estaba el lunes. Vuelvo a la mañana
siguiente y llevo fotos para que vea lo que me estaba pasando”,
relató.
“El
me respondió que era evidente que estaban intoxicadas y que se
murieron por agrotóxicos, solo eso me dijo”, cuestionó. “Me
indignó su actitud porque como organismo estatal, que sabe que la
abeja es una especie protegida, me dijo que no podía hacer nada
porque están muertas. En vez de disponerse a realizar una visita
ocular al lugar, al menos”, indicó.
Por
estas situaciones, la apicultora sostiene que es importante que
“exista una ley de apicultura provincial que defienda estos casos
porque así, vamos a terminar sin abejas y sin proteger el ambiente”,
expresó. También dijo que seguir así, implica “terminar con los
productores”.
Sin
consideración a los productores
Otro
de los aspectos que derivó en la pérdida de sus abejas fue la
realización de obras en la zona. “En agosto vinieron a realizar
obras de Ferrocarriles Argentinos y ellos realizaron algunos
desmontes”, contó.
La
productora, que ya lleva más de 20 años en el oficio, dijo que en
ese tiempo, “vino un jefe de obra, de mala gana, a decirme que las
abejas picaban a la gente. Me pidió que las traslade”.
“Yo
le dije que esperara y que las iba a sacar con un flete porque no
tengo camioneta”, continuó, “las corrí al otro lado del lote”.
Sin embargo, muchas “ya se habían ido” porque “trabajaban día
y noche en las obras”. “Las abejas al ver tanto movimiento se
espantaban y se iban”, afirmó.
Para
Vallejos “ya está todo perdido”. Se quedó sin abejas obreras lo
que provocó que las abejas crías se mueran por falta de alimento.
“Ya venía floja por el desmonte de Ferrocarriles Argentinos y
ahora esto”. Relató que las obras del tren quedaron inconclusas y
también rompieron el camino interno que ella usaba para sacar la
miel.
“No
tengo una moto carga, empujo un carro solo con mi fuerza, tengo 70
años y ya no puedo hacer tantos viajes”, describió. Aseguró que,
en 20 años de actividad, “nunca había tenido una pérdida como
esta”. “Había incendios, pero los podíamos sofocar. Esto ya es
mortal”, agregó.
Algunos
de los productores se ofrecieron a ayudar a Vallejos con la donación
de colmenas. Además, se acercará a entidades estatales para
solicitar créditos que le permitan la compra de nuevas colmenas.
No
es un productor, es el modo de producción
La
productora se encontraba dentro de un programa de ProHuerta en donde
iban a empezar a reforestar. Vallejos tenía proyectado ir a
polinizar unos campos de zapallos y “ahora no lo puedo hacer porque
no tengo abejas”, lamentó. “Esa tarea era un crecimiento
recíproco”, indicó.
Además,
trabajaba de forma articulada con la escuela técnica de Pichanal.
“Daba apoyo a los chicos”, contó. “Los chicos de la escuela
técnica siempre venían a mi finca para que tengan una jornada de
apicultura”, relató.
“Su
profesor les daba un mini curso de noción apícola”, “había
chicos que venían de la zona rural”, dijo Vallejos. Por acciones
como estas, desde la Mesa apicultora provincial se venía gestando
una escuela de apicultura “para que haya mano de obra calificada”.
“Yo ya estoy grande”, insistió.
Sin
embargo, al quedarse sin abejas, sin colmenas ni cámaras, el lugar
de práctica al que llegaban productores y jóvenes estudiantes, “no
tiene nada que mostrar”, finalizó la apicultora.
Fuente:
Maira López, Una apicultora denunció la muerte de sus abejas por agrotóxicos, 7 febrero 2020, Página/12. Consultado 10 febrero 2020.
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