Con
miles de millones de nuevos árboles que actuasen como aspiradoras y
terminales de almacenamiento, podríamos neutralizar buena parte de
las actuales emisiones mundiales de CO2.
por
Carlos Pagura
En
Davos se habló de economía pero también se habló del clima; los
dos temas comienzan a ir cada vez más de la mano. Hasta Donald Trump
prometió sumar a Estados Unidos a la iniciativa para plantar un
billón de árboles lanzada por los organizadores del Foro Económico
Mundial. Petroleras y aerolíneas también se subieron a la movida,
con la intención de compensar las emisiones de CO2 y luchar contra
el cambio climático.
Los
árboles son grandes aliados para frenar el calentamiento global, ya
que absorben el dióxido de carbono de la atmósfera, uno de los
grandes responsables del fenómeno. Se calcula que cada uno de ellos
procesa, en promedio, unos 10 kg de CO2 al año. Pero también
limpian el aire de otros gases de efecto invernadero como el monóxido
de carbono y el dióxido de azufre y producen, en el mismo lapso,
hasta 130 kg de oxígeno.
Además
están presentes en cada una de las rutinas que mantienen la salud
del planeta. En pocos días un árbol grande puede tomar unos 370
litros de agua del suelo y recoger en sus hojas los restos de la
lluvia. Una masa colosal que luego se evaporará y será vital para
generar nuevas precipitaciones en otras regiones.
Alrededor
de 3 billones de árboles pueblan la Tierra, según determinaron
científicos de la Universidad de Yale hace un lustro. La cifra, que
a simple vista, puede parecer enorme, encierra al mismo tiempo un
hallazgo agridulce: de acuerdo a los expertos, ya perecieron casi la
mitad de todos los ejemplares que existieron alguna vez.
Con
miles de millones de árboles nuevos que actuasen como aspiradoras y
terminales de almacenamiento, podríamos neutralizar buena parte de
las actuales emisiones mundiales de CO2 y ganar un tiempo valioso de
cara al objetivo de limitar el aumento de la temperatura terrestre
por debajo de los 2° respecto a niveles preindustriales. Por eso no
es de extrañar que las ideas para restituir árboles prosperen a
nivel global.
Plantar
árboles
Hay
varias iniciativas en la misma dirección. Plant for the Planet,
fundada por un chico de 9 años, se propuso que niños en todo el
mundo podrían plantar un millón de árboles. Trillion Trees es una
potente colaboración entre tres de las organizaciones de
conservación más grandes del mundo: BirdLife, Wildlife Conservation
Society (WCS) y World Wide Fund for Nature (WWF), y se dedica a
conectar a inversores ambientales con empresas de conservación.
Muy
similar a la plataforma lanzada en Davos, 1t.org, y su proyecto de
garantizar la restauración de un billón de árboles en esta década.
Y emparentada también con el programa de Naciones Unidas
“Restauración del Ecosistema 2021-2030”, cuyo objetivo es
revertir siglos de daño a los bosques, humedales y otros
ecosistemas. Pero no se trata solo de plantar árboles.
“La
reforestación es una de las muchas actividades que se pueden
realizar para restaurar paisajes, pero no es la única. Lo que
promovemos es la restauración de paisajes forestales y de paisajes
con cobertura de árboles”, explicó Adriana Vidal, Senior Forest
Policy Officer de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (IUCN), en diálogo con Ámbito.
La
restauración de paisajes forestales tiene como objetivo recobrar la
integridad ecológica y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones de
las personas que habitan en terrenos deforestados o degradados. Ello
implica restaurar “hacia adelante”, con la finalidad de planear
usos de la tierra sostenibles en el tiempo. En ese sentido, restaurar
bosques es mucho más que plantar árboles y puede comprender bosques
de regeneración natural, agroforestería, silvopasturalismo,
manglares y reservas de protección de vida silvestre.
Además
se desarrolla en conjunto con comunidades locales y otros actores.
“Es muy importante que los proyectos respondan a las necesidades de
las personas y también de los ecosistemas de los que las personas
dependen”, afirmó la especialista.
La
IUCN lanzó en 2011, junto al gobierno alemán, el Bonn Challenge,
que se propuso restaurar 150 millones de hectáreas de bosques
degradados y deforestados para el 2020, y 350 millones de hectáreas
para el 2030. El primer objetivo, afirma la organización, está
cerca de cumplirse.
Impacto
económico
Si
se logran restaurar esas 350 millones de hectáreas, se estima que
podrían secuestrarse hasta 1.7 gigatoneladas de dióxido de carbono
por año, mientras que el impacto positivo alcanzaría los u$s170 mil
millones en beneficios netos de protección de cuencas hidrográficas,
mejores rendimientos de cultivos y productos forestales.
En
una época en la que el 74 % de los pobres del mundo son afectados
por la degradación de la tierra, la reversión y restauración de la
tierra deforestada fue incluida entre los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) de la ONU. El fenómeno afecta cerca del 30 % de la
tierra cultivable, lo que produce pérdidas estimadas en más del 10
% del PIB mundial.
El
problema ya está afectando las condiciones de vida de al menos 3.200
millones de personas. Como casi el 40 % de toda la tierra se utiliza
para la agricultura, si la superficie agudiza sus tendencias
decrecientes en la productividad, para 2050 la degradación y el
cambio climático podrían reducir abruptamente el rendimiento de los
cultivos en un 10 % a nivel global y hasta en un 50 % en algunas
regiones.
Pero
además está alimentando temores de una extinción masiva de
especies: la gran mayoría que están en riesgo viven en zonas donde
su hábitat fue reducido de manera drástica. Así, la deforestación
puso en peligro la supervivencia de al menos 500 especies de
animales, entre mamíferos, anfibios y aves.
La
buena noticia que dejó Davos es que, pese a cierta sobreactuación y
dosis de corrección política, el cambio climático ganó presencia
en los debates. Imprescindibles, los árboles volvieron a ser tema de
agenda y a posicionarse como una de las soluciones más simples y
efectivas a las amenazas urgentes.
El
balance negativo es que se escuchó poco sobre planes para la
reducción de emisiones contaminantes, que sigue siendo el verdadero
tema de fondo. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres,
dijo que la humanidad "perderá la guerra" si no se amplían
los esfuerzos en ese sentido, mientras que la joven ambientalista
sueca, Greta Thunberg, se quejó en el cierre de que sus reclamos
fueron "totalmente ignorados", antes de encabezar una
protesta con jóvenes en el centro de la ciudad suiza.
Fuente:
Carlos Pagura cpagura@ambito.com.ar, La carrera por plantar árboles, otra batalla urgente contra el cambio climático, 25 enero 2020, Ámbito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario