Cuando
los bosques no son manejados adecuadamente pierden sus beneficios
ambientales y sociales, como el mantenimiento de la biodiversidad, la
regulación del clima y la supervivencia de las comunidades que los
habitan. Es fundamental conservarlos y cuidarlos de la degradación y
de la deforestación.
por
Sergio Federovisky
A
pesar de que desde el año 2007 existe en Argentina una norma de
alcance nacional que establece un alto nivel de protección, la Ley
No 26.331, más conocida como Ley de Bosques, el país tiene una de
las tasas más altas de deforestación en el mundo. Se estima que en
los últimos quince años se perdieron por año trescientas mil
hectáreas de bosques nativos, según datos de la Secretaria de
Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
Uno
de los puntos principales que establece la ley consiste en el
ordenamiento territorial de los bosques nativos, es decir que cada
provincia debe clasificar la zona boscosa en tres categorías de
conservación. Zona roja: áreas de muy alto valor de conservación,
que no deben transformarse por su valor de conectividad,
biodiversidad y protección de cuencas hídricas, que hacen
imprescindible mantener el bosque a perpetuidad. Zona amarilla: áreas
de mediano valor de conservación, que pueden ser sometidas a
aprovechamiento sostenible, ecoturismo, e investigación científica.
Zona verde: áreas de bajo valor de conservación, que pueden ser
transformadas en forma parcial o total.
Desde
el año 2015 la Secretaria de Ambiente de la Nación lleva adelante
el Segundo Inventario Nacional de Bosques Nativos (INBN2) cuyo
objetivo es actualizar toda la información sobre la ubicación, la
extensión y las especies de árboles que conforman los bosques. A la
fecha el censo está avanzado en un 78 %, con 3247 parcelas relevadas
en las veintitrés provincias. Los datos que fueron consignados, en
un trabajo conjunto entre los técnicos ambientales y los pobladores
locales, son altura, diámetro, sanidad y cantidad de árboles, como
también la biodiversidad.
Para
la ingeniera forestal Laura Pinciroli, “la conservación solo se
logra involucrando a las personas que viven en y del bosque,
trabajando en conjunto de manera amigable y entrecruzando el
conocimiento técnico con el saber de las comunidades”.
Para
aquellos propietarios de tierras que poseen áreas de bosque
resguardado, la ley creó el Fondo Nacional para la Conservación de
los Bosques Nativos. El 70 % de ese fondo es para compensar
económicamente a los dueños por mantener el bosque, con un aporte
no reintegrable, que se paga por hectárea y por año. El propietario
asume la obligación de realizar un plan de manejo y conservación
que es revisada y aprobada por la cartera de ambiente de cada
provincia.
“Ecoportal
de Piedra”, es una reserva natural privada de setecientas setenta y
seis hectáreas, con áreas rojas y amarillas, ubicada en Villamonte,
Jujuy. Los propietarios de esta finca recibieron el monto que prevé
la ley como parte del plan de conservación para que el bosque siga
cumpliendo su función de regulación, de conectividad y de absorción
de dióxido de carbono. Con el dinero alambraron parcelas para evitar
el ingreso de ganado, mejoraron las cabañas y senderos para recibir
a los turistas, y apoyan en forma permanente la investigación
científica y las actividades educativas.
El
ecoturismo es la forma en que esta reserva se sustenta hoy en día.
Realizan tours fotográficos, cabalgatas, senderismo y avistaje de
aves en la yunga jujeña. Y si el turista está atento y con los
binoculares bien puestos quizás pueda descubrir el único nido
conocido de Halcón Negro Grande en Argentina, un ave en peligro de
extinción.
Fuente:
Sergio Federovisky, Conservar los bosques es perpetuar para las generaciones futuras recursos de vida y de sustentabilidad, 3 noviembre 2019. Consultado 8 noviembre 2019.
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