La
basílica de San Marcos esquiva "el apocalipsis", según su
responsable, mientras el museo de arte moderno sufre un incendio y la
Bienal cierra al público.
En
medio de las olas, San Marcos respira aliviada. Dicen que, de
momento, la iglesia se ha salvado, aunque por un pelo. "Hemos
estado a un solo paso del apocalipsis", ha asegurado esta mañana
Pierpaolo Campostrini, procurador responsable de la basílica, a la
agencia Ansa. Más allá de su gusto por la poesía, la declaración
evidencia sobre todo el riesgo que afronta el monumento más conocido
de Venecia, afectado en las últimas horas, como toda la ciudad y sus
habitantes, por el peor aluvión desde 1966. "El agua entró en la basílica, alagó el pavimiento y, al romper las ventanas, pasó a
la cripta y la sumergió. El peligro principal no tiene que ver tanto
con lo que se encuentra en su interior, sino más bien con que la
marea podría haber creado problemas de estabilidad a las columnas
que sostienen San Marcos", ha agregado Campostrini.
El
29 de octubre del año pasado, después de que la marea alcanzara
niveles de 148 y 156 centímetros por encima del nivel del mar el
mismo día, Campostrini afirmó, como recoge Il Corriere de la Sera:
"Es como si San Marcos hubiera envejecido 20 años en 24 horas".
Cualquiera puede estimar la gravedad de la situación actual sabiendo
que, esta vez, las olas han tocado los 187 centímetros en la ciudad.
En el atrio de la iglesia, en concreto, la invasión de agua salada
ha llegado a alturas de 120 centímetros y ha entrado en contacto con
los mármoles y los mosaicos. "Son daños ocultos: el agua se
evapora y se marcha, pero la sal se queda dentro", ha explicado
el experto. Y ha aprovechado para volver a reclamar los, al menos,
2,7 millones de euros que pidió hace un año al Gobierno italiano.
El pasado abril, una intervención mejoró la resistencia de la
basílica ante la amenaza del agua pero, ante una marea tan alta y
violenta, no ha bastado.
Aunque
las principales preocupaciones artísticas se centran en San Marcos,
hay más sedes culturales y monumentos en peligro, también por las
fuertes y repetidas ráfagas de viento. "Es imposible por ahora
cuantificar los daños al patrimonio de Venecia, pero la situación
es extremadamente compleja y preocupante", ha declarado Salvo
Nastasi, secretario general del Ministerio de Bienes Culturales y
Turismo. El agua venció, por ejemplo, la resistencia de La
Partigiana, que yacía justo en una orilla, cerca de los jardines de
la Bienal. Se opuso a la furia del fascismo, pero no ha podido con el
ímpetu de las olas, que se han llevado literalmente por delante la
estatua de bronce que Augusto Murer realizó en 1961. La escultura
reproduce el cuerpo tumbado de una mujer fallecida con las manos
atadas, que homenajea a todas las luchadoras partisanas de Italia
durante la Segunda Guerra Mundial. “En su lugar ahora hay un
agujero y habrá que recuperarla en el agua”, informa Il Corriere
de la Sera.
En
la plaza de San Marcos, el palacio Ducal permanece cerrado este
miércoles, al igual que la colección Peggy Guggenheim de Venecia,
ubicada en el palacio Venier dei Leoni, en el Gran Canal. La razón,
como dice en su web, es evidente: "acqua alta". Así
suelen llamar los venecianos a las mareas más agresivas, como la que
hace 53 años alcanzó marcas históricas de 194 centímetros sobre el nivel del mar. Por la misma razón, la Bienal Internacional de
Arte ha avisado en su web de que tampoco abrirá su exposición al
público. La organización sí confirma algunos encuentros y
actividades paralelas.
El
museo de Ca’Pesaro, sede de la Galería Internacional de Arte
Moderno de la ciudad, ha sufrido un incendio que ya ha sido apagado,
aunque ha provocado el derrumbe parcial de un altillo en su planta
baja. El agua no ha afectado en cambio, según las primeras
informaciones, a la estructura y la sala principal del teatro de La
Fenice, aunque sí ha invadido sus áreas de servicio. La red
eléctrica ha quedado inutilizable y ha sido desactivada, al igual
que el sistema de protección contra incendios. El superintendente de
la Fundación Teatro La Fenice de Venecia, Fortunato Ortombina, ha
asegurado a Ansa: “Estamos trabajando para arreglar todo lo que
está inservible”. El responsable también ha informado de que se
han suspendido los ensayos de este miércoles de Don Carlo, la ópera
de Giuseppe Verdi con la que está previsto que se inaugure la
temporada lírica el próximo 24 de noviembre. Ortombina ha defendido
en todo caso que el teatro tiene ante sí un “reto”: mantener su
fecha de estreno. Contra vientos y mareas, de los de verdad.
El
proyecto de ingeniería que debía haber evitado la inundación
Un
sistema de esclusas estaba previsto en Venecia para 2016, pero no se
prevé que funcione antes de 2021.
El
rumor de fondo en Venecia en plena inundación es que tan importantes
como el cambio climático o los problemas naturales de la ciudad, han
sido la corrupción e incompetencia, que han impedido que la
infraestructura que debía evitar estos fenómenos esté en ya en
funcionamiento. El MOSE (Modulo Sperimentale Elettromeccanico) es una
obra de ingeniería compleja que separa la laguna de Venecia del mar
Adriático pensado para evitar las inundaciones en los momentos de
marea alta. Cuando la obra entre en funcionamiento -el mes de
noviembre tendría que haber sido clave para ello, pero los gestores
creen que no sucederá hasta 2021-, debería tener 78 esclusas
móviles de casi 300 toneladas y 60 metros de longitud instaladas en
las bocas del puerto de la laguna: Lido, Malamocco y Chiggia.
La
idea, criticada por algunos grupos de ambientalistas, es que durante
las mareas bajas las compuertas permanezcan abiertas en el fondo del
mar. De este modo se permite que continúe existiendo el movimiento
natural del agua con la laguna. Cuando la marea suba más del 1,1
metros sobre el nivel del mar, se inyecta aire en las compuertas, que
expulsa el agua que había en el interior; estas se levantan con una
inclinación de 45 grados y bloquean la entrada del líquido que
llega del Adriático a la laguna.
El
problema es que la obra, que tenía un coste de unos 7.000 millones
de euros y debía estar operativa en 2016, todavía no funciona, pese
a que se empezó a construir en 2003, bajo la presidencia del Consejo
de Ministros de Silvio Berlusconi. En 2014, el Consorcio Venecia
Nuova (concesionario del Ministerio de las Infraestructuras para los
trabajos) fue intervenido por el Gobierno. Varios de sus miembros
estaban envueltos en una investigación judicial por haber recibido
comisiones ilegales y haber llevado a cabo una gestión fraudulenta.
Desde entonces ha habido distintos comisarios al frente de la
infraestructura. Pero el tiempo empieza a agotarse: Venecia se hundió
el siglo pasado 23 centímetros y está previsto que se hunda ocho
centímetros en los próximos 20 años.
En
2018, el entonces comisario aseguró que se había completado más
del 93% de la infraestructura. Pero el diseño del sistema fue
pensado en los años ochenta para proteger a Venecia de las subidas
del agua de más de 110 centímetros, y empezaron a quedarse viejas y
a acumular óxido. El alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro, ha pedido
al Gobierno que se interese por la cuestión.
La
obra podría entrar en funcionamiento parcialmente, pero los
responsables han considerado que era demasiado arriesgado. Falta
asignar todavía unos 20 millones de euros anuales para el
mantenimiento.
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Fuentes:
El patrimonio de Venecia, en peligro por las inundaciones, 13 noviembre 2019, El País. Cosultado 13 noviembre 2019.
El proyecto de ingeniería que debía haber evitado la inundación, 13 noviembre 2019, El País. Cosultado 13 noviembre 2019.
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