La
empresa pública cierra el concurso de la obra principal del ATC que
abrió el PP en 2014.
por
Manuel Planelles
Enresa,
la empresa pública encargada de los residuos nucleares, ha decidido
poner punto final al concurso que abrió en 2014 para construir el
denominado Almacén Temporal Centralizado (ATC) en Villar de Cañas (Cuenca). Esta empresa lanzó ese concurso para la ejecución de la
obra civil principal de aquel silo -que estaba ideado para guardar
los residuos de alta intensidad de todas las centrales nucleares de
España-. Pero la adjudicación de la obra, que ascendía a más de 217 millones, nunca se llegó a realizar, debido a las dudas sobre
los terrenos elegidos para levantar el almacén y, luego, al cambio de Gobierno central.
El
proceso ha permanecido paralizado desde febrero de 2015. Ahora la
actual dirección de Enresa ha decidido enterrarlo definitivamente y
renunciar a un concurso en el que ni siquiera se llegaron a abrir los
sobres con las ofertas, según informan fuentes del sector.
Esta
decisión se interpreta como un nuevo paso hacia el fin del ATC en
Villar de Cañas, un proyecto en el que Enresa se ha gastado unos 90
millones de euros pero que el Ejecutivo de Pedro Sánchez decidió
frenar cuando llegó al poder en 2018 ante las polémicas y la fuerte oposición del Gobierno de Castilla-La Mancha. Aunque se decidiera
seguir adelante con el silo en ese municipio de Cuenca, se
necesitaría un nuevo concurso porque los informes que el Consejo de
Seguridad Nuclear (CSN) ha emitido en este último lustro imponen
importantes modificaciones, señalan fuentes conocedoras de todo el
proceso.
Decisión
final
En
todo caso, la decisión final sobre el proyecto y el ATC no depende
de Enresa, que este lunes rechazó facilitar información sobre el
cierre del concurso. El Ministerio para la Transición Ecológica es
el que debe decidir si se construyen uno o varios ATC y su
emplazamiento. En una reciente entrevista con El País, la vicepresidenta Teresa Ribera criticó la gestión del proyecto de
Villar de Cañas y señaló que no ve “fácil que sea recuperable
en ninguna circunstancia”. También señaló que se debe “abrir
el debate” sobre los residuos nucleares y decidir si “hay que
instalar uno, dos o tres emplazamientos y si hay que hacerlo por
regiones”.
Al
margen de que el emplazamiento de Villar de Cañas sea rechazado
definitivamente, el Gobierno es consciente de que España debe
resolver el problema de los residuos nucleares, que ahora
principalmente guarda cada central en sus instalaciones. Está
previsto que, en breve, Enresa presente al Gobierno su propuesta de
plan de residuos nucleares y en ese momento se abrirá el debate
sobre la solución que se le da.
El
concurso que ahora ha cerrado Enresa estuvo rodeado de polémica
desde el principio y el empecinamiento por sacarlo adelante le costó
en 2015 el puesto como presidente de esa empresa pública a Francisco
Gil-Ortega. Pese a las dudas técnicas que entonces ya había sobre
los suelos y a que el Consejo de Seguridad Nuclear no había
concluido su informe sobre la idoneidad del emplazamiento, el equipo
de Gil-Ortega insistió en seguir adelante con la adjudicación.
Finalmente, el Gobierno del PP decidió paralizar el proceso de adjudicación ahora cerrado y Gil-Ortega dimitió.
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Fuente:
Manuel Planelles, Enresa renuncia al proyecto de construcción del almacén nuclear de Villar de Cañas, 24 febrero 2020, El País. Consultado 26 febrero 2020.
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