Incluye
las áreas cercanas a escuelas rurales y centros urbanos. El
pronunciamiento de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas
(FeArCA), que reúne a 1200 areroaplicadores, es novedoso. Se da en
medio de una series de fallos judiciales que ponen un freno al modelo
productivo actual.
por
Nahuel Lag
"No
aplicar en forma aérea glifosato en cercanías de zonas sensibles,
zonas de amortiguamiento, escuelas rurales y centros urbanos".
La recomendación podría ser una cita de las leyes provinciales y
ordenanzas municipales que a lo largo del país prohíben o
restringen la aplicación del químico más utilizado por el sector
agroexportador o de los recientes fallos judiciales, que se expresan
en el mismo sentido, pero es parte de un comunicado la Federación
Argentina de Cámaras Agroaéreas (FeArCA), que reúne a 1200
areroaplicadores de todo el país, último eslabón de la cadena del
modelo transgénico.
Desde
los espacios que denuncian el modelo agrotóxico e impulsan la
transición a la agroecología valoraron el reconocimiento hecho por
Fearca como parte de una conyuntura en la que las denuncias de las
asambleas ciudadanas y parte de la comunidad científica sobre los
efectos en la salud y el medio ambiente comienzan a cristalizarse en
reiterados fallos judiciales que ponen un freno al modelo productivo actual y hasta en expresiones públicas de personas como Marcelo Tinelli.
Los
conceptos aparecidos en el comunicado de FeArCa significan una
novedad para una entidad que integra y reivindica la llamada Red de
Buenas Prácticas Agrícolas -espacio de legitimación al actual
modelo productivo, que reúne a las asociaciones y cámaras
agrocomerciales- al sostener en el "fundamento en el principio
precautorio que resguarda el Medio Ambiente y la Salud Pública",
presente en los fallos judiciales, la recomendación para los
responsables de fumigar con agroquímicos los campos de soja. De
cumplirse al pie de la letra con ese principio de la Ley de Ambiente,
las fumigaciones deberían cesar de inmediato.
"Nos
empujó a hacerlo la revisión de los fallos judiciales y
glifosato">ordenanzas municipales", reconoció el
vicepresidente de FeArCa, Diego Martínez, en diálogo con Página/12,
aunque sinceró: "No tenemos nada contra el glifosato en
particular, si lo aprueba a Senasa, nosotros lo aplicamos; pero
seamos más cautos porque es por lo que nos están prohibiendo".
Ese
es el tono del comunicado de la federación, que, al tiempo que
reconoce de manera indirecta las ordenanzas y fallos que preservan la
salud por sobre el modelo productivo dominante, interpela al Senasa
-"única autoridad con capacidad de prohibir este y/o cualquier
otro principio activo que de comercialice en Argentina"- y a los
"productores, asesores agronómicos y aplicadores terrestres"
en defensa de su sector: "la opinión pública interpreta que
son los pilotos quienes deciden el uso de los principios activos y
las condiciones de su aplicación".
"Hace
algunos años nos decían que éramos unos mentirosos y que los
agroquímicos eran como agua con sal, después dijeron que debían
aplicarse bien y ahora hablan de los principios precautorios para la
salud pública. Hay un reconocimiento en el daño que producen estos
productos, eso es muy bueno", valoró Damián Verzeñassi,
director del Instituto de Salud Socioambiental (InSSA) Facultad de
Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario e integrante de la
Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza
de América Latina (UCCSNAL).
Por
su parte, Daniela Dubois, integrante de la Red Federal de Docentes
por la Vida, consideró que el comunicado "es un cuestión de
coyuntura a partir de las ratificaciones de los últimos fallos judiciales, las prohibiciones de glifosato y el tuit de Marcelo
Tinelli, son una lavada de cara ante una toma de conciencia de la
sociedad". "La intención no es generar enfrentamiento
sino ir por un modelo de producción beneficioso para toda la
sociedad, no que minimice el uso de agrotóxicos sino que produzca
sin ellos", convocó la docente.
Deriva
de un modelo
El
comunicado expresa también un clara defensa sectorial frente a la
expectativa de estar "en conocimiento de que existen nuevos
proyectos de prohibición de la actividad". Aunque Martínez
sostuvo que la federación estará "muy atenta" a cumplir
con las normas provinciales y municipales -en las que varían los
niveles de restricción de fumigaciones-, fustigó que "donde se
prohíbe la aplicación solo es la aérea" y consideró que solo
se trata de "falta de información".
Las
restricciones a las fumigaciones que surgen de ordenanzas y fallos
judiciales oscilan entre los 1000 y 3000 metros y se deben a lo que
se conoce como "deriva", los restos agroquímicos que no
quedan en las plantaciones si no que vuelan hasta las escuelas y
poblados cercanos. Para Martínez eso se debe con "absoluta
seguridad a falta de información" e insistió en que "se
ha demostrado que la deriva tan mentada es totalmente controlable".
Uno
de los proyectos en debate está en Santa Fe, donde la Legislatura
provincial trata una reforma a la ley de agrotóxicos. En el
documento elaborado por el InSSA, dirigido por Verzeñassi, para los
legisladores tiene un punto específico "respecto de distancias
y deriva", en el que citan la publicación de la ingeniera
Susana Hang, en el que se sostiene que se deben considerar
"distancias superiores a los 4800 metros, que es la distancia
máxima que puede recorrer la gota más pequeña de una aplicación,
en condiciones climáticas óptimas".
En
otro apartado del documento enviado a los legisladores santafesinos,
el InSSA advierte que "equipos de investigadores pertenecientes
a diversas universidades públicas de nuestro país (...) hallaron
daño genético en agricultores y fumigadores y también en los niños
de localidades inmersas en los sitios de producción agroindustrial".
Cambiar
prácticas
"Jamás
fueron los aeroaplicadores enemigos, son tan víctimas como los
productores de un modelo que se instaló con la falacia de que sin
veneno no se puede producir", resaltó Verzeñassi y subrayó la
mención del Senasa en el comunicado de FeArCa: "No es ingenuo,
el problema lo tiene la autoridad que en la Argentina sigue diciendo
que se pueden utilizar más de 100 productos que están prohibidos en
el mundo, pero tampoco podemos hacer que no sabemos cuál es la
verdad".
Son
126 los plaguicidas considerados "altamente peligrosos", de
acuerdo a los criterios de la OMS, que en la Argentina están
habilitados, mientras que 107 de ellos están prohibidos en otros
países del mundo, según un estudio publicado por Javier Souza
Casadinho, docente de la Facultad de Agronomía y coordinador de la
Red de Acción en Plaguicidas de América Latina (Rapal). El reciente
fallo de la la Cámara Civil y Comercial Sala III de Paraná reparó
en ese aspecto al cuestionar la forma en la que el Senasa categoriza la peligrosidad de los agrotóxicos.
"Seríamos
los primeros en reclamarle a Senasa la aprobación de un producto que
tienen daños colaterales", sostuvo Martínez a este diario y
describió: "No podemos analizar cada uno de los casos que dice
alguien estar afectado, no tenemos la capacidad operativa. Tenemos
que confiar en SENASA porque, el día que desconfíemos, tenemos que
dejar de hacer el trabajo de aplicación".
"No
podemos seguir creyendo que los productos son inocuos ni tampoco que
le hacen daño solo a los maestros y niños de las escuelas rurales.
Los aeroplicadores también son víctimas porque manipulan sus
venenos. Salgamos jutnos a pedir una reconversión del modelo de
producción para que los trabajadores no queden fuera ni que no lo
hagan a expensas de su propia salud ni de la de sus vecinos",
convocó Verzeñassi.
Ante
la consulta, el vicepresidente de FeArCa sostuvo que "en los
últimos 40 años no hubo más que dos o tres casos de pilotos
intoxicados por algún accidente", pero reconoció que, a pesar
de los reiterados pedidos formales, la federación nunca pudo acceder
a los estudios médicos que el Insituto Nacional de Medicina
Aeronáutica (INMAE) les realizan a los pilotos año a año.
Buenas
prácticas
"Sabemos
que les pesa ser acusados de asesinos o ecogonocidas, ese dedo
acusador les impacta, lo deben sentir, y, por eso, señalan en
quienes aplican mal, dentro de la lógica de las buenas prácticas
agrícolas", analiza la integrante de la Red Federal de
Docentes por la Vida, con conocimiento por participar de mesas de
diálogo, convocadas por la Universidad de San Antonio de Areco, en
las que debaten con representantes del sector del agronegocio.
"Es
necesario tampoco hacer una cuestión moralizante y dar cuenta de que
es necesario cambiar el modelo productivo, la única buena práctica
que existe es la agroecologia. Con uso de agrotóxicos no hay buenas
prácticas" sentenció Dubois, continuadora de las luchas de
docentes rurales como Mariela Leiva y Ana Zabaloy, y ejemplifica
con el reciente caso de Exaltación de la Cruz, localidad en la que
se denunció una fumigación sobre una escuela rural a principio de
año y a partir del caso, el municipio restringió las fumigaciones e
inició un trabajo junto a la Red Nacional de Municipios y
Comunidades que Fomentan la Agroecología.
Fuente:
Nahuel Lag, Los pilotos que fumigan recomendaron no aplicar glifosato en zonas sensibles, 11 octubre 2019, Página/12. Consultado 12 octubre 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario