miércoles, 12 de febrero de 2020

Las últimas lluvias provocaron anegamiento de caminos y rutas inundadas


El Arroyo Sampacho aumentó su caudal en las últimas horas. En la ruta 8 se acumuló gran cantidad de agua sobre la carpeta asfáltica.

Las lluvias de las últimas provocaron anegamiento de caminos y rutas inundadas en algunas zonas de Córdoba.

La Policía de Córdoba encabezó un operativo de prevención luego de que se detectara la presencia de gran cantidad de agua sobre la calzada entre los kilómetros 635 y 642 de la Ruta 8. Las copiosas lluvias provocaron también el anegamiento de caminos rurales.

Según indicó FM Sampacho, el arroyo presentó un aumento muy importante en su caudal. Hacia el oeste de la localidad y en dirección a Achiras llovió durante toda la noche.

Graves problemas aún sin solución

Pero hay reglas y prevenciones que no se han respetado y que se visibilizan con espanto en las épocas de lluvias. Dos autovías cortadas ante cada lluvia intensa.

Las lluvias que se extendieron en los últimos días a casi todo el territorio cordobés nos ponen otra vez en alerta, por la vulnerabilidad de algunas obras de infraestructura vial.

Cada vez que los milimetrajes de agua superan los niveles normales, varias rutas de alto tránsito vehicular quedan anegadas, como se observa en tramos de la autovía Córdoba-Jesús María.

No es menos común que las corrientes que bajan de las Sierras o que convierten en ríos a zonas de llanuras ganadas por los sembradíos inunden poblados, con los riesgos ulteriores para sus habitantes, muchos de los cuales deben resignarse al duro trance de la evacuación.

Fuera de aquellos encuadres de tierra adentro, la ciudad de Córdoba tiene sus propias recurrencias, que la hacen vulnerable no sólo ante precipitaciones copiosas.

En las calles de Córdoba, conviven centenares de bocas de tormenta obstruidas por la basura, la red cloacal en estado crítico y los pisos de muchas viviendas que colapsan por el crecimiento de las napas de aguas subterráneas, sobre todo en barrios de la zona sur. Trastornos urbanos de vieja data que les complican la vida a los vecinos. A los que hay que añadir los cortes del servicio de energía eléctrica y la salida de funcionamiento de los semáforos. En este punto, se trata de averías que en muy pocos casos son salvadas por los inspectores que, por lo general, ante las primeras gotas salen de escena.

Es verdad, también, que ningún comité de emergencia podrá sopesar las derivaciones catastróficas de un aguacero de 180 milímetros en un corto lapso.

Pero hay reglas y prevenciones que no se han respetado y que se visibilizan con espanto en las épocas de lluvias.

En ese listado de desatenciones y de controles laxos de parte de los organismos estatales, asoman los desmontes, los loteos a gran escala en reservas naturales protegidas y los canales clandestinos que se abren para desagotar campos inundados, a conciencia de que esa estrategia de vuelo corto terminará inundando otros campos vecinos o, lo que es más grave aún, zonas pobladas.

No se trata de cargar todas las culpas sobre las espaldas de los fatigados productores agropecuarios. Pero vale repasar un estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), que determinó que el monte nativo absorbe 300 milímetros de agua por hora, en tanto que un sembradío de soja absorbe apenas 30 milímetros por hora.

Los riesgos latentes para la comunidad deben despertar del letargo a los funcionarios gubernamentales, a fin de que no se repitan las devastaciones originadas por episodios climáticos que se cobran vidas y bienes materiales.

Fuentes:
Las últimas lluvias provocaron anegamiento de caminos y rutas inundadas, 9 febrero 2020, La Voz del Interior. Consultado 11 febrero 2020.
Graves problemas aún sin solución, 9 febrero 2020, La Voz del Interior. Consultado 11 febrero 2020.

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