Durante 2018, Córdoba perdió de manera ilegal 889 hectáreas de bosque nativo. Ilustración: Daniel "Pito" Campos. |
Entre
2001 y 2018, pese a la legislación vigente sobre medioambiente, la
provincia perdió 131 mil hectáreas de cobertura arbórea. Río
Primero, Río Seco, Ischilín, Roque Sáenz Peña y Unión
representan el 56 % del total de esas pérdidas.
por
Miriam Campos
“Qué
linda esta plantita”, dice y la arranca de raíz con cuidado. La
mete en una bolsa con tierra húmeda y la aromática, tras la caída
del sol, viaja entre los bártulos con algún destino lejos del
espacio nativo. La escena sobre la “Minthostachys verticillata”,
conocida como peperina, es algo usual entre los visitantes de las
sierras. Fascina el paisaje, la sombra, los mates con ese yuyito de
aroma cordobés, pero cuesta proyectar cuánto de lo que nos rodea
una tarde de verano en la sierras, va desapareciendo como la
peperina.
A
comienzos del siglo pasado Córdoba tenía cerca de 12 millones de
hectáreas de bosques nativos originales. De ese total, hasta las
mediciones hechas por el grupo de investigación liderado por Marcelo
Zak y Marcelo Cabido, en el año 2000 determinó que en la provincia
los bosques nativos ocupan solo un 3,6 %. Es decir, solo unas 594 mil
hectárea. La emergencia forestal no es un eufemismo del futuro, es
ya tierra arrasada.
900
hectáreas de bosque nativo en 2018
En
este siglo, entre 2001 y 2018, cuando más se sancionó legislación
sobre la protección del medioambiente, la provincia perdió 131 mil
hectáreas de cobertura arbórea. Durante este período, según
registros de la organización internacional Global Forest Watch, Río
Primero, Río Seco, Ischilín, Roque Sáenz Peña y Unión
representaron el 56 % de todas esas pérdidas, siendo Río Primero,
el departamento más afectado.
Durante
2018, Córdoba perdió 889 hectáreas de bosque nativo. Con
intensidad, como fue previo a la sanción de la Ley de Bosques, o a
cuentagotas, como pasa ahora en la ilegalidad, el desmonte en la
provincia avanza sigiloso.
“Entre
los distintos momentos históricos de poblamiento, Córdoba perdió
millones de hectáreas de ecosistemas naturales, tanto de bosques,
como pastizales y humedales. La deforestación en los últimos 100
años, fue uno de los ejes, y el modelo basado en agroquímos
intensificó el impacto, tanto en el medio natural que soporta esta
producción, como en la salud de la cantidad de poblaciones
relacionadas a esos sistemas agropecuarios”, dice el biólogo e
investigador Cristian Schneider, quien también es miembro de la
Coordinadora en Defensa del Bosque Nativo.
Factores
de la destrucción
Según
consigna la plataforma Montes de Córdoba, los factores que destruyen
el bosque nativo son los incendios, la invasión de plantas exóticas,
el crecimiento urbano, y el avance de las fronteras agropecuarias.
Este último, es el que más incidió en la gran pérdida de los
ecosistemas locales.
Se
trata de un fenómeno que se dio principalmente a partir de la
introducción del modelo agroindustrial con utilización de
transgénicos. La soja desde la década del 90, por ejemplo, hizo que
Córdoba se transformara.
Las
zonas al sureste de la provincia comenzaron a tener cada vez más
cultivo. Y eso generó una presión sobre el área norte de la
provincia. Los sectores ganaderos se fueron moviendo hacia el norte,
y esos corrimientos de las fronteras agropecuarias, como se suele
llamar, generó una presión sobre esa zona. Desde Río primero hacia
el norte hubo grandes deforestaciones.
Si
se mira hacia el sureste de Córdoba, esta es un área donde se hacen
cultivos hace más de 40 años donde habitan localidades sumamente
pobladas que no tienen ningún porcentaje de bosque alrededor. Allí
también se presenta una situación grave donde los cultivos
extremadamente cerca de esas poblaciones, utilizan grandes cantidades
de agroquímicos y no tienen protecciones forestales cerca de la
ciudad.
En
lo local, para Schneider hay una discusión de fondo que se tiene que
dar sobre cómo se está encarando el desarrollo, las formas de vida
y producción que demanda la ciudadanía en Córdoba. “Eso no
significa que se tiene que producir de acuerdo a los códigos de este
modelo basado siempre en el beneficio económico, más que en
responder a determinadas necesidades de la población y generar modos
sanos, y equilibrados de producción”, explica y agrega: “No hay
que destruir lo que en realidad está dando oportunidad de producir”.
Una
estructura que no termina en el suelo
El
imaginario social muchas veces plantea que el bosque está solo
representado por árboles, pero una cuestión importante a resaltar
es que en realidad se trata de una estructura compleja, no es solo de
árboles. Este punto no es menor a la hora de definir lo que se
entiende por bosque nativo, sobre todo si se piensa cómo se define
el mismo en las leyes sancionadas para su protección.
“Si
uno define que en un bosque nativo solo se tiene que proteger
árboles, eso deja fuera de la ley o desprotegidos, un montón de
otras estructuras que también son importantes para el funcionamiento
de los ecosistemas”, dice a este medio, el científico Lisandro
Agost, que trabaja en el Centro de Ecología y Recursos Naturales
Renovables dependiente de la UNC y estudió durante años, el cambio
de cobertura arbórea de Córdoba.
Si
bien se piensa que los bosques nativos están constituidos solo por
árboles, por ejemplo, en la Pampa de Achala que está formada por
pastizales de altura, eso también parte de una cobertura boscosa
nativa. “Un bosque está constituido por muchos estratos, están
los árboles, arbustos, las enredaderas, las herbáceas, los pastos,
y después tenés toda la estructura que está por debajo, un bosque
no termina en el suelo, es decir, donde empieza a surgir la
vegetación sino que por debajo del suelo están las raíces, y una
cantidad de microorganismos constituyen también parte de un bosque
nativo”, explica Agost.
Es
por ello que si uno hace un corte de suelo en un monocultivo de soja,
probablemente, encuentre muchos menos biodiversidad en las capas de
tierra, en cambio "en un bosque nativo, los árboles pueden
tener raíces tres veces más largas de lo que se ve por arriba, es
decir, si un árbol tiene cinco metros, las raíces pueden llegar
hasta más de 15 metros y conectarse en distancias muy grandes”,
dice el investigador.
Tener
claro este punto, hace cambiar la percepción de lo que se tiene que
preservar en el territorio.
Sin
implementación, no hay bosque nativo
La
pérdida de los servicios ecosistémicos que prestan los bosques
nativos a la sociedad, fue motivo de preocupación a nivel
internacional desde los años setenta, por lo que la conservación y
enriquecimiento de los bosques está incluida en la agenda ambiental
internacional desde hace cinco décadas y ahora vuelve a alzar la voz bajo los planteos de miles de jóvenes alrededor del mundo, que
demandan medidas concretas para atender la emergencia ambiental.
En
el 2007 se sancionó la ley nacional 26.331 “Presupuestos Mínimos
de Protección Ambiental de los Bosques Nativos” que fue
reglamentada en 2009. En 2010, con algunas controversias por su
alcance, Córdoba sancionó la ley 9.814 de Ordenamiento Territorial
de Bosques Nativos (OTBN) y su decreto reglamentario 170/2011.
Anteriormente,
la Ley provincial 9.219 de 2005 y el decreto 10/2005 prohibieron el
desmonte total dejando establecidos los términos de referencia para
las intervenciones en bosques nativos. A esto se suma la Ley
Agroforestal 10.467 y este año, la Unicameral provincial también le
hizo lugar a la Ley de Agricultura Familiar. Sin embargo, desde 1990,
Argentina es uno de los diez países que más desmontes sufrió a
nivel mundial hasta el 2015: se perdieron 7,6 millones de hectáreas,
a razón de 300.000 hectáreas al año, según un informe de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO).
Juguetes
del capitalismo
“Queda
claro que la ley puede tener un discurso muy bonito, incluso si para
sancionarla hubo participación y voces de distintos sectores, que no
sucede muy seguido, pero es sabido que el capitalismo te da una
herramienta pero es al mismo tiempo un juguete vacío y tenemos que
estar atentos a no caer. La legislación actual a veces no se cumple
por omisión del Gobierno, eso es terrible y es así cómo muchos
colectivos llegan a judicializar la ausencia del Estado”, indica
Schneider y agrega que más allá de la barrera de financiamiento que
muchas veces argumenta el Estado, “hay una ausencia de esa
intención de que la agenda política sea cierta, respecto a la
política ambiental”.
“Hay
un desinterés porque no hay intención de poder regular lo que
significa la enorme presión que generan intereses económicos
particulares en estos ecosistemas. Y contra eso no hay financiamiento
que valga porque la Provincia puede recibir un montón de dinero y no
destinarlo para lo que tiene que hacer, sino que no tiene interés en
hacerlo”, explica el biólogo, para quien a la hora plantear
soluciones a la emergencia ambiental, no puede haber pocas voces que
se arroguen determinado conocimientos y visión particular de las
medidas que hay que implementar.
“Tiene que haber procesos de trabajo en el territorio, no solo de diagnóstico sino a nivel de decisión donde se den estas
participaciones en función de tener en claro que en otras escalas
están ocurriendo cosas similares y la sumatoria de problemáticas y
necesidades hace que el panorama sea bastante crítico, duro a nivel
de lo que significa la crisis ambiental”, puntualiza Schneider.
En
esa línea, Lisandro Agost, aporta que la irreversibilidad respecto a
la situación de los bosques nativos, tiene que ver con que las
políticas de Estado tengan un control constante y continuo para
decidir que ciertas áreas sean de agricultura o de urbanización y
los bosques sean protegidos, y ciertas zonas sean restauradas.
“Si
hay predisposición, tiempo, inversión estatal, y se fomentan las
investigaciones, se puede volver a un punto de reversibilidad del
estado actual de la provincia”, dice y amplía: “Poniendo en
perspectiva, en Córdoba tenemos menos del 3 % de bosque nativo
-considerando que desde los últimos registros, el desmonte avaza- y
eso es una situación crítica frente a un contexto mundial de cambio
climático global”.
Fuente:
Miriam Campos, Emergencia Forestal: Córdoba ya perdió más del 95% de su bosque nativo, 1 octubre 2019, La NUEVA Mañana. Consultado 1 octubre 2019.
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