Desertificación,
privatización del agua, contaminación, incendios forestales: el
panorama medioambiental en Chile preocupa, y plantea muchos problemas
que resolver, en especial, de cara a la COP25 en Santiago de Chile.
por
Judit Alonso
Las
manifestaciones en Santiago de Chile, sede de la próxima cumbre
sobre el clima (COP25), han llevado a que algunas voces pidieran la
cancelación del evento, que debía servir para lucir sus avances
medioambientales. “ONU Cambio Climático ha recibido garantías de
que el gobierno de Chile ha tomado medidas internas para restaurar el
orden en Santiago y otras partes del país, y confiamos en una
resolución rápida y pacífica”, aseguraron a DW fuentes de la
organización internacional. Por este motivo, “continuamos con
nuestra planificación para la COP25 con la prioridad de garantizar
la seguridad de todos los participantes”, agregaron.
No
obstante, desde la Sociedad Civil por la Acción Climática, una
plataforma de organizaciones no gubernamentales chilenas, se hizo un
llamado a la comunidad internacional, subrayando que la cumbre de
Naciones Unidas no se puede celebrar en un país donde se vulneran
los derechos humanos y apuestan a que se lleve a cabo "pero en
contexto de democracia plena y condena a las violaciones de derechos
humanos". Asimismo, consideran que la “crisis social” en la
que está inmersa el país, “también es medioambiental” y
recuerdan varias cuestiones pendientes de resolver:
Cuando
respirar mata
Uno
de los mayores problemas medioambientales de Chile es la
contaminación atmosférica que se concentran en las denominadas
‘zonas de sacrificio’. “Este término se emplea para reflejar
aquellos lugares donde se concentra una gran cantidad de empresas
contaminantes que vulneran la vida de las comunidades y contaminan
los territorios”, explicó a DW Rodrigo Mundaca, del Movimiento de
Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medio
Ambiente (Modatima). Así apuntó a las comunas de Iquique,
Tocopilla, Mejillones, Huasco, Puchuncaví y Coronel, “donde se
concentran las 28 termoeléctricas a carbón, responsables del 90 %
de las emisiones de dióxido de carbono” de Chile.
En
estos lugares, sus habitantes, “viven bajo niveles de contaminación
que superan las normas, y los datos oficiales de salud muestran
niveles de mortalidad 70 % mayores que la media nacional” dijo a
DW, por su parte, Sara Larraín, directora ejecutiva de Chile
Sustentable.
Descarbonización,
un largo recorrido
Una
acción que podría terminar con dicho problema es el acuerdo de
descarbonización, que se presentó el pasado mes de junio, en el que
el gobierno chileno se comprometió a retirar de todas las plantas de
generación a carbón hasta 2040 y a convertirse en país
carbono-neutral para 2050. “El acuerdo definió también un primer
cronograma de cese del primer set de las ocho centrales más antiguas
en 2024, que equivalen a 1.047 MW. El cierre total de las operaciones
de las centrales a carbón hasta 2040, 28 centrales en total,
implicará una reducción de cerca de un 30 % de las emisiones
totales de gases de efecto invernadero en nuestro país”, declaró
a DW Juan Carlos Jobet, ministro de Energía de Chile.
Aunque
el gobierno prevé cerrarlas, el plan de descarbonización plantea
una figura llamada 'Estado de Reserva Estratégica', "de manera
que a las centrales se les pagará 60 % del actual pago por estar
apagadas, pero disponibles en un cierto tiempo, en caso de que ocurra
una emergencia que requiera su funcionamiento", dijo Larraín.
Por
otra parte, la dificultad recae en “la viabilidad de este
compromiso, pues el único cronograma que plantea el gobierno es en
el sector eléctrico, emisor de 41,5 % de las emisiones nacionales”,
consideró Larraín. Falta “un cronograma de descarbonizacion en el
sector del transporte, responsable de más del 31,3 % de las
emisiones del país”, añadió.
Agua,
un bien privado y escaso
“Chile
está violando el derecho humano al agua", subrayó, en
entrevista con DW, Ingrid Wehr, directora de la Fundación Heinrich
Böll Cono Sur. "En los años 80, el Estado chileno privatizó
el agua y regaló los derechos de agua a privados, que posteriormente
pueden vender y comprar agua mercados según los criterios de demanda
y oferta”, señaló.
Las
regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, 17 de 18 comunas rurales
de la región Metropolitana (Santiago), la región de O Higgins y la
región del Maule son las más afectadas por la falta de agua
potable, según manifiestan desde el Modatima. “Hoy son más de 3
millones de personas, particularmente, la población que vive en el
mundo rural, las que no acceden a agua potable”, denunció Mundaca.
“Tenemos 101 cuencas, un 80 % de ellas están agotadas, todo el
ciclo hidrológico se encuentra fracturado, y, por ende, esta
condición influye de manera evidente en la ausencia de
precipitaciones”, agregó el activista chileno.
A
ello se le suma el hecho de que el país avanza hacia un “proceso
de desertificación”, en el que corren riesgo los glaciares
chilenos, alertó la directora de la Fundación Heinrich Böll Cono
Sur. “Hubo varios escándalos recientemente donde ciudades enteras
se quedaron sin agua. En el caso de Osorno, por dos semanas”,
lamentó.
Bosques
comerciales y sequía, gasolina para incendios
Otra
consecuencia de la sequía es el aumento del riego de incendios.
“Este año, el gobierno ha debido decretar emergencia agrícola y
crisis hídrica en toda la zona centro sur, desde Coquimbo hasta el
Maule”, recordó Larraín, quien lamentó los incendios sucedidos a
inicios de 2017, que arrasaron más de 500.000 hectáreas, desde la
región de Santiago, hacia el sur.
Para
el activista chileno, las causas de esta situación se remontan al
año 1974, cuando entró en vigor el decreto Ley Forestal 701 “que
ha beneficiado a las principales fortunas del país, que, en su
conjunto, poseen más de 2 millones de hectáreas destinadas a pinos
y eucaliptus”. Al contrario que los árboles nativos, estas
especies exóticas “demandan enormes cantidades de agua, acidifican
los suelos y agotan las napas freáticas”, indica.
Por
este motivo, Ingrid Wehr criticó que, aunque el compromiso del
gobierno chileno en el marco del Acuerdo de París pretende
reforestar 100.000 hectáreas con arboles preferentemente nativos,
dicha propuesta “deja la puerta abierta para monocultivos”.
Acuerdo
de Escazú: derechos humanos a la espera
El
Acuerdo de Escazú fomenta el acceso a la información y a la
protección de los defensores ambientales en América Latina, un
hecho que para las organizaciones chilenas ahora es más necesario
que nunca. Y es que según ha experimentado el propio Mundaca, “en
Chile las y los que defienden los derechos humanos ambientales son
permanentemente perseguidos, censurados, criminalizados y, en algunos
casos, asesinados”.
No
obstante, para Wehr, “la decisión de no firmar el Acuerdo de
Escazú está relacionado con una actitud del Gobierno de Sebastián
Piñera de salir de acuerdos multilaterales que fortalecen los
derechos humanos”. Otro ejemplo de ello es la salida del Gobierno
chileno del Pacto de Migración.
(cp)
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Fuente:
Chile: la crisis social también es medioambiental, 29 octubre 2019, Deutsche Welle. Consultado 5 octubre 2019.
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