En
los países africanos, los habitantes gestionan cada vez más sus
bosques, pero sigue habiendo presión sobre el ecosistema, porque las
empresas apuestan por plantaciones de árboles rentables y no por la
diversidad.
por
Martina Schwikowski
Los
países africanos están luchando contra el cambio climático. Están
reforestando grandes áreas de bosques. En el este, Etiopía
probablemente estableció un récord mundial en julio: plantaron allí
hasta 350 millones de árboles en un día. En el centro del
continente, Gabón es uno de los primeros países africanos a los que
se les paga desde el extranjero para proteger sus árboles: casi el
90 por ciento del territorio del país está cubierto de bosques.
Noruega se ha comprometido a pagar 150 millones de dólares a lo
largo de diez años para que permanezca así en el futuro.
En
Senegal, en el África occidental, la población local junto con la
organización WWF ha reforestado los bosques de manglares y ha
establecido normas para su uso sostenible. Los habitantes de la zona
y las autoridades patrullan ahora juntos por los bosques para vigilar
que se cumpla dicha normativa. En Zambia, en el sur, hay una serie de
proyectos que involucran particularmente a las comunidades locales en
la protección de sus bosques.
África
necesita sus bosques para prevenir la erosión, el cambio climático
y proteger a su flora y fauna. Pero el crecimiento de la población y
la necesidad de nuevos terrenos de cultivo están causando la
desaparición de cada vez más bosques. En Zambia, la tasa de
deforestación es tan alta que el país es uno de los mayores
productores de gases de efecto invernadero del mundo, porque el
dióxido de carbono, almacenado en los árboles, se libera debido a
la deforestación y aprovechamiento de la madera.
Donde
antes había bosque, ahora crece el maíz
Cada
año se talan alrededor de 300.000 hectáreas de bosque en Zambia,
sobre todo para producir carbón y explotar nuevos terrenos
agrícolas. En 2017, el Banco Mundial concedió apoyo económico al
país a través de un fondo de inversión climática por valor de 200
millones de dólares. El Gobierno ya está trabajando con numerosas
iniciativas, que luchan contra el cambio climático para reforestar
el país. Una de ellas es la organización belga de conservación de
la naturaleza WeForest, que opera en la provincia central de
Copperbelt en Zambia.
Allí,
en el distrito de Luanshya, las minas de cobre aseguraban, en el
pasado, los ingresos a la población. Pero la explotación de esa
materia prima se ha vuelto cada vez menos rentable y cerraron las
minas. Los antiguos mineros intentan ahora ser agricultores de maíz.
"Esta es una de las grandes razones que contribuye a la
deforestación del bosque", dice Matthias De Beenhouwer,
director de WeForest en Zambia. A esto se suma la producción de
carbón, que se utiliza para encender placas de cocción: "Esta
sigue siendo la mayor fuente de combustible en el África
subsahariana".
Plantar
árboles nativos
En
Zambia, WeForest ha estado intentando, desde 2014, reconectar a los
habitantes con sus bosques: "No podemos decirles que deben
cuidar sus bosques si no pueden recibir ningún ingreso", afirma
De Beenhouwer. WeForest está capacitando actualmente a 1.500
personas en diversos ámbitos, como la apicultura, el cultivo de las
setas y de frutas silvestres para que se ganen la vida. "Trabajamos
estrechamente con empresarios locales para incentivar las ventas de
los productos", dice el ecologista. También se están plantando
cada vez más árboles autóctonos, ya que muchos desaparecieron para
usarlos en minas o exportarlos a China.
WeForest
se ha fijado una meta: hasta 2022, las comunidades tendrán que hacer
su trabajo de forma independiente y cubrir los costos. Entonces
podrán dejar de recibir financiación del extranjero. "En el
pasado, había un plan que consistía en permitir a los bosques sólo
a visitantes, pero eso estaba destinado al fracaso. La comunidad
juega un papel clave en la conservación de los bosques", cree
De Beenhouwer. Y entretanto han tomado también conciencia de las
consecuencias del cambio climático.
Monocultivos
a favor del sector privado
Sin
embargo, no todas las reforestaciones son sostenibles. Rita Uwaka,
experta nigeriana de la organización ambientalista "Friends of
the Earth", subraya que las selvas vírgenes del continente han
sufrido mucho en los últimos años. "El bosque es nuestra
vida", dice Uwaka. "Pero desde hace algún tiempo, las
plantaciones industriales con una sola especie de árbol se
consideran como si fueran un bosque", añade. De ninguna manera
son sostenibles: los monocultivos dañaron a menudo la calidad del
suelo y se utilizaron principalmente para generar ganancias a
empresas privadas.
En
Nigeria, el bosque ancestral de los Ekuri es una de las últimas
selvas intactas. "La comunidad maneja 333.000 hectáreas con
éxito por sí sola, y los líderes de la comunidad local han
establecido pautas de uso. Aquellos que no las cumplan, serán
castigados", explica Uwaka.
"Las
compañías mineras han presionado a la comunidad para que les dé la
tierra, pero se mantienen firmes". Y con razón, dice Uwaka:
"Los bosques tienen diversos ecosistemas y apoyan las
necesidades de las personas. Es la mejor solución contra la
devastadora crisis climática que estamos experimentando",
añade.
(rmr/er)
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Fuente:
Martina Schwikowski, Protección climática en África: "El bosque es nuestra vida", 10 octubre 2019, Deutsche Welle.
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