viernes, 27 de diciembre de 2019

Qué hacer después del fuego en zonas de bosque nativo

Los incendios forman parte de la historia cordobesa. Pero su acumulación con los años genera impactos que debieran evitarse o mitigarse, fundamentalmente en el área serrana, clave para la sustentabilidad ambiental e hídrica de esta provincia.

Un documento conjunto de investigadores universitarios y de ONG cordobesas arrima recomendaciones sobre “la restauración ecológica de ambientes serranos afectados por incendios”, sobre todo en la vegetación autóctona.

Un ecosistema nativo quemado sigue estando vivo aunque no lo veamos, ya que las raíces siguen activas y casi todas las plantas rebrotan para comenzar la larga recuperación natural posfuego”, señala el texto.

No se trata -aclaran- de reforestar, sin más. “Para contribuir a una restauración activa, es importante capacitarse”, señalan los especialistas.

Luego de ocurrido un incendio, la prioridad es evitar la pérdida de suelos y la instalación de especies exóticas invasoras (como acacia negra, siempreverde, olmo, grateus o zarzamora, entre otras).

El suelo queda sumamente desprotegido y frágil. Por ello, cualquier intervención sobre ese suelo debe estar bien planificada.

La mayoría de las áreas afectadas por los incendios en la zona serrana son utilizadas para la ganadería. De hecho, la quema de pastizales es una práctica común para favorecer el rebrote de los pastos. Es muy importante evitar que el ganado transite por las áreas recientemente quemadas, al menos durante una temporada de lluvias (hasta mayo del siguiente año). El grado de fragilidad que tiene el suelo por la ausencia de vegetación y el impacto de estos animales con su pisoteo hacen que se pierdan o se degraden grandes cantidades de suelo”, apuntan.

Los productores ganaderos que piensan en la sustentabilidad de sus campos sabrán la importancia de esta medida.

Para reducir la erosión hídrica en zonas con pendiente, en las Sierras, se sugiere construir “fajas de retención” con troncos de árboles quemados y piedras. Esas fajas retienen el suelo y las cenizas con las primeras lluvias, acumulan semillas y reducen la velocidad de caída del agua. Se recomienda recolectar semillas de árboles nativos sobrevivientes y sembrarlas.

El sistema tiene alta resiliencia (capacidad de volver al estado anterior) debido a que la mayoría de las plantas leñosas no mueren después de un incendio. Muchas veces parecen muertas, pero sus raíces están vivas, y cuando comienzan las lluvias rebrotan. La supervivencia es de entre un 70 y un 90 por ciento, dependiendo de la especie, de la intensidad del fuego y de otros factores”, se especifica.

Si dejamos a los árboles quemados en pie, favorecemos que las aves se posen para defecar semillas, lo que ayuda a enriquecer la biodiversidad”, añade.

Plantar especies nativas generalmente no es necesario, debido a la alta capacidad de rebrote después del fuego. Sin embargo, puede ser una estrategia útil cuando el incendio fue intenso y la mortalidad alta, o cuando quedaban pocos árboles antes del incendio. “Pero las especies que se seleccionen para implantar deben responder a una planificación”, acota el informe firmado, entre otros, por Joaquín Piedrabuena, Ana Cingolani, Melisa Giorgis, Natalia De Luca, Cecilia Eynard, Laura Cavallero, Antonia Oggero y Elisa Sosa.

Fuente:
Qué hacer después del fuego en zonas de bosque nativo, 26 diciembre 2019, La Voz del Interior. Consultado 26 diciembre 2019.

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