Cumbre
del Clima. Tiene 18 años y fundó su propio movimiento por el clima.
“Clarín” la entrevistó en Madrid, donde habló sobre el rol
protagónico de los jóvenes en defensa del planeta.
por
Marina Artusa
Son
el grito más visceral que clama por el planeta en esta Cumbre por el
Clima de las Naciones Unidas que está por terminar aquí, en Madrid.
Y aunque no participan en las negociaciones entre los países que han
firmado el Acuerdo de París en 2015 para que la temperatura media de
la Tierra no siga aumentando, los jóvenes han capitalizado la
demanda más humana, más despojada, la más desesperante: “No
tenemos un planeta B”.
Han
impulsado, junto a otras organizaciones ambientalistas, la marcha por
el clima que el viernes 6 de diciembre reunió a miles de personas
que desbordaron las calles de Madrid a lo largo de cinco kilómetros
y voces autorizadas como la de Laurence Tubiana, arquitecta clave del
histórico Acuerdo de París y directora de la European Climate
Foundation (Fundación Europea del Clima), los considera una pieza
clave para lograr una acción climática con la urgencia que la
situación actual requiere: “La mejor noticia es la demanda clara
de los jóvenes -le dijo Tubiana a Clarín-. Debemos integrarlos en
el diseño de políticas. Los jóvenes deben encontrar un lugar más
allá de organizar marchas por las calles”.
El
poder y el impacto de la preocupación de los jóvenes por el
ambiente encarnó en la voz aniñada de Greta Thunberg, la
adolescente sueca de 16 años que, con sus huelgas de los viernes por
el clima, evangeliza a su generación y sensibiliza a las demás.
La
revista Time la acaba de nombrar personaje del año y su llegada a
esta cumbre, luego de atravesar el Atlántico a vela durante una
veintena de días, fue el evento más esperado.
Una
aplicación online permitía seguir el recorrido del catamarán que
la transportaba y la agenda de esta COP25, como llaman a esta XXV
Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático, se inquieta cada vez que Greta se
presenta, sin previo aviso, para participar en alguno de los eventos
de la Cumbre Social que se celebra en paralelo a las reuniones
políticas.
Nicole
Becker
Greta
estuvo con Nicole Becker, la argentina de 18 años que en febrero de
este año fundó con otros chicos argentinos Jóvenes por el Clima y
que vino a Madrid a participar la COP25 becada por el Banco
Internacional de Desarrollo.
En
Madrid, Nicole asistió también a una reunión con Michele Bachelet,
la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Juntas grabaron un video que Nicole subió a sus redes sociales:
“Porque la crisis climática es un asunto de derechos humanos”,
dice Nicole ante la cámara. “Efectivamente, la crisis climática
puede ser la peor amenaza para los derechos humanos de la Humanidad”,
agrega Bachelet, a su lado, en la filmación.
Hoy junto a diferentes representantes de los sectores que mas perjudicados se ven por la crisis climática tuvimos una reunión con la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos @mbachelet para hablar sobre de la crisis climática con una perspectiva de ddhh. pic.twitter.com/50Ts2NnRcy— Nicole Becker (@nickibeckerok) December 9, 2019
“Es
importante que los jóvenes vengamos a esta cumbre. Nadie me presiona
respecto de lo que tengo que decir. Y por eso es importante mi rol
acá -dice Nicole a Clarín-. En cada espacio al que voy, puedo decir
lo que pienso realmente de Argentina, lo que espero de Argentina. No
creo que lo que se diga en las negociaciones cambie la aguja, porque
eso después hay que traducirlo a las políticas nacionales pero sí
creo que la COP es un espacio importante en el que el tema ambiental
se visibiliza. Yo no tengo una voz en la negociación pero sí puedo
buscar un espacio de representación latinoamericana para que el
movimiento de jóvenes tenga también nuestra perspectiva.”
-
¿En qué se diferencia la vivencia de la crisis ambiental para los
jóvenes latinoamericanos de la que enfrentan, por ejemplo, los
chicos europeos como Greta?
-
La crisis socio-ambiental afecta primero a los sectores más
vulnerables y no hay comparación en la pobreza que hay en Argentina
y otros países de Latinoamérica. O lo que pasa en Chile, donde uno
no puede salir a manifestarse y en Alemania los felicitan a los
jóvenes por hacerlo. Son contextos muy distintos y que afectan de
manera distinta.
-
¿Greta es una moda?
-
No sé si es una moda. Sí creo que se generó un personalismo muy
fuerte que ayudó a crecer a la causa, pero también es muy
peligroso, entre comillas, porque un movimiento no es una persona.
Greta es una inspiración. Es alguien que dice las cosas que tiene
que decir, pero su contexto es el de una niña de Europa que tiene
sus recursos y tiene su lugar de privilegio.
-
Su discurso ambientalista es razonable pero no resulta revelador.
¿Por qué impacta tanto?
-
Porque empezó a hablar sin importarle qué le iba a parecer a
ciertos líderes. Si bien no dice nada revelador, dice cosas que
rompen con esos intereses. Creo que se dio en un contexto en el que
se empezó a crear este movimiento juvenil alrededor del mundo y ella
tenía una historia muy interesante para contar. Es una chica de 16
años que empezó a faltar los viernes a la escuela porque tenía y
tiene algo para decir: lo que los científicos vienen diciendo desde
hace 30 años pero que nadie escuchó. Es una realidad que a los
jóvenes nos escuchan más. Y ahí le cayó la responsabilidad de ser
la portavoz de un mensaje que ya se venía diciendo pero que nadie
escuchaba.
-
¿Por qué te parece que los jóvenes lograron ocupar un espacio y
llamar la atención con tanta fuerza?
-
Me parece que la juventud está resignificando el ser ecologista y
está entendiendo que ese ecologismo es parte de los problemas
sociales. La crisis climática aumenta las desigualdades que ya hay.
La juventud se caracterizó por abrazar banderas sociales y hoy
entiende este problema como un problema socio-ambiental. Y
consideramos que los más damnificados somos nosotros mismos. Por
otro lado, a mí me da miedo. Es nuestro propio futuro el que está
juego. No sé qué va a ser de mi vida en 40 años porque ni siquiera
sé cómo va a estar el planeta, cuáles van a ser los recursos en 40
años. No sé si voy a tener la oportunidad de usar los recursos como
se usan hoy en día y yo sé que soy una chica privilegiada. Desde
febrero dedico mi vida a esto porque hay algo que me da miedo. Y ese
miedo lo transformo en acciones.
Desde
febrero, Nicole, que terminó el CBC y piensa seguir estudiando
Derecho, y el resto de los Jóvenes por el Clima se reúnen los
domingos en un centro cultural o en parques y plazas. Durante meses
se dieron cita en el Congreso para hablar con los diputados que
debían discutir la ley de de cambio climático que finalmente se
aprobó el 20 de noviembre.
“Fue
gracias al movimiento socio-ambiental juvenil -dice Nicole-. Llamamos
todos los días a todos los diputados, fuimos todos los días al
Congreso, hablamos en la Cámara, estuvimos en el recinto en el
momento en el que se aprobó. Si no era por nosotros, no se aprobaba
esa ley. A nadie le importaba. A partir de eso estamos acá. Nos
contactaron para ver cómo fue la incidencia juvenil en el Congreso
en Argentina.” “Hola, soy Nicole, de Jóvenes por el Clima, y
necesito que apruebes esta ley por esto, esto y esto”, era su
presentación ante los legisladores.
-
¿Qué era esto, esto y esto?
-
Que me queda muy poco tiempo, que estoy preocupada, que mi futuro
está en juego. Además esta ley implicaba que haya un gabinete que
trate el tema y que haya un grupo asesor integrado por representantes
desde jóvenes a pueblos originarios que sean escuchados a la hora de
gestionar políticas públicas.
- ¿Qué
aportan los jóvenes como vos a esta COP?
-
La mirada social y, sobre todo, no tener ninguna mochila. No trabajo
para nadie, no represento a nadie, nadie me dice lo que tengo que
decir y eso me da mucha libertad. Y esa libertad me parece que no la
tiene casi ningún movimiento.
-
¿Cuál es tu mensaje menos políticamente correcto, el más incómodo
de escuchar?
-
Decir que el proyecto de país, se vio en el debate presidencial para
las elecciones de octubre, sigue siendo Vaca Muerta, que es una deuda
ambiental que no va a poder pagar absolutamente nadie de mi
generación. Y ni siquiera es tan cierto que nos va a dar tanta plata
por tantos años. Venir acá y decir que el compromiso de llegar a
2050 sin emisiones contaminantes es un poco mentira teniendo en
cuenta que el proyecto de país va a seguir siendo éste.
-
Argentina no es, sin embargo, de los países más contaminantes.
¿Esto es un atenuante o no?
-
Hay que entender el contexto. No es comparable la Argentina con
Estados Unidos pero creo que Argentina tiene que tomar medidas
urgentes y no sólo en mitigación, que es lo que tiene que ver con
reducir las emisiones de estos gases contaminantes, sino también con
las políticas publicas que adopte y en cómo van a afectar a la
población estos impactos de la crisis climática.
Madrid,
corresponsal
Fuente:
Marina Artusa, Nicole Becker, la Greta Thunberg argentina: “Vaca Muerta es una deuda ambiental que no va a poder pagar nadie de mi generación”, 13 diciembre 2019, Clarín.
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