Con
teléfonos celulares entremezclados con cartones y papeles, La Voz
siguió el trayecto de cinco bolsas de residuos secos. Apenas una,
ubicada en un contenedor de una escuela municipal, fue retirada por
el camión.
por
Ary Garbovetzky
Una
bolsa, con un celular, fue a parar a manos de un joven cartonero;
otra no fue retirada y también fue cirujeada durante la noche; una
más no se movió del lugar donde se la había depositado hasta
varias horas después de superado el horario informado por la
Municipalidad; de otra que fue dejada en el contenedor de secos de
una escuela municipal no se registraron señales de movimiento, pero
tanto la directora como la empresa aseguran que pasó por el lugar, y
de la última hay un video, enviado por un vecino, que prueba que
terminó levantada por un camión recolector común, junto con bolsas
de residuos mezclados, con destino seguro de enterramiento en Piedra
Blanca.
Rápidamente:
sólo una de las cinco bolsas con residuos secos que dejó La Voz en
distintos puntos de la ciudad de Córdoba para chequear si funciona o
no la recolección diferenciada habría llegado a uno de los cuatro
puntos verdes habilitados para el reciclado.
Esta
es la conclusión de un experimento pensado para saber si la
desconfianza hacia la recolección o el destino final de la bolsa -identificada como uno de los problemas que impiden que escale el
servicio- está justificada o no. Las soluciones para la ciudad son
muy diferentes, según cómo se conteste este interrogante.
Para
eso, se armaron cinco bolsas de residuos secos que tenían, entre
restos de plástico, cartón o vidrio, teléfonos celulares activados
con señales de ubicación en tiempo real por WhatsApp y, al estar
asociados a una cuenta de Gmail, un segundo rastreo y registro de su
trayecto por Google Maps.
Las
cinco bolsas no fueron dejadas al azar: se las depositó pocos
minutos antes de que comenzaran los horarios de recolección de secos
en las zonas informadas por la Municipalidad de Córdoba en la página
oficial del programa Recuperando Valor.
El
experimento
Luego
de descartar otros cuatro contenedores de secos cercanos, la primera
bolsa fue colocada en la plaza Urquiza de barrio San Vicente, el
lunes pasado cerca del mediodía. A partir de las 14 debía pasar por
allí la recolección diferenciada, a cargo de la empresa Lusa.
También después de rechazar otros tres contenedores contaminados,
otra bolsa fue dejada, al mismo tiempo, en un recipiente de calle
Caseros, en la parte de atrás del Nuevocentro Shopping, en barrio
Alberdi. Allí le tocaba pasar a la empresa Lam, encargada del área
central y de los barrios cercanos.
Los
teléfonos tenían una nota con un número de contacto, como un
mensaje en la botella, a quien los encuentre. Y el lunes pasado, poco
después de las 15, sonó. Quien hablaba era Noelia, la tía de dos
niños cartoneros que hallaron la primera bolsa en la plaza Urquiza y
llevaron el celular con la nota a casa. Ninguno de los dos sabe leer.
El
encuentro se dio en la esquina de Monteagudo y Solares, de barrio
Muller.
- Es el trabajo de ellos. Juntan cartones y los venden acá en el
barrio -contó Noelia.
Por
una recompensa pequeña, que sin embargo era bastante más que los 7
pesos por kilo de cartón que les da el acopiador, los chicos y
Noelia accedieron a devolver el teléfono.
Eran
las 16.30 y se había perdido la señal del celular rastreador
ubicado en Alberdi. Estaba en el mismo lugar. Intacto. Para estar más
seguros del experimento, se cambió el aparato, por el equipo
recientemente recuperado en zona sur. Fue a parar a otro contenedor
de secos en barrio Quintas de Santa Ana, zona donde también estaba
publicado que la empresa Lam pasaría entre las 14 y las 22.
A
las 16.42, la hora en que se volvió a dejar la bolsa 2 todavía no
había pasado el camión: los contenedores estaban cargados, muchos
de ellos con residuos mezclados. La señal de ubicación llegó hasta
0.23 del martes. No se movió de ahí.
Al
otro día, la bolsa estaba en el mismo lugar, cirujeada, sin el
celular, como La Voz pudo constatar en video. Lam asegura que sí
pasó y ofreció una captura de pantalla del sistema de seguimiento
satelital Siga, con el que están equipados los camiones. Según dijo
entonces su encargada de comunicación, Florencia Efkhamian “el
servicio del lunes fue normal y a las 17:40 fue servido el
contenedor”. Pero las capturas de pantalla de Siga que ofrecieron
desde la compañía como evidencia no coincidían con la zona donde
se hizo la prueba.
Nobleza
obliga: la vocera chequeó y corrigió la información: “Encontramos
un problema que es ajeno a nosotros. Ese problema es el
estacionamiento en ambas manos en esa calle (que está prohibido).
Por lo cual el servicio en esa zona se hace de manera manual. Nuestra
falla es que a esa cuadra no la hacemos todos los días si no que se
hace según la necesidad. Por lo cual hemos decidido cambiar la
modalidad. Se relocalizarán esos contenedores y se informará puerta
a puerta a los vecinos de la zona para que lleven sus bolsas a donde
corresponda”, escribió por WhatsApp un día más tarde.
Testigos
La
bolsa 3 fue a la avenida Vucetich casi esquina Daguerre, en barrio
Ituzaingó. Fue colocada en un cesto, ubicado frente a la casa de
Fernando Caudana, un vecino que se ofreció a avisar si la llevaba el
camión de la diferenciada, que en la página de Recuperando Valor se
decía que pasaría por allí entre las 14 y las 20. La señal del
celular informó que no se movió del lugar. Pasó el horario y
Fernando mandó una foto, de noche, con la bolsa en el cesto. Al otro
día, por la mañana, compartió un video con el final: un camión
recolector se llevó la bolsa verde junto al resto de los residuos
sin separar que dejaron los vecinos en sus cestos. Desde Lusa dijeron
que no tenían informado ningún inconveniente con la recolección:
no podían explicar por qué no se cargó la bolsa con reciclados del
lugar.
A
la bolsa 4 se la llevó a la escuela municipal María Saleme de
Burnichón, de Villa Cornú. Allí, en un contenedor para residuos
secos ubicado en la entrada, fue a parar la bolsa verde activada. La
señal del celular informó que no se movió del lugar. Pero la
empresa Urbacor compartió una captura de pantalla de Siga en la que
da cuenta que a las 15.55 de ese día el camión se detuvo frente al
colegio y vació el contenedor. Elena Seguelsky, directora de la
escuela, lo confirmó: “Luciana, la auxiliar de turno tarde,
recordó que ella se había ido a fijar que estuviera vacío para
volverlo a guardar y que lo encontró vacío. Me dice que son muy
puntuales los chicos que buscan los elementos secos, que siempre
pasan entre las 3 y las 4 de la tarde”. Aunque la georreferencia
del celular nunca dejó de marcar el contenedor, estos testimonios
parecen suficiente evidencia de que esa bolsa sí terminó donde
debía hacerlo: el punto verde de barrio Los Bulevares.
La
bolsa 5 permaneció en un cesto de barrio Autódromo, en calle
Gabriel Tomassini 6961, donde también se decía que pasaría la
diferenciada el martes pasado, entre las 14 y las 20. En los
registros que quedaron tanto en WhatsApp como en Google Maps, hasta
que se agotó la batería del celular, el camión no pasó.
Para
empezar, hay que cumplir lo que se promete con el servicio
Marina
Borgatello es la secretaria de Ambiente de Rosario, una ciudad que
consiguió dejar de enterrar más del 10 por ciento de la basura que
genera y que va por más, con una planta pronta a inaugurar para
escalar en el tratamiento de residuos reciclables.
-
¿Cómo se gana la confianza de un vecino para que separe sus
residuos secos y húmedos en casa, y los entregue para su recolección
diferenciada?
-
Lo primero, cumpliendo con el servicio. Es lo básico: que pase el
camión o que se retire el contenedor.
Eugenio
Pettigiani, responsable de Residuos Sólidos Urbanos del Instituto
Nacional de Tecnología Industrial (Inti), coincide que se empieza
por ahí.
“Se
requiere de un cambio cultural, de hábitos, hay que hacer campañas
de educación ambiental y trabajo territorial, y que se sostengan en
el tiempo. Es un compromiso mutuo, el vecino se tiene que comprometer
y el municipio debe cumplir la parte que le corresponde, es decir,
controlar a las empresas privadas, a las que los ciudadanos les
pagamos por un servicio, que es bastante caro”, advierte.
“Si
un vecino ve que un camión se lleva todo junto, existe un problema
de credibilidad. Sencillamente, no se tiene que hacer así”,
plantea Ariel Uema, profesor en Gestión Ambiental de la Universidad
Católica de Córdoba.
Seguimiento
satelital: la herramienta de transparencia que continúa cerrada
Eugenia
Álvarez, directora del programa Recuperando Valor de la
Municipalidad de Córdoba, asegura que los recorridos se cumplen y
que lo que denuncian los vecinos son problemas que se derivan del mal
uso que hacen los propios cordobeses del sistema. Por caso: cuando se
mezclan residuos húmedos con secos en un contenedor, se contaminan
los que están bien separados. Es una pérdida colectiva, que llega
un 40 por ciento de todo lo que se recolecta con la diferenciada. Los
pliegos de la concesión por 9 años a las empresas privadas que
dieron origen al Recuperando Valor incluyen la obligación de dotar
al sistema de una herramienta de seguimiento satelital de camiones,
de acceso público (Siga). La tecnología ya está activa en las
empresas, asegura Álvarez, pero “se está analizando cómo hacerlo
más amigable para el vecino, por medio de una app”. Es decir: aún
no es accesible el Siga como instrumento de transparencia para el
vecino y no se sabe cuándo ni cómo lo será. Semanas atrás se
conoció un sugestivo robo de celulares en la base operativa de la
empresa Lusa: un operario vestido con ropas del Surrbac se llevó más
de 30 teléfonos celulares que son los que se utilizan para hacer el
seguimiento de los recorridos y alimentar el Siga. No está claro aún
si este hecho es puramente delictivo o esconde una resistencia
gremial para hacer públicos los datos de esta herramienta.
Recuperando
Valor lo sabe: se lo dicen en su página
No
deberían sorprender los resultados del experimento de La Voz para
las autoridades del Recuperando Valor. En su página de Facebook,
hace publicaciones educativas para explicar cómo separar residuos,
cómo usar los contenedores y generar conciencia ambiental. Hay
algunas, muy buenas, en las que muestra los puntos verdes, para que
los vecinos puedan ver adónde van a parar sus residuos secos e
identificar a quiénes ayudan con sus bolsas verdes. Pero la gran
mayoría de los mensajes que recibe en sus redes son de vecinos que
reclaman por la falta de cumplimiento de la recolección
diferenciada. O que el camión carga todo junto: húmedos y
reciclables.
Lina
Raimondi publicó una foto con tres contenedores rebalsados de
basura. “Así están esos tachos y las plazas toda una mugre. No
funciona ese sistema... no sólo porque la gente hace cualquier cosa,
sino también porque el sistema de recolección no pasa”, escribió.
“Sería
muy bueno que los recolectores se lleven las bolsas que uno saca a la
calle, en el horario y el tipo para cada día, ¿por qué no parten
de ahí? Lo básico”, se sumó Maxi Juri.
Rosa
Torres se quejó: “Me cansé de llevar la basura separada a los
contenedores; son un desastre, está toda la basura mezclada”.
“Todo
esto tiene sentido hasta que pasa el camión de secos y se lleva el
contenedor de secos ¡y el de húmedos!”, ironizó Franco Ribaudo.
“El
martes no pasaron por barrio Cerveceros a levantar los residuos
secos. No rompan la continuidad señores”, publicó Nancy Ruth
Ponce.
Cinco
puntos donde se dejaron las bolsas con teléfonos activados
San
Vicente. En la plaza Urquiza se dejó el primer teléfono. Lo
encontraron los cartoneros.
Ituzaingó.
La bolsa quedó en un cesto esperando a la diferenciada. La cargó un
camión común.
Villa
Cornú. El contenedor de Villa Cornú fue el único que terminó en
un punto verde.
Alberdi.
Antes de ir a barrio Autódromo, se dejó un teléfono en calle
Caseros como prueba.
Quinta
Santa Ana. El teléfono fue a parar a un contenedor que no fue
servido por Lam.
Créditos:
Cómo se hizo
Este
trabajo se realizó con aportes de la Fundación Gabo, Solutions
Journalism Network y Tinker Foundation para su programa de becas al
Periodismo de Soluciones. Contó con la mentoría de Perla Trevizo.
Colaboraron en este capítulo: Diego Forti (Infografía), Verónica
Corzo (Diseño), Pedro Castillo (Fotografía), Juan Pablo Martínez,
Juan Cruz De Rossi, Walter Kanqui, Andrés Blanco (Video), Alejandro
Steffeldt (Administración) y Adrián Bassola.
Cómo
lo consiguieron en otros lugares
En
la próxima nota: cómo hicieron otras ciudades para ganar la
confianza de los vecinos. La experiencia de quienes lo consiguieron y
las claves que podrían ser un modelo. También, otras iniciativas
que podrían servir para inspirar. Qué hay para aprender y para
traer a la ciudad de Córdoba.
Fuente:
Ary Garbovetzky, De cinco bolsas de reciclables, sólo una se la llevó la diferenciada, 3 diciembre 2019, La Voz del Interior. Consultado 6 diciembre 2019.
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