El
débil resultado de la COP25 agranda la brecha entre los Gobiernos y
la ciencia sobre la crisis climática.
por
Manuel Planelles
Quizás
no se podía esperar más de lo que ha salido de la Cumbre del Clima de la ONU que se ha cerrado con más de un día y medio de retraso
este domingo en Madrid. Los negociadores solo han podido acordar un
débil llamamiento a los países a realizar esfuerzos más ambiciosos
contra el cambio climático. Y han tenido que aplazar de nuevo el
desarrollo del artículo del Acuerdo de París referido a los mercados de CO2 ante la imposibilidad de consensuar un texto. Este
asunto tendrá que intentar acordarse en la próxima cumbre, que se
celebrará en Glasgow en noviembre de 2020. Prácticamente todos los
delegados que han tomado la palabra en el plenario final de la cumbre
han reconocido la “decepción” por ser incapaces de cerrar este
punto de la negociación.
El
multilateralismo se resquebraja allá donde se mire en el planeta y
estas cumbres en las que negocian casi 200 países (que tienen que
ponerse unánimemente de acuerdo) son precisamente el mayor ejemplo
de multilateralismo. Pero, aunque fuera previsible por el contexto
internacional tan complicado, el pobre resultado que se ha cerrado
tras muchas horas de frustrantes negociaciones agranda la desconexión
que existe ahora entre los Gobiernos del mundo y la ciencia respecto
a la crisis climática y a la urgente necesidad de actuar.
Cuando
se leen los textos finales de la COP25 -la reunión número 25 de la
Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU de Cambio
Climático- parece que los Gobiernos y mandatarios han estado metidos
en una habitación insonorizada durante esta cumbre. Sin embargo, por
la COP25 han pasado los científicos para presentar sus informes
climáticos que apuntan, por ejemplo, a que 2019 será un año de récord de temperaturas en línea con lo que ha ocurrido durante toda esta década. Desde la ciencia también se ha apuntado durante esta
cumbre a que las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, de la economía mundial volverán a marcar un nuevo máximo histórico. Y por la cumbre celebrada en Madrid también
han pasado los representantes de los movimientos juveniles, con la activista sueca Greta Thunberg a la cabeza, que han reprochado a los
mandatarios que los esfuerzos que tienen previstos para luchar contra
el cambio climático no están a la altura de la crisis climática en
la que está ya el planeta.
Esta
complicada cumbre, que se ha celebrado en Madrid tras la renuncia
hace mes y medio de Chile a que tuviera lugar en Santiago por las
protestas sociales, se tenían que sacar adelante fundamentalmente
dos puntos: uno más político y otro más técnico. El político
hace referencia a la necesidad de que los países firmantes del
Acuerdo de París presenten planes más duros de recorte de las
emisiones de gases de efecto invernadero porque los que hay ahora no
son suficientes. Pero en esta cumbre solo se ha conseguido que 84
países se comprometan a presentar planes más duros en 2020, como ha
pedido la ONU en varias ocasiones. Dentro de ese compromiso están
Alemania, Francia, España y el Reino Unido. El problema es los que
no están: EE UU, China, la India y Rusia (que juntos suman alrededor
del 55 % de las emisiones mundiales de efecto invernadero) no han
dado señales durante esta cita de querer ser más ambiciosos.
Todos
los firmantes del Acuerdo de París deben presentar planes de recorte
de emisiones que, juntos, deben conseguir que el calentamiento global
se quede dentro de unos límites manejables, Pero la suma de los
planes no es suficiente. La ONU ha advertido de que se deben multiplicar por cinco los esfuerzos globales previstos si se quiere
que el incremento de la temperatura se quede por debajo de 1,5 grados
respecto a los niveles preindustriales. Y por tres si se aspira a que
ese incremento esté por debajo de los 2 grados (la otra meta que se
establece en el Acuerdo de París). Los planes (que se conocen por
las siglas en inglés NDC) que tienen ahora los países llevarán al
menos a 3,2 grados de incremento, calcula la ONU.
Una
de las discusiones más duras durante esta conferencia ha sido
precisamente cómo realizar un llamamiento a los países a presentar
planes más duros. Ante el atasco de este asunto, la presidencia de
la COP25, que estaba en manos Chile, recurrió a España en el tramo
final de las negociaciones. Y la ministra para la Transición
Ecológica, Teresa Ribera, se ha encargado de dirigir este asunto.
Finalmente,
en las declaraciones de la COP25 aprobadas por el plenario, se
"alienta" a los países a "aprovechar la oportunidad
en 2020" para mostrar la más alta ambición ante "la
urgencia de abordar el cambio climático". Y se resalta la
"grave preocupación" por la "urgente necesidad"
de solucionar la "brecha" que existe entre los planes
previstos por los países y los recortes que se necesitan para
cumplir el objetivo de París. Sin embargo, en las declaraciones
finales no se hace un llamamiento explícito a los países a
presentar NDC más duros en 2020 por la resistencia de los grandes
países emisores. En todo caso, el Ministerio para la Transición
Ecológica ha interpretado que lo acordado "sienta las bases"
para que el próximo año "los países presenten compromisos de
reducción de emisiones" más ambiciosos.
Mercados
de carbono
Donde
ha sido imposible cerrar cualquier acuerdo ha sido en el desarrollo
del artículo 6 del Acuerdo de París, el referido a los mercados de dióxido de carbono. El desarrollo de estos mecanismos de intercambio
de derechos de emisiones que permiten a países y empresas compensar
los gases de efecto invernadero que expulsan ya se atascó hace un
año en la Cumbre del Clima que se celebró en Katowice (Polonia) y
se decidió que sería en esta COP25 donde se resolvería.
Pero
las diferencias entre los países en esta negociación han sido tan
grandes que, de nuevo, no se ha podido llegar a un pacto en Madrid. Y
la presidencia de la COP25 ha admitido que los textos presentados no
tenían el "suficiente consenso" para la aprobación, por
lo que ha propuesto que se cierre en la próxima cumbre de Glasgow.
Fuente:
Manuel Planelles, La Cumbre del Clima fracasa en su objetivo de regular los mercados de carbono, 15 diciembre 2019, El País. Consultado 16 diciembre 2019.
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