Ha
surgido una controversia al revelarse dos colapsos de unas antiguas
instalaciones del Proyecto Manhattan en Detroit, Michigan,
contaminadas con uranio, policlorobifenilos y otros químicos
peligrosos, en la orilla del río Detroit. El colapso más reciente
que ha afectado al río ocurrió el 26 o 27 de noviembre de 2019,
pero no se hizo saber hasta una semana después con un aviso al
periódico Windsor Star al otro lado del río, en Canadá. Un colapso
anterior tuvo lugar en octubre de 2011, no se produjeron reparaciones
en consecuencia.
Artículo
publicado originalmente en Beyond Nuclear.
Ha
surgido una controversia al revelarse dos colapsos de unas antiguas
instalaciones del Proyecto Manhattan en Detroit, Michigan,
contaminadas con uranio, policlorobifenilos y otros químicos
peligrosos, en la orilla del río Detroit. El colapso más reciente
que ha afectado al río ocurrió el 26 o 27 de noviembre de 2019,
pero no se hizo saber hasta una semana después con un aviso al
periódico Windsor Star al otro lado del río, en Canadá. Un colapso anterior tuvo lugar en octubre de 2011, no se produjeron reparaciones
en consecuencia.
El
antiguo establecimiento de Cobre y bronce Revere, ahora conocido como
Almacenamiento a granel Detroit, se dedicó en la década de los 40 a
procesar más de mil toneladas de uranio en varillas de combustible
para producir el material fisionable de las primeras bombas atómicas
en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Las instalaciones
continuaron operando como parte de la línea de montaje para la bomba
atómica en los 50 hasta su abandono definitivo en 1984. Se considera
uno de los cientos de lugares que en algún punto tuvieron relación
con la fabricación de armas nucleares. Todos ellos conforman el
olvidado desierto nuclear americano.
De
interés público resulta una evaluación del Instituto Nacional para
la Salud y Seguridad Ocupacional de 2011, que concluyó que existía
"potencial para una significativa radiación residual" en
las tierras contaminadas bajo las instalaciones de Cobre y bronce
Revere. Después del colapso de 2019, el Departamento de Medio
Ambiente, Grandes Lagos y Energía de Michigan ha supervisado la zona
midiendo la radiación en la tierra quebrada, los alrededores y el
agua del río Detroit. Todas las medidas indican unos niveles de radiación normales. Estas, sin embargo, no revelan lo que haya
podido estar en el agua varios días antes hasta que la corriente se
lo llevara. Sin embargo, las comunidades a ambos lados del río han
mostrado su preocupación porque se les ocultara el colapso de
noviembre durante siete días. Tanto Detroit como Windsor toman agua
y cuentan con instalaciones de depuración para los servicios
municipales de agua potable junto a la zona contaminada, y sin
embargo no poseen sistemas de medición de la radiación que
alertarían de niveles anormales en el momento de la toma de agua, lo
que alertaría a los oficiales encargados de la salud pública.
Grupos
ecologistas locales han indicado que estas disrupciones afectan a los
sedimentos del río y que dragan uranio y otros materiales peligrosos
en el agua del río. La mayor autoridad en la protección del agua
potable del Estado de Michigan ha asegurado que están haciendo todo
lo posible para salvaguardar la salud pública. Pese a ello, las
acciones protectoras obvias deberían centrarse en la
descontaminación de las instalaciones abandonadas de Cobre y bronce
Revere, lo que no está teniendo lugar. Oficiales al nivel estatal y federal se han reunido con residentes en Michigan, que les han
expresado su enfado y preocupación por el envenenamiento masivo del
sistema de agua potable en Flint, Michigan, con otro material pesado,
el plomo.
Traducción
de Raúl Sánchez Saura.
Fuente:
Tierras contaminadas por uranio colapsan en el río Detroit, 24 febrero 2020, El Salto Diario. Consultado 26 febrero 2020.
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