NACIONES
UNIDAS, 25 oct 2019 (IPS) - “Nuestra exposición incesante a la
contaminación y otras fuentes de sustancias tóxicas plantea una
amenaza global para los derechos humanos, incluido nuestro derecho a
la salud reproductiva”, afirmó el jueves 24 el relator especial de
la ONU sobre sustancias y desechos peligrosos ante la Asamblea General.
Baskut
Tuncak explicó que cuando se ve a través de la lente de la salud
reproductiva e infantil, la importancia y la gravedad de prevenir la
exposición a sustancias tóxicas desde los primeros años de vida se
agudiza aún más.
“La
disminución de la fertilidad, incluida la disminución de la calidad
y cantidad de esperma, es solo una de las muchas tendencias
preocupantes de salud vinculadas a la exposición tóxica que
persiste porque los Estados no han priorizado realmente la prevención
de la exposición”, añadió.
Según
el experto, todos los Estados tienen obligaciones vinculantes de
derechos humanos que crean el deber de tomar medidas activas para
evitar la exposición a sustancias nocivas de individuos y
comunidades a sustancias tóxicas.
“No
obstante, personas y pueblos están expuestos a sabiendas a una
multitud de sustancias peligrosas que podrían evitarse. El alivio y
el remedio, en la medida limitada en que se materializa, a menudo es
insuficiente y demasiado tarde para quienes están expuestos”,
asegura Tuncak.
Los
Estados tienen el deber de evitar la exposición a los tóxicos en el
contexto de los derechos a la vida, la salud, la dignidad y la
integridad corporal. De acuerdo con el especialista, cada vez más se
demuestra que los llamados niveles de exposición seguros para muchas
sustancias tóxicas simplemente se presumen mientras para muchas
otras no existen.
Una
promesa falsa
El
relator advirtió de que “existe el peligro de que los derechos
humanos al agua potable, la alimentación y la vivienda adecuadas, el
aire limpio, un medio ambiente sano y un trabajo seguro y saludable,
entre otros, sean una promesa falsa y nunca se realizarán sin
esfuerzos concertados para hacer que la prevención de la exposición
sea una prioridad urgente”.
Tuncak
enfatizó que este cóctel tóxico de contaminación se calcula de
manera conservadora como la mayor fuente de muerte prematura en el
mundo. Ese cóctel es causa y, la vez, contribuye a una pandemia
silenciosa de enfermedades y discapacidades.
“Ya
no podemos ver el problema sustancia por sustancia, sino que debemos
abordar el efecto combinado de una multitud de exposiciones crónicas,
particularmente en aquellos que son más vulnerables, como los niños,
los trabajadores, los diferentes géneros y las personas que viven en
la pobreza”, resalta.
Graves
ejemplos de parálisis
El
relator habla de graves ejemplos de inacción ante los apremiantes
desafíos mundiales, como el ciclo de vida de la contaminación del
plástico, los pesticidas peligrosos, la contaminación atmosférica,
los productos químicos cuya inocuidad no está verificada en los
productos de consumo y la contaminación de los metales pesados en
los alimentos y el agua, entre otras preocupaciones actuales
relacionadas una multitud de impactos adversos para la salud.
“Mientras
que las exposiciones tóxicas erosionan, abusan y violan silenciosa e
invisiblemente los derechos al aire, el agua, la comida y los lugares
de trabajo seguros de miles de millones, particularmente de niños y
otros grupos susceptibles, los Estados están encerrados en debates
de años o décadas sobre lo que debería ser considerado limpio,
saludable o adecuado”, afirma Tuncak.
Los
Estados deben cumplir con su deber de proteger los derechos humanos
de la contaminación y otras sustancias peligrosas. Y, la única
forma de proteger estos derechos humanos para todos y proporcionar un
remedio verdaderamente efectivo es evitar la exposición, concluye.
Este
artículo fue publicado originalmente por ONU Noticias.
RV:
EG
Fuente:
Otra crisis que puede extinguirnos: la contaminación con sustancias tóxicas, 25 octubre 2019, Inter Press Service. Consultado 29 octubre 2019.
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