Los
ecologistas peregrinan hacia el gigantesco árbol amazónico de 900
años de edad. Durante su larga caminata atraviesan la selva tropical
al norte de Brasil. El ecoturismo ayuda a proteger la reserva
natural.
"Sumaúma
Vovó" es el nombre de la mayor atracción de la selva que se
encuentra a las afueras de Santarém, en el estado de Pará.
"Sumaúma” significa ceiba, y "Vovó”, abuela. El
gigante amazónico es conocido como el árbol de algodón de seda, y
se encuentra en el medio del bosque nacional Tapajós. Esta reserva
estatal cuenta con casi 530.000 hectáreas, las cuales están
protegidas por el ecoturismo y la gestión forestal sostenible.
Un
grupo de estudiantes ha venido desde Santarém, a unos 60 kilómetros
de distancia, para ver esta maravilla. "A pesar de que está tan
cerca, nunca antes había venido. Estoy emocionado de conocer la
naturaleza y cómo la gente la usa", explica Leonildo Santos, de
25 años.
Ecoturismo
en vez de deforestación
La
deforestación en toda la región amazónica aumentó drásticamente
durante el año pasado: entre agosto de 2018 y julio de 2019 en casi
un 30 por ciento en comparación con el mismo período del año
anterior, según las mediciones satelitales del Instituto Nacional de
Investigación Espacial de Brasil (INPE). Casi 10.000 kilómetros
cuadrados de la selva tropical fueron destruidos durante ese período,
más que en los últimos diez años. La selva amazónica es de
inmensa importancia para el clima global, es como una gran
instalación de almacenamiento de CO2.
Los
ambientalistas y los grupos indígenas acusan al actual gobierno de
incentivar a los agricultores, madereros y mineros de oro a seguir
destruyendo. Antes de las elecciones en octubre de 2018, Jair
Bolsonaro, actual presidente, abogó por regulaciones de protección
más flexibles, con el fin de impulsar la economía. Desde entonces,
estas áreas han estado en mayor alerta.
La
exhibición del uso sostenible
La
selva tropical Tapajós es una de las áreas forestales protegidas
más antiguas del país. Y está bien explorada en términos de
flora, fauna y el uso sostenible por sus habitantes. Aquí viven unas
4.000 personas, Reinildo Farias es uno de ellas. Nació aquí y tiene
dos trabajos. Por un lado trabaja en una pequeña cooperativa local
que vende, a una escala controlada, madera certificada a aserraderos.
Esto también tiene como fin prevenir la tala ilegal en gran escala.
Por
el otro lado, desde 2005 guía a los turistas a través de la selva y
les enseña sobre la naturaleza en la que creció. Solo los lugareños
pueden trabajar como guías. "Desde entonces nuestra vida ha
mejorado", dice el hombre de 39 años. "Simplemente tenemos
un poco más de dinero y solo plantamos en áreas reducidas para
cubrir nuestras necesidades. De esta manera se preserva el bosque”.
Caminando
por la selva y aprendiendo sobre la naturaleza
Reinildo
recoge a su grupo. "Aquí hay serpientes, escorpiones y otros
peligros, así que el guía siempre lidera el camino", le dice a
su grupo. Es una caminata de siete kilómetros a través de la densa
selva tropical.
A
lo largo del camino hay numerosos árboles y plantas medicinales.
Como por ejemplo el jatobá y el sucuúba, se dice que el extracto de
su leche y su corteza son eficaces contra el cáncer. La corteza en
polvo del muira puama, es un afrodisíaco conocido como el "viagra
del Amazonas". La corteza del árbol de cinchona contiene
quinina, la cual se utiliza para tratar la malaria. Las semillas de
andiroba se utilizan para producir un aceite que actúa como
descongestivo.
Un
orgullo, el "árbol-abuela"
Después
de una caminata de tres horas y media el grupo se encuentra frente al
imponente "Sumaúma Vovó”, el "árbol-abuela" de
900 años de edad. Se necesitan unas 20 personas para rodear el
enorme tronco. "Esto es lo más impresionante que he visto",
se maravilla Leonildo. "Somos tan pequeños en comparación con
el enorme Amazonas".
Gestión
forestal sostenible para llevar
Luego,
el grupo visita la producción de látex o caucho. Los árboles de
caucho se encuentran directamente en el pueblo. Durante la temporada
de lluvias en el Amazonas, en la primera mitad del año, se tiene que
extraer el látex del tronco cada segunda mañana. Hace cien años,
esta zona experimentó el auge por el caucho.
Hoy
en día, esto es una pequeña fuente de ingresos para los residentes
locales. La materia prima se vende al sureste del país. Pero
también, a partir de ella se fabrican bolsos, sandalias y
accesorios. Además se produce miel, pulpa de fruta, aceites
curativos, muebles, joyas y licores. "La biodiversidad en la
selva es abrumadora. Aquí se aprende de dónde provienen las
materias primas para la fabricación de aceites y remedios. Eso es
realmente interesante", concluye Leonildo. Por su parte,
Reinildo, el guía, también está satisfecho. "Hacemos turismo
para usted y a través de eso, ustedes nos ayudan". Con más de
42.000 visitantes al año, el bosque nacional Tapajós es una de las
áreas forestales protegidas más visitadas en el norte de Brasil.
Esta es una buena manera para prevenir la destrucción generalizada y
la pérdida del hábitat.
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Fuente:
Amazonas: en busca del "árbol-abuela", 4 diciembre 2019, Deutsche Welle. Consultado 5 diciembre 2019.
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