El
15 de febrero de 2015, un aluvión se llevó ocho vidas y provocó
enormes daños en varias localidades de esa región. Qué cambió
desde entonces y qué se debate hoy como pendiente para evitar que
vuelva a suceder.
por
Benita Cuellar
El
15 de febrero de 2015 es una fecha que duele en Sierras Chicas. Una
marca indeleble, una herida en la memoria colectiva.
Cinco
años se cumplen hoy de aquel día con sello de tragedia, en el que
el agua arrasó con todo. Los ríos y arroyos apacibles se
transformaron en aluviones imparables llevándose ocho vidas,
destruyendo viviendas, puentes y calles.
No
hay olvido para quienes vivieron ese acontecimiento traumático con
miedo y dolor. Y reaparece, en cada aniversario, el interrogante de
qué se hizo desde entonces y qué falta para que no se repita, aun
si ocurrieran lluvias tan torrenciales como la de aquella jornada.
Muchos
de los vecinos inundados sobrevivieron subiéndose a los techos,
agarrados de árboles o ayudados por vecinos. Tal el caso de Liliana
Roca, quien hoy vive en barrio La Amistad, de Río Ceballos.
“Vivíamos pegado a barrio Loza. Le hacíamos guardia al río.
Estábamos confiados en que nos iban a avisar, pero no pasó”,
contó. El agua reventó la puerta de su casa, y con su familia y con
sus mascotas subieron al techo. Desde allí veían cómo la corriente
llevaba sus cosas.
Silvia
Ledesma, vecina del centro de Villa Allende, relató que aún hoy,
con cada lluvia, revive esa fecha. “Si tuviera que definir la
situación actual, es impotencia y angustia, porque creo que la
situación se puede repetir”, apuntó.
Silvia
pudo recuperar su casa, con ayuda de la Provincia, pero las fotos y
demás recuerdos se fueron con el agua. Y quedó el temor.
Otra
historia, entre cientos, la cuenta Anita Centurión, en Unquillo: su
casa se inundó, pero resistió el aluvión. Ese día estaba con sus
dos hijos y, aun con agua dentro de su hogar, salieron en ayuda de
sus vecinos complicados.
La
reconstrucción
Durante
estos cinco años, la Provincia, con alguna ayuda de la Nación,
desarrolló un plan de obras para reparar los millonarios daños.
Según
el dato oficial, se destinaron 290 millones de pesos para construir
156 viviendas, que reemplazaron a las más destruidas, pero
relocalizándolas en sitios de menor riesgo. También se asegura que
se repararon 1.265 viviendas y se entregaron 196 kits de materiales
para casas que luego ejecutaron particulares y municipios.
Villa
Allende, Mendiolaza, Unquillo, Río Ceballos, Salsipuedes, La Granja
y El Manzano -las localidades con daños- dan cuenta de que la
mayoría de las obras anunciadas tras el aluvión están concluidas.
“Casi
un 90 por ciento”, dijo por caso el intendente de Mendiolaza,
Daniel Salibi, a cuya localidad le faltan una laguna de retardo y
tramos de engavionados de protección (contenedores de piedras
retenidas con alambre) en el arroyo.
En
toda la región, se rehicieron ocho puentes, tres vados, 11
pasarelas; se sumaron muros de protección en distintos tramos de
arroyos y ríos, y se crearon varias lagunas de retardo (para retener
aguas en caso de grandes lluvias).
Faltan
otras. Por ejemplo, el reasfaltado de la céntrica avenida San
Martín, en Río Ceballos.
Los
municipios y la Provincia aseguran que siguen avanzando en el
ensanche de los cauces de ríos y arroyos mediante el “programa
LEP” (limpieza, encauzamiento y profundización), creado tras el
desastre de 2015. Fue evidente el descuido en esa tarea hasta
entonces.
Las
viviendas que faltan
El
Estado provincial entregó 156 viviendas. Fueron 80 a damnificados de
Villa Allende, 50 en Río Ceballos, 18 en Unquillo y ocho en
Mendiolaza. Eran las prometidas en un primer momento.
Pero
aún restan, demoradas, otras 51 anunciadas luego a otras familias de
Unquillo. En 2017 comenzaron a construirse esas unidades en terrenos
que compró ese municipio. La Provincia argumenta que la demora se
debió a que las empresas adjudicadas no cumplieron el contrato. En
2019 se llamó a una nueva licitación, para su finalización, y
resultó contratada la firma Toinar SRL.
“Están
trabajando desde la semana pasada. La empresa tiene 90 días para
terminar las obras. Falta un 22 por ciento”, explicó ahora el
intendente de Unquillo, Jorge Fabrissin.
Alertas
tempranas
El
aluvión dejó enseñanzas. Las áreas de Defensa Civil municipales
trabajan de manera más coordinada, desde Saldán hasta La Granja, y
en relación más directa con la Provincia. Los cuarteles de bomberos
voluntarios se integran más en red. Sin embargo, subsisten voces que
advierten que resta mejorar más en esa línea.
También
se cuenta con un monitoreo a cargo del INA-Cirsa (la delegación
cordobesa del Instituto Nacional del Agua), mediante el cual se mide
en tiempo real lo que llueve en diferentes puntos de la cuenca
hídrica regional y se pueden estimar las potenciales crecidas y
reaccionar ante ellas. Eso no existía en 2015.
Cristian
Álvarez, vocero regional de Defensa Civil de Sierras Chicas, admitió
que “desde 2015 se vienen mejorando cosas, pero falta”. Por
ejemplo, citó que “restan pulir” las comunicaciones entre las
localidades. Según dijo, los municipios solicitarán a la Provincia
más antenas, así como mayor coordinación con las empresas de
telefonía celular.
El
punto clave, en esa línea, es cómo actuar ante una emergencia. La
impresión es que la mayoría de los vecinos perciben que no están
preparados.
“Sabemos
que para quien sufrió la inundación de la casa no es suficiente,
pero de 2015 a esta parte hemos avanzado mucho”, sostuvo Claudio
Vignetta, secretario de Gestión del Riesgo y Catástrofes de la
Provincia.
Escorrentías
El
intendente Salibi explicó que el plan regional de obras de lagunas
de retardo se hizo en un 70 por ciento, pero que faltan estudios de
escorrentías (corrientes de agua que rebalsan los cauces habituales)
para determinar mejor cómo minimizar los riesgos ante grandes
lluvias.
“Con
la superpoblación y los desmontes, en esta zona hay cada vez menos
espacios de absorción del agua de lluvias. Entonces las crecidas se
hacen más caudalosas”, citó Isabel Bornancini, coordinadora de la
Secretaría de Gestión de Riesgo en Sierras Chicas.
Esta
región fue la de mayor crecimiento demográfico de la provincia en
las dos últimas décadas. La mudanza de los capitalinos hacia esa
zona cercana explica buena parte de ese fenómeno. Ese avance urbano
fue, en buena parte, a expensas de la deforestación, sin
planificación para hacerle lugar.
Criterios
de edificación
La
falta de planificación para el desarrollo urbano fue otra clave que
explica el desastre de 2015. Las construcciones pegadas al cauce de
los ríos resultaron un ejemplo evidente.
Hoy,
los municipios plantean la necesidad de un criterio común en sus
ordenanzas de Códigos de Edificación. Eso está pendiente.
“Es
un momento para trabajar. Necesitamos ponernos de acuerdo en algunas
exigencias para los desarrollistas”, admitió el recién asumido
intendente de Río Ceballos, Eduardo Baldassi.
Planteó,
además, que ante una emergencia “ya se sabe cómo actuar, pero
falta más comunicación con la gente”, y opinó que “esa opción
la puede brindar la tecnología”.
Semanas
atrás, los intendentes de la zona acordaron avanzar en proyectos de
ordenanzas comunes para sus localidades, que dispongan sanciones a
los infractores de medidas de seguridad que, por negligencia e
imprudencia, ocasionan daños y gastos al Estado, antes o durante una
emergencia.
La
reacción comunitaria, en las agrupaciones sociales
Muchas
organizaciones sociales de Sierras Chicas se formaron tras la
inundación de 2015, como una reacción comunitaria.
Con
un perfil más cultural, María Emilia Ruiz, del grupo Tagua de
Unquillo, contó que este año hablan con los inundados sobre lo que
pasó. “Generamos una iniciativa artística que se llamó Marcas de
Agua. Con un stencil marcamos en la pared la altura a la que llegó
la crecida. Sacamos fotos e hicimos una muestra itinerante”,
describió.
Aunque
pasaron cinco años, para Ruiz “la sensación es de abandono
estatal, y por eso respondemos cuidándonos”.
Valeria
Peirano, de Mendiolaza Viva, explicó que el barrio donde vivía se
inundó no sólo por el desborde del río, sino por el agua de otros
lugares que no tenían lagunas de contención. “Mendiolaza tiene
muchas zonas en rojo y no está reglamentada”, reprochó.
Cecilia
Michelazzo, de la Asamblea del Monte de Unquillo, y Pablo Reyna, de
la comunidad Timoteo Reyna de Cerro Azul, coincidieron en advertir
que se sigue desmontando en la región y plantearon que al Estado le
falta trabajar “más sobre lo ambiental”.
“Este
modelo de crecimiento urbano de ciudades dormitorio no es
sustentable”, opinó Michelazzo.
Reyna
destacó el trabajo en los colegios: “Hay como un sentido más
profundo que antes, entendiendo que las Sierras son dadoras de vida”,
interpretó.
Lucy
Posada, de la Coordinadora Ambiental y de Derechos Humanos de Sierras
Chicas, admitió que hay vecinos que se siguen sintiendo inseguros.
Pero valoró a la vez que “se reactivaron las defensas civiles, se
capacitó a bomberos y se activó el cuerpo de brigadistas para
incendios. Además, hay un colectivo ciudadano que está empoderado,
y antes no”.
Hoy,
varios actos de evocación
Habrá
varias actividades de evocación en memoria de la tragedia de 2015 en
diferentes localidades de Sierras Chicas.
En
Unquillo, más de 30 organizaciones del corredor se unieron para
hacer hoy el “Encuentro y festival 15-F: Sierras unidas por el
agua”. Será desde las 17, en el Parque Integrador. “Es un
festival pensando en la memoria colectiva, en encontrarnos, en darnos
fuerza y en saber que estamos activos como comunidad”, contó
Cecilia Michelazzo. Habrá ferias de producción local y
agroecológica, juegos, música en vivo, danza, teatro, títeres y
muestras de fotos referidas al 15-F.
Otra
actividad, que se realiza desde hace cuatro años en Río Ceballos,
es coordinada por María Castillo: “Cuando el río suena” es una
intervención artística y testimonial de lo ocurrido. “Este año
armaremos un calendario del 15 de febrero de 2020 al 15 de febrero de
2021; la idea es mantener presente esta fecha”, expuso Castillo.
Además,
hoy por la mañana se hará un registro fotográfico por el río, y
por la tarde en el puente San José, de Río Ceballos, habrá
actividades artísticas varias.
En
tanto, en Villa Allende, el Consejo Municipal de Ambiente realiza
desde anoche una “vigilia artística” en el Parque de la Memoria
(ex -Anfiteatro).
El
nivel del dique La Quebrada, otro punto
Entre
el 5 y el 11 de febrero pasado, el dique La Quebrada subió 1,12
metros, y superó en 40 centímetros el registro del 15 de febrero de
2015. Para muchos vecinos, el excesivo nivel del dique aquel día fue
una de las causas del aluvión. Según el periodista regional Paco
Robles, que sigue su evolución, la diferencia es que “en 2015
superaba en cinco centímetros el nivel del vertedero, las válvulas
no funcionaban y la Provincia y el municipio no prestaban atención a
ese riesgo”. Según Robles, el dique hoy cumple mejor su función
de prevenir crecidas por el criterio de abrir sus válvulas antes de
llegar al vertedero.
Y
en su zona, ¿están preparados?
por
Fernando Colautti
Aquel
día llovió casi 300 milímetros en apenas 12 horas en Sierras
Chicas. Un diluvio extraordinario, muy poco frecuente. Pero que puede
ocurrir, eventualmente, en cualquier punto del mapa cordobés.
Sierras
Chicas no estaba preparada para enfrentarlo. ¿Lo están otras
ciudades y regiones de Córdoba para afrontar diluvios
extraordinarios?
Es
un interrogante que intendentes, instituciones y vecinos debieran
hacerse, más aún cuando la ciencia insiste en que el cambio
climático que supimos conseguir genera las condiciones para que los
eventos extremos sean más probables.
Será
un buen ejercicio que en cada región y cuenca hídrica se pregunten
si están corrigiendo errores históricos de ausencia de
planificación urbana, que por ejemplo generaron en tantos lugares
construcciones habitadas a metros de cauces de ríos y arroyos, o
loteos sobre áreas potencialmente inundables.
Es
bueno interrogarse, y también estudiar las respuestas acerca de si
la deforestación agudiza en sus regiones los riesgos de correntías
más severas, ante suelos impermeabilizados por ausencia de
vegetación.
Si
esas zonas son atravesadas por ríos, preguntarse también si cuentan
con sistemas de monitoreo de lluvias y crecidas (hoy lo tiene buena
parte de los ríos serranos, y fue una lección que dejó el 15-F de
Sierras Chicas).
Cada
comunidad debiera repensar, empezando por sus autoridades, que si las
tormentas resultan cada vez más severas, llegará pronto el día en
que serán mejor recordados los intendentes que hicieron obras de
desagües para canalizar las aguas y sumaron más espacios verdes
para retenerlas que los que siguieron sólo agregando asfalto a la
vista.
Fuentes:
Benita Cuellar, A cinco años del 15-F: memoria de la tragedia en Sierras Chicas, 15 febrero 2020, La Voz del Interior. Consultado 15 febrero 2020.
Fernando Colautti, Y en su zona, ¿están preparados?, 15 febrero 2020, La Voz del Interior. Consultado 15 febrero 2020.
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