Una
joven pareja de Porteña comenzó hace un par de meses, a ofrecer
dentro de la región productos generados a base de un método
alternativo a las grandes industrias.
por
Agustina Rossi
Jordán
y Elisa son una joven pareja radicada en Porteña que desde hace un
año incursiona en el mundo de la agroecología. Con el método PRV
(Pastoreo Racional Voisin) como estandarte, crían gallinas a través
de una planificación que mejora la eficiencia de la producción
logrando un uso equilibrado de los recursos.
"Es
un sistema que contempla integralmente el suelo, el animal y la
producción" comenzó relatando Elisa Bortolini, quién junto a
su novio realizó varios cursos de agroecología previos a lanzarse
con incertidumbre en este proyecto que, a pasos agigantados, va dando
sus frutos.
"Se
trata de imitar cómo se mueven los animales en la naturaleza. En
forma de manada pastorean en ciertas zonas y después se trasladan a
otras, donde hay pastos nuevos previo a una intervención humana"
indicó la joven.
Sus
inicios
Ambos
comenzaron a trabajar la tierra acorde a ese método, ideado por el
científico francés Andreé Voisin: sembraron cebada, alfalfa, avena
y otras semillas y dividieron un campo de dos hectáreas en parcelas
de 25 x 25 mts que permiten generar un sistema de rotación.
Para
separar una parcela de otra, colocaron una red electrificada que
limita el espacio de pastoreo de las gallinas, que permanecen dentro
de cada segmento entre cinco y 14 días, dependiendo la época del
año. "En el verano, los pastos crecen más rápido por lo que
la rotación es más lenta debido al sobreabundante crecimiento que
permite alimentarlas durante más tiempo", contó el joven.
Además,
Jordán agregó que las gallinas permanecen gran parte del día ahí,
por lo que también "bostean" en esa zona y logran
fertilizar el suelo. "Tenemos alta carga animal en un espacio
reducido, entonces la acumulación de bosta fertiliza el suelo y lo
prepara para una posterior regeneración, una vez que las gallinas
son movidas de parcela", dijo.
Dentro
de la parcela utilizada se encuentra un trailler, más conocido como
"gallinero móvil", un carro trasladable donde las gallinas
sólo duermen y ponen sus huevos. "En la mañana temprano, salen
a comer, excarvar, mover el suelo y el carro permanece abierto para
cuando deseen subir a poner el huevo" indicó Longo.
Además,
añadió que como alimentación complementaria les dan un balanceado
que preparan ellos mismos, ya que también necesitan comer granos. De
todas maneras, manifestó que su trabajo se centra principalmente en
el suelo, que es la base. "Si tenemos el suelo sano, vamos a
tener una pastura sana y por consiguiente, una gallina y un huevo
sano".
Jairo
Restrepo, el mentor
Al
ser consultados acerca de los comienzos en un mundo opuesto a las
grandes industrias, Jordán comentó que siempre lo atrajo buscar
caminos alternativos y novedosos. "Siempre me gustó innovar en
algunas cosas, hace cinco años atrás por ejemplo yo ya hacía
hidroponía, que es el boom de ahora" dijo, en referencia a las
famosas lechugas hidropónicas que hoy se consiguen con mayor
facilidad en algunas verdulerías de la ciudad.
Luego,
el joven siguió forjando su propio camino a la par que realizaba
cursos. No obstante, no fue hasta que se topó con los videos de
Jairo Restrepo, un colombiano que es referente a nivel mundial en
agroecología y dictó más de 90 cursos en el mundo.
"Jairo
enseña sobre agricultura orgánica. Llegué a él mirando videos en
Youtube, ya que yo seguía a Joseph Pámies, un tipo de España que
está en contra de las farmacéuticas y en las ventanas emergentes,
me apareció Restrepo", indicó el productor y agregó: "él
te dice lo que nadie menciona acerca de las corporaciones y las
agroindustrias".
En
esa línea, reflexionó sobre el alcance de las grandes industrias y
los problemas que nos aquejan. "La idea de que cada vez
necesitamos producir más porque la gente se muere de hambre no es
tan literal. Producción hay, pero tenemos dos problemas: por un
lado, la mala distribución de la riqueza ya que hay desigualdad y
por el otro, la calidad de lo que nos venden como alimento",
sostuvo.
Para
incursionar en ese mundo agroecológico, los emprendedores realizaron
cursos de capacitación en un establecimiento denominado "El
mate", ubicado en Adelia María. Allí aprendieron e
intercambiaron experiencias, por ejemplo, sobre el pasaje de un campo
tradicional a uno agroecológico.
Comida
vs Alimento
"Si
el día de mañana seguimos con este sistema de producción
convencional, dejará de haber alimentos y sólo ingeriremos comida",
reflexionó al realizar una comparación entre el sistema
agroecológico y el de las grandes corporaciones.
"Hoy
un huevo industrial no tiene ni las vitaminas ni los minerales que un
huevo gestado a través del método de pastoreo racional. A lo que le
está errando el humano es al manejo del proceso, más allá de la
productividad que genere lo industrial", dijo.
Elisa
aprovechó la ocasión para agregar que "en la industria los
huevos son pálidos, a comparación de los criados en el campo, más
amarillos, naranjas y sabrosos. Eso tiene que ver principalmente con
la alimentación que tienen las gallinas, ya que en las granjas
industriales sólo tiene una ración de comida".
Al
ser consultados acerca de la duración del proceso de producción
según el método que utilizan, Jordán explicó que a través de esa
planificación ellos intentan respetar el ciclo natural de los
animales y los suelos.
"A
diferencia de la industria, donde las gallinas tienen luz artificial
y nunca ven el sol, sino que están preparadas para un ambiente que
les permita poner huevos en forma continua, nosotros respetamos los
tiempos" indicó, distanciándose de apresurar a los animales a
que empollen de forma masiva porque eso además de alterar el
proceso, disminuye el ciclo de vida útil.
"En
invierno, cuando se acortan los días de luz, ponen menos huevos pero
sabemos que estamos respetando el proceso sin luz artificial y sin
castigar su cuerpo", añadió.
Un
alimento a precio accesible
Tradicionalmente,
las gallinas tardan entre 26 y 28 horas en poner un huevo. Jordán y
Elisa comenzaron con una tanda de veinte gallinas y debido a la
demanda, al poco tiempo agrandaron el plantel a casi 250 ejemplares.
"En septiembre comenzaron a poner los primeros huevos y hoy en
día estamos armando aproximadamente 7 maples por jornada, unos 210
huevos" indicó Longo.
En
relación al precio, los jóvenes sostienen que quizás la gente
todavía compra el maple tradicional porque es un poco más barato,
pero no se tiene en cuenta que un peso más por unidad que salen los
agroecológicos, no es representativo si se pone en la balanza la
composición nutricional de uno y otro.
Según
una comparación hecha por el estadounidense Joel Salatín entre
huevos industriales y agroecológicos, la diferencia en vitaminas y
minerales "es impresionante", por lo que la variación de
precio no es significativa. "Justamente. el lema de los que
hacen agroecología es que la salud se la estamos regalando, no
vendiendo, eso viene extra", afirmó.
Lejos
de que este emprendimiento sea para algunos, el precio está pensado
para abarcar a todos. "La idea es llegar a todos, no solamente a
la gente con cierto poder adquisitivo" expresó la joven,
indicando que no hicieron la certificación orgánica ya que eso
conlleva un encarecimiento del producto. "Al certificar ya estas
limitando a un público, diciendo que si no tenés plata no podes
consumir algo sano".
Por
último, Jordan instó a alentar el consumo de pequeños productores:
"lo que tiene que hacer la gente es consumir a los productores
locales. necesitamos hacerlos crecer".
Una
futura expansión
La
idea de los jóvenes es ser lo más "independiente y
autosustentable" posibles, sin depender de insumos y cosas
externas.
Dentro
de sus metas, está seguir expandiendo su estilo de vida. "Dentro
de las dos hectáreas, ya hemos plantado también 50 árboles
frutales" expresó Elisa.
"En
el campo, ya tenemos hecho un parque, un montecito nativo y la
próxima meta es incorporar colmenas de abejas", relató Jordán,
entusiasmado por hacer crecer no sólo su negocio sino lograr la
concientización en el consumo de alimentos.
¿CÓMO
ADQUIRIR SUS PRODUCTOS? Los jóvenes reparten diariamente dentro de
Porteña, y eligen algún día a la semana para llevar sus productos
a los vecinos de Freyre y San Francisco.En nuestra ciudad vive la
mamá de Jordán y es justamente en su casa donde dejan los huevos
agroecológicos, para que cualquier persona que desee los pueda pasar
a retirar o bien, se puede coordinar un método de envío a los
domicilios particulares.Para contactarse con ellos, pueden hacerlo a
través de sus redes sociales "Huevos de campo la panchita"
o llamar al número 3415988774.
Fuente:
Agustina Rossi, Jóvenes de Porteña venden huevos agroecológicos, 12 enero 2020, La Voz de San Justo.
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